La enfermedad de los ‘ciervos zombies’ podría mutar y contagiar a humanos

Un nuevo estudio en monos incrementa la preocupación sobre el riesgo de que la desconocida enfermedad de la caquexia crónica, que está afectando al venado de diversos países, pueda contagiarse a las personas.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 21 nov 2018, 18:18 CET
Ciervos zombies
Fotografía de PxHere

Las manadas de ciervos, alces y renos de América del Norte se están viendo afectadas por la bautizada como enfermedad de los ciervos zombies, un trastorno que destruye gradualmente el sistema nervioso de los animales. La caquexia crónica (CWD por su nombre en inglés, Chronic Wasting Disease), ha sido descubierta ya en 23 estados de los Estados Unidos, así como en dos provincias de Canadá, Noruega, Finlandia y un pequeño número en Corea del Sur.

Debido a los trastornos neurogenerativos que provoca, los animales afectados pueden presentar diversos síntomas como descoordinación motora, pérdida de peso drástica, apatía y otras manifestaciones neurológicas.

El síndrome fue detectado por primera vez en animales en cautiverio en 1960, y en ciervos salvajes en 1981, pero desde el año 2000 el área afectada se ha incrementado hasta alcanzar diversos territorios, con una tasa de afectación de hasta un 79% en rebaños de animales cautivos.

A pesar de que en libertad la tasa se encuentra entre un 10% y un 25%, “es probable que las áreas afectadas continúen expandiéndose”, afirman los autores del estudio realizado por el Centro de Prevención y Control de Enfermedades del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).

Los priones, también causantes de las ‘vacas locas’

Con los estudios realizados hasta ahora, los científicos creen que la transmisión de este síndrome se produce a través de unas proteínas, llamadas priones, que se diseminan entre los animales a través de fluidos corporales, bien sea de forma directa o a través de la contaminación del suelo, el agua o los alimentos.

Las enfermedades priónicas o encefalopatías espongiformes transmisibles (EET) son una familia de trastornos neurogenerativos raros que afectan tanto a los animales como a los humanos, entre las que se encuentra la enfermedad de las ‘vacas locas’.

Un bombero salva a un ciervo atrapado en el hielo
A este ciervo le costaba ponerse de pie sobre un lago helado y resbaladizo en la ciudad de Sunriver, Oregón. Pero el bombero Jeff "JJ" Johnston, que acudió al campo de golf Woodlands, tenía el equipo adecuado para ayudarlo. Un trineo de rescate extiende el peso sobre el hielo y permanece a flote sobre el agua. Empujando al ciervo con la parte frontal del trineo, el bombero lo llevó hasta la orilla. Fue un buen ejercicio para el equipo de rescate y un golpe de suerte para el ciervo.

Dieciocho años después de que este síndrome, que duró 8 años y afectó a más de 700 animales y 200 personas, hiciera saltar las alarmas en España, la teoría más aceptada es que “por razones que aún no se comprenden, la proteína priónica normal se transforma en una forma patógena (dañina) que daña el sistema nervioso central”, afirma un estudio del CDC.

Riesgo de contagio en humanos

Hasta la fecha, no se han reportado casos de infección por CWD en humanos. Sin embargo, diversos “estudios en animales sugieren que la CWD representa un riesgo para algunos tipos de primates no humanos, como los monos, que comen carne de animales infectados o entran en contacto con el cerebro o fluidos corporales de ciervos o alces infectados”. En base a estos estudios, surge la preocupación por un posible riesgo de contagio a humanos, según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades.

Según afirmaba Mark Zabel, director del Centro de Investigación Prion en la Universidad Estatal de Colorado, a la revista Live Science, hay motivos para sospechar que la enfermedad “puede estar evolucionando, y podría ser cuestión de tiempo antes de que un prión evolucione y sea capaz de infectar a un humano”.

Los científicos creen que la rápida propagación se debe en gran parte a la capacidad de esta proteína de permanecer en el ambiente, incluso tiempo después de que el animal portador haya fallecido.

En julio de 2017, los científicos presentaron un estudio en el que confirmaban la transmisión del CWD a monos alimentados con carne infectada, lo que hizo saltar las alarmas debido a que, además, muchos de los animales infectados utilizados en el estudio eran asintomáticos, es decir, presentaban un comportamiento normal a pesar de estar contagiados.

A pesar de que, hasta la fecha, no hay pruebas sólidas de aparición en las personas, los resultados que arrojan los estudios experimentales plantean que podría haber riesgo de contagio y alertan sobre la importancia de la prevención de las exposiciones humanas a la enfermedad.

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