Descubren el tiranosaurio rex más grande del mundo

Se estima que el dinosaurio, apodado Scotty, pesa más de 8,8 toneladas, más que un elefante adulto.

Por Michael Greshko
Publicado 27 mar 2019, 12:13 CET
Tiranosaurio rex
El espécimen de Tyrannosaurus rex descubierto en 1991, llamado Scotty, tenía un peso estimado de 8.845 kilos en vida, lo que lo convierte en el tiranosaurio rex más grande descubierto hasta la fecha.
Fotografía de Beth Zaiken, Royal Saskatchewan Museum

En 1991, se descubrió que un yacimiento fósil de Canadá albergaba el espécimen Tyrannosaurus rex más grande hallado hasta la fecha, un animal con un peso estimado de 8,845 kilos en vida, muy superior al de los elefantes modernos.

El dinosaurio, revelado la semana pasada en The Anatomical Record, consta de un esqueleto que está completo al 65 por ciento e incluye el cráneo y las caderas, así como parte de las costillas, los huesos de las patas y los huesos de la cola. El tiranosaurio, apodado «Scotty», era un anciano según los estándares de su especie, ya que alcanzó una edad aproximada de 28 años.

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Hace unos 68 millones de años, el paisaje canadiense en el que vivía Scotty era un paraíso costero subtropical, pero no estaba precisamente de vacaciones. Entre los restos del dinosaurio se halló una costilla rota y curada, una enorme protuberancia ósea que le crecía entre dos dientes —una señal de infección— y huesos de la cola rotos, quizá mutilados por el mordisco de otro tiranosaurio.

«No era una vida sencilla, ni siquiera para el rey de los dinosaurios depredadores, a juzgar por todas esas heridas», afirma Nizar Ibrahim, paleontólogo de la Universidad de Detroit Mercy que no participó en el estudio.

El hallazgo sugiere que es probable que los grandes dinosaurios depredadores fueran más grandes y ancianos de lo que los paleontólogos suponían basándose en los fósiles disponibles en la actualidad. Entre las especies conocidas, el T. rex es uno de los dinosaurios extintos mejor representados, con más de 20 individuos fósiles identificados.

«Conforme se descubran más especímenes de otros terópodos, encontraremos otros como Scotty: ejemplares muy grandes y ancianos», explica Scott Persons, líder del estudio e investigador posdoctoral en la Universidad de Alberta. «No me sorprendería que estos animales acabaran aumentando el rango de tamaño corporal, quizá hasta superponiéndose o sobrepasando incluso lo que sabemos del T. rex».

Huesos grandes

En realidad, los paleontólogos saben de Scotty desde 1991, cuando se excavaron sus huesos en un yacimiento de Saskatchewan, Canadá. Para celebrar el hallazgo de este T. rex, el equipo de trabajo quería brindar por la criatura. En aquel momento de la temporada de campo, lo único que tenían a mano para celebrar la ocasión era una botella de scotch (whisky), de ahí el apodo del animal.

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    Sin embargo, los científicos han tardado más de dos décadas en comprender del todo los restos de Scotty. Los enormes huesos del animal estaban incrustados en roca dura, lo que dificultó su extracción para estudiarlos. Pero una vez liberaron los huesos de Scotty, el equipo de Persons pudo reconstruir finalmente el tamaño y la edad del dinosaurio.

    Las secciones transversales de los huesos muestran que su estructura posee una robustez increíble, parecida a la de un T. rex diferente que habría muerto en torno a los 28 años. El fémur en particular aportó pruebas fundamentales del tamaño de Scotty.

    Mediante el estudio de animales vivos, los científicos han descubierto que, cuanto más ancho es el fémur de un animal, más peso suele soportar el hueso. El fémur de Scotty tenía un diámetro impresionante de 20 centímetros, lo que significa que las dos patas de Scotty podían soportar más de 8,8 toneladas, tonelada arriba, tonelada abajo. Cuando se aplicaron los mismos métodos a Sue, la famosa T. rex completa del Museo Field, se dedujo que dicho fósil soportaba unos 400 kilos menos.

    Esbeltos y robustos

    Con todo, este método de medición de huesos no es infalible. Por ejemplo, los animales no usan sus esqueletos de manera pasiva para sostener su peso, sino que los huesos también soportan las fuerzas del movimiento. Existen algunas pruebas de que los tiranosaurios podrían haber sido más rápidos y ágiles que otros grupos de dinosaurios depredadores, como los alosaurios. Quizá los huesos de las patas de los tiranosaurios eran más elaborados para soportar el estrés de correr, lo que significaría que es posible que los investigadores hubieran sobrestimado el peso real de Scotty.

    Además, la masa corporal es solo una forma de analizar el tamaño y no todos los dinosaurios depredadores tenían las mismas dimensiones. Los tiranosaurios como el T. rex parecen haber tenido complexiones más robustas, mientras que otras especies tenían cuerpos más esbeltos y largos. Esta variedad, según sostienen algunos investigadores, podría mantenerse dentro de la especie del T. rex, que incluye algunos especímenes más «esbeltos».

    Ninguna especie demuestra este enigma mejor que el Spinosaurus, un dinosaurio semiacuático que vivió en el actual norte de África hace casi 100 millones de años. El animal medía unos 15 metros de largo del hocico al final de la cola, una longitud mayor a la del T. rex. Pero a la hora de estimar el peso del Spinosaurus basándose el tamaño del fémur, observaron que solo pesaba 1,6 toneladas.

    En realidad, es casi seguro que el Spinosaurus pesaba más. Se cree que este dinosaurio pasaba gran parte de su vida en el agua, lo que haría que tuviera patas traseras más delgadas. Además, sus huesos eran mucho más densos que los de otras especies depredadoras, un rasgo que contribuye a mantener la flotabilidad en dinosaurios semiacuáticos vivos, como los pingüinos.

    «En cierto modo, el Spinosaurus rompe los esquemas», afirma Ibrahim, becado de National Geographic que redescubrió los restos del Spinosaurus. «Es un terópodo muy especializado con una ecología y un contexto medioambiental únicos, como un monstruo de río».

    Por ahora, Persons mantendrá las miras en tierra. Sigue estudiando los restos de Scotty con todo detalle, partiendo de las espectaculares crestas oculares y los «cuernos» a los lados del cráneo del tiranosaurio.

    «Todo el mundo habla de lo grande que es este ejemplar, pero en realidad, mi parte favorita del espécimen son los pequeños detalles, los pequeños fragmentos de rareza», afirma.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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