Conoce a los animales que sobreviven en condiciones desérticas extremas

Los desiertos cálidos, secos y yermos pueden parecer hostiles a la vida, pero muchas especies prosperan bajo el calor.

Por Natasha Daly
Publicado 24 may 2019, 14:04 CEST

Al parecer, hay muchas formas de lidiar con el implacable calor del desierto.

Las serpientes de cascabel, las liebres y muchos más mamíferos y reptiles que viven en el desierto son crepusculares, es decir, que son más activas al amanecer y al atardecer, y duermen durante las horas más cálidas del día. Otros animales del desierto, como los murciélagos y los zorros grises, son nocturnos; solo aparecen cuando anochece.

Para regular la temperatura, el aura gallipavo y el zopilote negro orinan sobre sus patas. Cuando se evapora el agua de la orina, las refresca. Las ratas canguro viven en profundas madrigueras subterráneas que sellan para que no entre el calor del mediodía y para reciclar la humedad de su propio aliento. Obtienen el agua que necesitan de las semillas que recogen y almacenan. Los monstruos de Gila almacenan agua en la vejiga, que a continuación pueden extraer durante veranos cálidos.

Los animales se han adaptado durante eones para encajar a la perfección en sus entornos naturales. Pero frente a otros hábitats —selvas, mares, pastizales—, el desierto parece muy hostil para la vida. Si los animales del desierto pasan tanto tiempo de sus vidas evitando el calor extremo para estar cómodos, plantea la pregunta de por qué viven en el desierto.

Pero la vida desértica no es tan diferente de la vida en otros hábitats, según explica Karla Moeller, fisióloga ecológica de la Universidad del Estado de Arizona, cuya investigación se centra en cómo sobreviven los animales en entornos extremos. Aunque nos parezca que los animales desérticos simplemente toleran su entorno, no es así en absoluto.

«No es que les resulte más difícil que a los peces que viven en el mar, necesariamente», explica Moeller. No importa si la especie ha ido al desierto o el desierto ha ido a ella, viven (y prosperan) allí porque se han adaptado para lograrlo. «No es como si estuvieran pendiendo de un hilo», afirma.

Según Moeller, es importante no proyectar nuestra experiencia del desierto en los animales. Aunque parezca que los animales del desierto intentan evitar el calor, muchos de los animales necesitan altas temperaturas para salir adelante. Si las trasladaras a lo que para nosotros es un entorno mucho más agradable, como un bosque templado, no les iría nada bien.

Por ejemplo, los monstruos de Gila prefieren temperaturas de unos 29 grados Celsius. Aunque las madrigueras subterráneas, como aquellas donde se refugian las ratas del desierto, no estén al sol, no son precisamente frescas. Pueden tener una temperatura de 30 grados Celsius.

Pero el delicado equilibrio de la vida en los hábitats desérticos está amenazado como consecuencia de la sequía prolongada y las temperaturas que aumentan a gran velocidad debido al cambio climático.

Cuando los animales se enfrentan a un problema en sus hábitats naturales, «tienen tres opciones: emigrar, expirar o evolucionar», explica Moeller.

Por ejemplo, en el parque nacional de Joshua Tree, California, el hábitat de las tortugas del desierto podría reducirse una media de un 88 por ciento si las temperaturas medias ascienden solo 2 grados Celsius. Estos animales, ya amenazados, tendrían que trasladarse a partes más altas de las montañas para mantener las temperaturas a las que están acostumbrados, lo que los arrojaría a un territorio más pequeño y desconocido con recursos alimenticios cada vez más escasos.

En esta galería podrás ver fotos de animales del desierto que viven en algunos de los lugares más cálidos del planeta.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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