Las arañas «cara de ogro» pueden oír, pero no tienen oídos

Estos arácnidos de ojos grandes utilizan unos órganos de sus patas para escuchar una gama muy diversa de sonidos, una capacidad que no se ha observado en otras arañas.

Por Liz Langley
Publicado 4 nov 2020, 12:50 CET

Las arañas «cara de ogro» tienen ocho ojos, pero los dos enormes orbes que miran hacia delante son el motivo del nombre del arácnido.

Fotografía de Jay Stafstrom

Es evidente que quienquiera que bautizara a las arañas cara de ogro (de la familia Deinopidae) estaba impresionado por sus ojos enormes y monstruosos, capaces de ver presas en la oscuridad.

Resulta que este arácnido nocturno es notable por otro sentido: el del oído. Un nuevo estudio afirma que la araña puede escuchar una gama sorprendente de sonidos desde más de dos metros de distancia gracias a unos órganos sensoriales que tiene en las patas.

Las arañas cara de ogro o lanzadoras de tela, autóctonas del sudeste de Estados Unidos, cazan colgándose de la vegetación y dando un salto hacia atrás para capturar a las presas voladoras en una red pegajosa.

Jay Stafstrom, investigador posdoctoral en neurobiología en la Universidad Cornell, sentía curiosidad por saber cómo estas arañas logran un hito tan ágil y organizó un experimento que consistía en tapar los ojos de las arañas con una pieza de silicona. Incluso con los ojos vendados, los depredadores eran capaces de atrapar insectos voladores, lo que sugiere que en realidad escuchan a sus presas.

Las arañas no tienen oídos en el sentido convencional. Pero cada vez más evidencias demuestran que algunas arañas —como las arañas saltadoras, las arañas pescadoras y, ahora, las arañas cara de ogro— pueden escuchar mediante receptores nerviosos en las patas. Los receptores funcionan como las orejas, captando ondas de sonido y comunicando los impulsos al cerebro. Ya se conoce la capacidad de las arañas de sentir las vibraciones de las presas que pasan por sus redes, pero no se considera escuchar.

Lo impresionante de las arañas cara de ogro es lo bien que oyen, señala Stafstrom, cuyo estudio se publicó en la revista Current Biology. Stafstrom descubrió que, a diferencia de algunas especies (como las arañas saltadoras) que no pueden escuchar sonidos de alta frecuencia, las arañas cara de ogro pueden detectar tanto los sonidos de baja frecuencia de los insectos al batir las alas como los trinos de alta frecuencia de las aves, sus depredadoras principales.

Según Sen Sivalinghem, biólogo sensorial de la Universidad de Toronto que no participó en el estudio, descubrir un sentido del oído tan avanzado en una criatura tan simple podría ayudar a los científicos a desentrañar cómo ha evolucionado.

«Comprender cómo se procesa la información sensorial en los cerebros de animales relativamente menos complejos con menos neuronas —y cómo esto afecta a los comportamientos y las decisiones de los organismos— proporcionará información sobre los procesos y los mecanismos de todos los cerebros», añade. «Incluidos los nuestros».

Sentido arácnido

Las arañas cara de ogro construyen una red pegajosa con seda y después atrapan a insectos voladores con «un giro hacia atrás rápido como una bala», según el estudio.

Fotografía de Jay Stafstrom

En su nuevo experimento de laboratorio, Stafstrom y sus colegas insertaron electrodos diminutos en los cerebros de las arañas y también en patas separadas del cuerpo, que pueden reaccionar a los sonidos hasta una hora después de haber sido cortadas. Los científicos sospechaban que también utilizaban los órganos metatarsianos —ubicados en el extremo de cada pata de la araña y responsables de sentir las vibraciones— para oír.

A continuación, los científicos reprodujeron sonidos de varios tonos desde una distancia de casi dos metros. Los valores de los electrodos revelaron que los cerebros y los órganos metatarsianos de las arañas se activaban cuando se exponían a sonidos de alta y baja frecuencia. Cuando los científicos inutilizaron los órganos metatarsianos de las arañas, estas no reaccionaron a los sonidos con tanta intensidad, lo que sugiere que los órganos actúan como la membrana del tímpano.

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    Para confirmar los hallazgos del laboratorio, el equipo también puso a prueba a las arañas en su hábitat natural de Gainesville, Florida, donde reprodujo los mismos sonidos a una distancia de dos metros por la noche.

    Los resultados fueron iguales: las arañas lanzaban sus redes cuando escuchaban bajas frecuencias, que imitaban el aleteo de los insectos, y se quedaban quietas cuando escuchaban sonidos de alta frecuencia, lo que indicaría que hay un depredador cerca. Los autores del estudio señalan que estas reacciones respaldaron el hallazgo de que las arañas oían y no solo reaccionaban a las vibraciones de la red.

    «Uno de los aspectos más emocionantes de este estudio es la combinación de experimentos conductuales con el trabajo en neurofisiología», afirma Sivalinghem.

    «Es muy difícil registrar la actividad cerebral de las arañas», añade, lo que significa que «sabemos muy poco sobre cómo se procesa la información sensorial y qué información es importante para las arañas. Pero estudios como este ayudan a llenar ese vacío».

    Mejoras tecnológicas

    Stafstrom sostiene que el descubrimiento podría propiciar mejoras en la tecnología de detección del sonido, como los micrófonos hipersensibles.

    Como las arañas cara de ogro han «evolucionado para ser unos ases en este comportamiento extraño, quizá podamos imitarlo de alguna forma», dice.

    Por ejemplo, él se imagina un micrófono arácnido o un altavoz inteligente con ocho «patas», cada una con un sensor, para «poder obtener un buen cálculo de la procedencia del sonido, la velocidad a la que llega y a dónde se dirige». Afirma que un dispositivo como ese resultaría útil para detectar una voz especifica entre un montón de personas charlando.

    «Creemos que hay una mina de oro de información oculta en estas arañas».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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