5 de diciembre de 2013
El ataque de un tiburón que acabó con la vida de un pescador en la costa de Maui es el octavo que tiene lugar en la zona y el decimotercero en aguas hawaianas en lo que va de año, más del triple que la media de los últimos 20 años de cuatro ataques anuales.
Patrick Briney, el pescador, ha sido víctima del segundo ataque mortal del año, después del ocurrido en agosto en el que falleció un alemán que practicaba esnórquel. Antes de 2013 no había habido ningún ataque fatal en Hawai desde 2004, por lo que no sorprende que estos datos hayan despertado la preocupación de los habitantes de la zona, que se preguntan si se trata de algo anormal o más bien de una nueva tendencia.
Yannis Papastamatiou, biólogo marino de la Universidad de St. Andrews (Escocia), afirma que es prácticamente imposible saber el motivo del aumento de los ataques.
«El problema es que las cifras son tan bajas que es muy difícil llevar a cabo un análisis estadístico», declara. «Podría deberse a cambios naturales o simplemente al azar».
El experto añade, además, que con sólo dos años de datos no es posible conocer con seguridad las razones, por lo que haría falta más tiempo para tratar de saber más (por ejemplo, durante los años 90 hubo un aumento de los ataques, y después se volvió a la normalidad).
Papastamatiou es el autor de un reciente estudio sobre conductas migratorias de los tiburones tigre en Hawai, durante el que descubrió una posible relación con los ataques, a pesar de que no era el objeto de su investigación.
«Descubrimos que los ataques aumentaban en octubre, cuando creemos que las hembras llegan de las islas hawaianas del noroeste para establecerse en las principales, posiblemente para tener a sus crías», comenta.
Efectivamente, datos del International Shark Attack File (ISAF) de la Universidad de Florida muestran que el mayor número de ataques en la zona tuvo lugar en octubre, noviembre y diciembre.
Sin embargo, Papastamatiou considera que es muy difícil saber si existe una relación entre ambos datos.
En cualquier caso, las posibilidades de sufrir un ataque de tiburón, en la región del mundo que sea, son extremadamente escasas (el ISAF calcula que son aproximadamente 1 entre 11 millones).
De media, entre 2001 y 2010 se produjeron 4 ó 5 ataques mortales al año en todo el mundo, sin embargo, y según los conservacionistas, mueren al año 100 millones de tiburones al año, esencialmente para saciar el apetito asiático por la sopa de tiburón.
Aún así, el ISAF afirma que el número de ataques comenzó a aumentar lentamente desde 1900, debido, según los expertos, a que cada vez hay mayor presencia humana en las aguas donde habitualmente se encuentran estos animales.
Los factores que pueden influir en los ataques varían de forma drástica a corto plazo, por lo que los expertos insisten en que estudiar los ataques a largo plazo ofrecería una imagen más clara del fondo del problema.