El Facebook de los rinocerontes: comunicarse a través de las heces

Por Redacción National Geographic
Rinoceronte blanco oliendo heces en Sudáfrica

12 de enero de 2017

Olvídate de las redes sociales: un nuevo estudio demuestra que los rinocerontes cotillean oliendo las heces de sus "aseos" comunitarios. 

Alrededor de una fogata, o de la máquina de café, no importa dónde, la gente siempre se ha reunido en torno a algo para compartir confidencias y noticias. Resulta que los rinocerontes blancos hacen exactamente lo mismo, aunque su lugar de reunión es una pila gigante de excrementos.

Un nuevo estudio ha concluido que las pistas químicas de las heces de los rinocerontes blancos proporcionan información sobre su edad, sexo y estado reproductivo a otros rinos que visitan la "letrina" comunitaria, también llamada muladar.

Como explica Courtney Marneweck, responsable del estudio y estudiante del doctorado en ecología por la Universidad de KwaZulu-Natal en Sudáfrica: “Para nosotros los excrementos son sólo desechos, pero en realidad para los animales es una buena forma de comunicarse. En ellos hay mucha información de la que nosotros no nos aprovechamos”.

Muchos animales detectan los químicos en la orina y las heces para recopilar información sobre qué les está ocurriendo a otros miembros de su especie. Por eso, por ejemplo, los perros siempre huelen las bocas de incendios.

Lo que diferencia a un rinoceronte de un perro policía es que los rinos defecan todos en el mismo sitio.

Hay más especies que sacan sus cotilleos de los mudalares – en especial los mamíferos que conviven en grandes grupos sociales como las gacelas, monos y conejos –, sin embargo este estudio es el primero que confirma este comportamiento en rinocerontes.

Heces falsas

Marneweck y sus compañeros monitorizaron por separado a más de 200 rinocerontes blancos de diferentes poblaciones en Sudáfrica y recogieron muestras de sus excrementos después de que visitasen sus mudalares. Esto les permitió rastrear qué animal en particular aportaba la muestra.

Encontrar los mudalares fue fácil, ya que los mamíferos pesados aplastan la hierba a su paso y no suelen alejarse grandes distancias cuando la naturaleza les llama. Además, midiendo 20 metros de ancho, los mudalares son “enormes y difíciles de perder”, explica Marneweck. (Sorprendentemente, añade, los mudalares no huelen mal: las heces de rinoceronte son en su mayoría hierba seca).

Los científicos analizaron la composición química de los desechos de rinoceronte y descubrieron que las heces de diferente sexo y edad – de animales jóvenes, machos dominantes y hembras en celo – portan diferente información química.

Después crearon heces falsas hechas de hierba y barro, y las rociaron con los compuestos que encontraron en los excrementos de los tres grupos mencionados anteriormente. Colocaron estas heces falsas en mudalares escogidos al azar y observaron cómo respondieron los machos dominantes ante ellas.

Según el estudio publicado el 11 de enero en las actas de la Royal Society B, los machos estaban más receptivos ante las heces que llevaban químicos de hembras en celo. Estos machos estuvieron más tiempo oliéndolas y fueron al mudelar más veces que otros ejemplares, además de defecar encima de las heces de laboratorio.

Esta manera de actuar demuestra que los machos estaban intentando sacar información de los químicos de las heces, cuenta Marneweck.

Pisándoles los talones

Los mudelares le proporcionan muchos beneficios a un grupo de animales, explica Madlen Ziege, una estudiante de doctorado de la Universidad de Frankfurt en Alemania.

“Es muy importante que todos los miembros del grupo sepan qué está pasando. Si sabes cómo está todo el mundo, no necesitas buscarles o pelear con ellos”, aclara.

También son útiles para comunicarse entre poblaciones de la misma especie. Según Ziege, muchos mudelares, por ejemplo, están situados en los límites del territorio del grupo en cuestión, y ayudan a reforzar sus fronteras.

De esta investigación se han sacado más que chistes sobre heces – la líder del estudio Marneweck cuenta que aprender la manera en la que los rinocerontes blancos se comunican podría ayudar a mantenerlos con vida.

Esta especie, catalogada casi como amenazada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus Recursos, está en peligro por la caza furtiva que no cesa

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