Los ctenóforos evolucionaron por separado

Por Redacción National Geographic
El nuevo estudio sugiere que los ctenóforos, como el de la imagen, evolucionaron de forma separada.

28 de mayo de 2014

Un grupo de científicos afirma que los ctenóforos desarrollaron un sistema nervioso único diferente al del resto de los animales.

«Es una paradoja. Estos animales tiene un sistema nervioso complejo, pero utilizan un lenguaje químico completamente distinto al de otros animales», explica Leonid Moroz, neurobiólogo de la Universidad de Florida (Estados Unidos) y autor principal del artículo publicado en Nature.

Moroz y sus compañeros llevan años estudiando los ctenóforos, y secuenciaron el genoma del Pleurobrachia bachei en 2007, que tiene 19 523 genes, más o menos el mismo número que se encuentra en el genoma humano.

Los expertos ampliaron su estudio con los genes de otras 10 especies (de las 150 especies de ctenóforos que se conocen) y los compararon con genes análogos de otros animales. Al estudiar aquellos relacionados con el sistema nervioso, descubrieron que algunos de los considerados esenciales para el desarrollo y función de las neuronas estaban ausentes en los ctenóforos.

Algunos de esos genes desaparecidos participan en la construcción de las neuronas en embriones. Las células de cualquier animal comienzan en el embrión como células madre, pareciéndose mucho entre ellas. Solo el desarrollo posterior hace que algunas cambien y se transformen en neuronas. Este proceso es muy parecido en humanos, moscas, babosas o cualquier otro animal con sistema nervioso.

Sin embargo, en el caso de los ctenóforos, al parecer los embriones desarrollan sus neuronas a partir de algo diferente que no se entiende todavía.

La naturaleza única de estos animales llevó a estos científicos a idear una nueva teoría sobre su evolución. Los primeros animales, según ésta, no tenían sistema nervioso en absoluto, sino que sus células podían percibir directamente el ambiente.

Millones de años después, esos receptores se convirtieron en la materia prima del sistema nervioso, pero su evolución, según Moroz, tomó dos caminos separados. Uno es el que llevó a los ctenóforos actuales, el otro a todos los demás animales con sistema nervioso, desde las medusas hasta nosotros.

De ser cierto, la separación tuvo que tener lugar hace mucho tiempo. Los fósiles más parecidos a los ctenóforos actuales tienen 550 millones de años, es decir, que representan algunos de los rastros más antiguos de vida animal. Sin embargo, el cómo sigue siendo controvertido. Para averiguarlo, Moroz y sus colegas analizaron las similitudes de ADN en diferentes especies. Según los autores, los ctenóforos pertenecen a un linaje propio que se separó del resto en la base del árbol evolutivo.

Fuera como fuera su evolución, lo que está claro es que los ctenóforos son animales extraños que merece la pena seguir estudiando. Según expertos no implicados en el nuevo estudio, son todavía más distintos del resto de lo que se pensaba.

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