Música para animales

Por Redacción National Geographic
El gato Tibby escucha un programa de radio en 1926

17 de marzo de 2015

La forma en la que los animales reaccionan ante la música «depende de lo que entendemos por música», explica Charles Snowdon, psicólogo estadounidense que estudia el comportamiento animal. La música humana, la pensada para nuestros oídos, tiene «efectos positivos en perros, elefantes y chimpancés, y negativos o inexistentes en gibones, babuinos, caballos y corderos». El experto ha descubierto que la mejor manera de estudiar el efecto de la música en animales es crear una específica para cada especie.

El último proyecto del equipo es Music for Cats cuyas canciones han sido creadas por el compositor David Teie y pensadas especialmente para felinos, cuyas vocalizaciones tienen más cambios de tono que las de los humanos o su música. El mix incluye ronroneos y el sonido de gatitos cuando maman de sus madres, aunque no se limita a este tipo de sonidos, según los autores es «música real con repeticiones y variaciones».

Para descubrir sus efectos, Snowdon y Megan Savage visitaron 47 hogares con gatos domésticos, a los que les pusieron cuatro muestras musicales: dos cortes de música clásica y dos de música para gatos. Los felinos respondieron más positivamente a estas últimas acercándose o frotándose con los altavoces antes que cuando sonaron los cortes clásicos, según ha recogido la revista Applied Animal Behavior. Esta música especial podría calmar a los gatos que se encuentran en refugios o que se quedan solos en casa.

Experimentos anteriores ya habían probado música para monos con los llamados tamarinos de cabeza blanca, naturales de América del Sur. El equipo de expertos descubrió que estos animales ignoraban la música normal, pero quisieron descubrir si había algún tipo que pudiera gustarles. 

«Descubrimos que las vocalizaciones de estos monos son tres octavas más altas que las del hombre o la música», explica Snowdon. Así que decidió llamar a Teie para que compusiera melodías inspiradas en los sonidos de tamarinos. Durante los experimentos, los animales se mostraron desconcertados ante la música humana y en cuanto a la compuesta especialmente para ellos, mostraron síntomas de ansiedad ante los sonidos más agitados y ante los más contenidos comían más y se quedaban quietos, ambos signos de calma y tranquilidad.

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