Un singular mamífero presuntamente extinto podría esconderse en Australia

El misterioso caso del equidna mal identificado

Por Redacción National Geographic
ENCUENTRAN UN SINGULAR MAMÍFERO

11 de enero de 2013
 

No hay animal más extraño ni difícil de encontrar que el equidna de hocico largo, un peculiar mamífero que pone huevos.

Los científicos creyeron durante mucho tiempo que este animal cuyo cuerpo está cubierto de púas, tiene un pene tetracapitado (con cuatro cabezas) y una única cavidad para reproducirse, poner huevos y expulsar excrementos, vivía solamente en Nueva Guinea. La población de 10.000 ejemplares está en grave peligro de extinción. Ahora hay pruebas de que el equidna, que se creía que se extinguió en Australia hace 10.000 años, vivía y se reproducía ahí a principios de 1900, y es posible que lo siga haciendo.

Estos datos son ofrecidos por el zoólogo Kristofer Helgen, del Instituto Smithsonian y explorador emergente de National Geographic. Helgen ha publicado su descubrimiento en ZooKeys, confirmando que la piel y cráneo encontrados en 1901 por el naturalista John T. Tunney en Australia pertenecen efectivamente al equidna de hocico largo, o zagloso occidental, Zaglossus bruijnii. El especimen, encontrado en la región de Kimberley, en Australia Occidental, fue erróneamente identificado durante años.

Helgen siente fascinación por este animal. Sólo ha visto tres en estado salvaje. «Los equidnas de hocico largo son muy difíciles de atrapar», comenta. «Son muy tímidos y suelen esconderse. Tienes mucha suerte si consigues ver uno, y suele ser por casualidad». De hecho, el azar jugó un papel importante en la identificación del ejemplar australiano. En 2009 visitó el Museo de Historia Natural de Londres para ver todos los equidnas posibles. Prestó mayor atención a aquellos con menor información, escogiendo uno de ellos.

«Tenía una etiqueta que reconocí enseguida. Cuando trabajas como zoólogo en museos te acostumbras a ellas y yo distinguí al instante la letra de John Tunney».

John Tunney fue un famoso naturalista de principios del siglo XX que recogía muestras para museos. Durante una expedición a Australia 1901 para la colección privada de Lord L. Walter Rothschild, se topó con un equidna de hocico largo. Aunque en sus notas identificó el lugar como Mt Anderson (W Kimberley) y calificó el ejemplar de Raro, Tunney dejó en blanco el espacio de identificación de la especie. Al volver a casa, el ejemplar fue enviado al museo de Perth para su identificación, regresando al museo Rothschild identificado como equidna de hocico corto.

Al observar el largo hocico del ejemplar, su tamaño y las tres uñas de sus extremidades, Helgen comprendió que debía tratarse de un equidna de hocico largo. El de hocico corto, que sigue viviendo en Australia en la actualidad, tiene cinco uñas, un hocico más pequeño y mide la mitad que el de hocico largo, que puede llegar a pesar 16 kilos.

Al estudiar la historia de esta especie, Helgen descubrió otra fascinante mente que también dio con el ejemplar. Oldfield Thomas fue sin duda el taxonomista experto en mamíferos más importante de la historia. Identificó y nombró aproximadamente uno de cada seis mamíferos conocidos hoy.

Thomas trabajaba en el Museo de Historia Natural de Londres cuando llegó el ejemplar de Tunney, identificado todavía por error como equidna de hocico corto. Thomas descubrió que se trataba en realidad de su especie hermana y separó el cráneo y algunos huesos de las extremidades de la piel para demostrar que se trataba de un ejemplar de equidna de hocico largo, algo tan inesperado entonces como lo es hoy.

Nadie sabe por qué Thomas no publicó esa información, y así quedó hasta que llegó Helgen 80 años después.

Cuando Helgen se convenció de que el ejemplar de hocico largo de Tunney provenía de Australia, se confió al científico Mark Eldridge, del Museo Australiano. Eldridge le contestó: «No eres el primero que sugiere que podría haber equidnas de hocico largo en Kimberley». James Kohen, coautor de la publicación de Helgen en ZooKeys, trabajó en la zona en 2001 y habló con mujeres aborígenes que afirmaron que «sus abuelas cazaban» grandes equidnas.

Se trata de «la primera prueba de la supervivencia en tiempos modernos de un equidna de hocico largo en Australia», declara Tim Flannery, catedrático de la Universidad Macquarie de Sídney. «Es un hallazgo muy importante que debería llevarnos a reevaluar la identificación de equidnas en el norte de Australia».

Helgen se muestra ligeramente optimista sobre la posibilidad de encontrar equidnas de hocico largo en Australia y espera llevar a cabo una expedición y hablar con las comunidades aborígenes.

Aunque existen pocas posibilidades, encontrar un equidna en estado salvaje «sería un maravilloso final para esta historia», concluye Helgen.

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