El nuevo coronavirus comparado con la gripe, el ébola y otros brotes

Comparar enfermedades exige un cálculo complejo. Estos gráficos explican por qué.

Por Nsikan Akpan, Kennedy Elliott
Publicado 10 feb 2020, 12:14 CET, Actualizado 22 abr 2021, 21:04 CEST

El nuevo coronavirus de Wuhan, China, ya se ha extendido a varios países del mundo y había infectado a 31 500 personas al cierre de esta edición. Pero con la aparición de este brote también surge una pregunta: ¿es este nuevo terror viral más o menos peligroso que otras enfermedades infecciosas?

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    Comparación de diferentes brotes.

    Cada gran epidemia incita a la reflexión, y por un buen motivo. Las autoridades sanitarias y los ciudadanos comunes establecen sus prioridades según los peligros generales que representan para el público. Esta semana, la Organización Mundial de la Salud ha anunciado que un plan de 675 millones de dólares para combatir el brote del nuevo coronavirus, que surgió hace apenas un mes. En cambio, la agencia recaudó un tercio de dicha suma entre sus socios internacionales para combatir la epidemia de ébola en África central, que lleva activa desde agosto de 2018.

    Comparar estas amenazas exige un cálculo complejo que tiene en cuenta factores como lo contagiosa que es la enfermedad, el número de víctimas y sus consecuencias más graves, o las ramificaciones socioeconómicas de bloquear una región.

    Incluso una comparación sencilla de las tasas de mortalidad puede presentar sus dificultades a la hora de determinar cuál es la peor enfermedad infecciosa. Por ejemplo, la gripe —ya sea la estacional o una cepa emergente como la H1N1— puede infectar a millones de personas, pero mata a una parte relativamente pequeña de sus casos, el 0,1 por ciento aproximadamente. Los coronavirus pandémicos —como el SARS, el MERS y la nueva cepa de Wuhan— son mucho más graves. El SARS mató a casi un 10 por ciento de sus casos, pero solo se confirmaron unas 8000 infecciones.

    Por el momento, el nuevo coronavirus ha sobrepasado al SARS en términos de infecciones documentadas y tiene una tasa de letalidad del 2 por ciento: en efecto, el coronavirus es 20 veces más letal que la gripe. Algunos científicos sostienen que el nuevo virus se extinguirá rápidamente, pero eso no es lo que pasó con el MERS, que ha seguido siendo endémico de Oriente Medio desde 2012.

    «En los dos últimos días, se han documentado menos infecciones en China. Es una buena noticia, pero por otra parte no recomendamos sacar demasiadas conclusiones de esto. La cifra podría volver a aumentar», declaró Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, el viernes en una sesión informativa.

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      Gráfico del nuevo coronavirus y el SARS.

      Por ello, lo preocupante es que si el nuevo coronavirus infecta a millones de personas, pueda resultar muy perjudicial. Esa preocupación se ve agravada por el hecho de que no existe ningún tratamiento específico para el nuevo coronavirus, a diferencia de la gripe, para la que contamos con una vacuna. Durante la rueda de prensa, Maria Van Kerkhove, epidemióloga de enfermedades infecciosas que abordó la crisis de MERS y líder técnica del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, añadió que se espera finalizar un ensayo en humanos con un remedio antiviral llamado lopinavir-ritonavir dentro de un mes. La combinación de medicamentos se ha usado en el pasado para combatir el VIH.

      Entretanto, es demasiado pronto para determinar cuál será el alcance del coronavirus. Por eso se insiste tanto en las cuarentenas y en restringir el desplazamiento de personas infectadas.

      Por draconiano o anticuado que parezca, la cuarentena sigue siendo una de las formas más útiles de controlar los brotes. La OMS atribuye a las cuarentenas y al aislamiento la contención última del brote de SARS. Y como el coronavirus (al igual que la gripe) se propaga mediante el contacto cercano y en distancias cortas, la separación física tiene sentido hasta cierto punto.

      El tipo de cuarentena también dicta su utilidad. Hay investigaciones que demuestran que las cuarentenas hospitalarias pueden ser rentables, pero las cuarentenas domésticas, el distanciamiento social y las restricciones de viaje tienen un alto precio, ya que afectan al comercio incluso en países con ingresos bajos o medios. Según el Wall Street Journal, China perdió más de 50 000 millones de euros en productividad durante el brote de H1N1 de 2009 y más de 36 500 millones de euros durante el brote de SARS. Las medidas más severas de control de infecciones también dificultan medir la carga de morbilidad y las consecuencias generales, por ejemplo, si se impide que la gente visite los hospitales.

      Van Kerkhove insistió en la prevención de la transmisión entre humanos y la identificación temprana y el aislamiento de los pacientes como prioridades para el nuevo coronavirus. Añadió que el estándar de atención actual depende de la gravedad de los casos individuales, pero los casos más graves exigen tratamientos optimizados en hospitales como terapia con oxígeno, ventilación mecánica y reanimación.

      «La comunidad internacional de gestión clínica se reunirá para debatir las necesidades de investigación para atender mejor a los pacientes infectados con el nuevo coronavirus. Es importante que la OMS colabore con sus socios y con todos ustedes para garantizar un estándar de atención al nivel hospitalario», dijo Van Kerkhove sobre una sesión programada para esta semana.

      Fuentes: OMS, CDC, PAHO
      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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