Nuevos dientes fosilizados respaldan la hipótesis de que el Spinosaurus era un depredador acuático

El hallazgo de nuevos fósiles en el desierto marroquí sugiere que el inmenso depredador pasaba gran parte del tiempo en el agua.

Por Michael Greshko
Publicado 24 sept 2020, 10:23 CEST

Recientes descubrimientos revolucionarios en Marruecos aportan pruebas de que el Spinosaurus pasaba gran parte de su vida en el agua. Ahora, un nuevo estudio desvela que los dientes del dinosaurio también abundaban en los antiguos sedimentos fluviales, lo que sugiere que pasaba la vida nadando e incluso cazando en ríos prehistóricos.

Fotografía de Jason Treat, REDACCIÓN NG; MESA SCHUMACHER. ARTE: DAVIDE BONADONNA NIZAR IBRAHIM, UNIVERSIDAD DE DETROIT MERCY

Hace más de 95 millones de años, el actual Sáhara marroquí estaba cubierto de un gran sistema fluvial. Allí vivía uno de los «monstruos» de río más insólitos que conoce la ciencia: el dinosaurio depredador Spinosaurus. Esta bestia podía alcanzar 15 metros de largo y siete toneladas de peso, más larga que cualquier Tyrannosaurus rex adulto, y tenía un hocico alargado similar al de los cocodrilos plagado de dientes cónicos y afilados.

Ahora, el equipo de paleontólogos que estudian estos sedimentos antiguos ha hallado una gran cantidad de esos dientes cónicos en dos yacimientos del sudeste de Marruecos. En una capa de huesos, los dientes del Spinosaurus superan los de otros dinosaurios por una proporción de casi 150 a uno. Como las rocas se formaron en sedimentos fluviales, el descubrimiento quiere decir que el Spinosaurus perdía los dientes en el agua con mucha más frecuencia que otros dinosaurios que habitaban la región, lo que respalda la hipótesis de que el animal era un depredador acuático único.

«Con tal abundancia de dientes de Spinosaurus, es muy probable que este animal viviera principalmente dentro del río, no en sus orillas», afirma Thomas Beevor, autor principal del estudio y alumno de posgrado en la Universidad de Portsmouth, en el Reino Unido, en un comunicado de prensa.

El nuevo estudio —publicado recientemente en la revista Cretaceous Research— se basa en un trabajo anterior que sostiene que el Spinosaurus era un ávido nadador. Un estudio químico de 2010 desveló pruebas tentadoras de que el Spinosaurus y sus parientes pasaban gran parte del tiempo en el agua, igual que los cocodrilos y los hipopótamos modernos. Asimismo, los estudios de un esqueleto de Spinosaurus descubierto en Marruecos publicados este año y en 2014 desvelaron evidencias de rasgos observados en otros animales nadadores, como una cola en forma de remo con la que el dinosaurio podría haberse propulsado por el agua.

«Cuando estudias los huesos, es muy difícil entender cómo interactuaban estos animales con el ecosistema. Este estudio es importante porque analiza el propio ecosistema», afirma Matteo Fabbri, paleontólogo, candidato a doctor en Yale y coautor de los estudios óseos de 2014 y 2020 que no participó en el nuevo estudio.

La historia de la cola

El Spinosaurus es uno de los dinosaurios más inusuales hallados hasta la fecha: un depredador que era más largo que un T. rex adulto del hocico a la cola y que tenía una vela de dos metros de alto en la espalda.

Los paleontólogos han tenido dificultades para entender la anatomía de esta criatura porque los primeros fósiles del animal, descubiertos en Egipto en la década de 1910, quedaron destruidos en un bombardeo en la Segunda Guerra Mundial.

En las décadas posteriores se han hallado especies hermanas del Spinosaurus en varios lugares del mundo, como en Asia, Sudamérica, Europa y otras partes de África. Los cráneos cocodrilianos de los animales apuntan a que poseían una capacidad similar para atrapar presas rápidas, como peces. Asimismo, una especie hermana del Spinosaurus descubierta en 1983 se conservó con escamas de pez en la caja torácica, una evidencia que sugería —pero no demostraba— que los depredadores se alimentaban de peces, igual que los pterosaurios y los dinosaurios más pequeños.

En las décadas posteriores a estos descubrimientos, el grupo de los denominados espinosáuridos ha destacado por su insólita anatomía «que imita a los cocodrilos». Pero por raros que sean los espinosáuridos como grupo, el misterioso Spinosaurus sigue perteneciendo a una clase propia.

En 2014, un grupo de investigadores dirigido por Nizar Ibrahim, explorador de National Geographic y coautor del nuevo estudio, anunció que un yacimiento de Marruecos preservaba un esqueleto de Spinosaurus muy completo. Los nuevos huesos revelaron que las extremidades traseras eran muy cortas respecto a las delanteras y, como los hipopótamos y los pingüinos modernos, las paredes de los huesos eran muy gruesas y densas. Estas adaptaciones apuntan a un estilo de vida semiacuático.

Este abril salieron a la luz más evidencias del Spinosaurus como «monstruo de río» cuando el equipo de Ibrahim anunció que había descubierto la primera cola fosilizada de un Spinosaurus. A diferencia de las colas de casi cualquier otro dinosaurio relacionado, la del Spinosaurus parecía un remo. Las pruebas robóticas preliminares sugieren que la estructura de la cola habría impulsado al Spinosaurus por el agua con más eficacia que las colas de los dinosaurios terrestres relacionados.

El hallazgo de dientes fosilizados

Para examinar más los vínculos del Spinosaurus con el agua, Ibrahim y sus colegas peinaron dos yacimientos en octubre y noviembre de 2019 en el sudeste de Marruecos, cerca de la aldea de Tarda. Las rocas de la zona pertenecen a la formación de Kem Kem, un escarpe de 240 kilómetros de largo que contiene rocas formadas en un antiguo sistema fluvial que existió hace entre 95 millones y 100 millones de años.

Aunque los investigadores que trabajan en los lechos de Kem Kem esperaban descubrir esqueletos completos, hallar fósiles en esa zona es raro, ya que los ríos antiguos eran lugares bruscos. Casi todos los fósiles de Kem Kem eran o fragmentos de huesos aislados o dientes que los dinosaurios perdieron y remplazaron a lo largo de sus vidas, como los cocodrilos modernos.

Así habría nadado el Spinosaurus
Una recreación virtual de un dinosaurio Spinosaurus nadando en el mar.

Ambos yacimientos también han sido explotados por los lugareños en busca de fósiles que vender a los exportadores, distribuidores, coleccionistas e investigadores, un comercio artesanal que da trabajo a miles de personas en el sudeste de Marruecos.

El primer yacimiento había quedado abandonado antes de la llegada de los investigadores, pero aún albergaba grandes trozos de arenisca llenos de dientes y huesos, tantos que en 2019 se descubrieron 926 fósiles. El segundo yacimiento, a menos de kilómetro y medio, era una mina activa. Para obtener una muestra integral de los fósiles del yacimiento, el coautor del estudio David Martill, paleontólogo de la Universidad de Portsmouth, en el Reino Unido, compró 1261 fósiles que un excavador había hallado en la zona.

En el primer yacimiento, casi la mitad de los dientes fosilizados extraídos —y una sexta parte del total de fósiles del yacimiento— eran dientes de Spinosaurus. En el segundo yacimiento, más de dos de cada cinco fósiles de dientes extraídos pertenecían al Spinosaurus. En total, los dientes del Spinosaurus representaban casi un tercio de los fósiles de vertebrados del segundo yacimiento, un hallazgo muy insólito. «No conocemos ningún otro lugar donde se halla descubierto tal masa de dientes de dinosaurios en rocas que contienen huesos», afirma Martill en un comunicado.

Los siguientes «dientes» más comunes de los dos yacimientos no eran dientes, técnicamente; eran las escamas modificadas y similares a dientes que cubrían el hocico del antiguo pez sierra Onchopristis. Apenas había representación de dientes de dinosaurios que no fueran el Spinosaurus.

Un hábil nadador

Los investigadores reconocen que existe una alternativa a su teoría de un Spinosaurus nadador: en lugar de nadar, puede que el Spinosaurus atrapara peces desde la orilla del agua, vadeando a poca profundidad como una garza moderna, perdiendo dientes que caían al agua. Sin embargo, los científicos señalan que las aves zancudas suelen tener patas traseras desproporcionadamente largas, mientras que las del Spinosaurus marroquí eran cortas.

«Las proporciones de las extremidades traseras no solo son incompatibles con las de un animal zancudo, sino que sugieren que el Spinosaurus no estaba tan bien adaptado a vadear como forma de vida como [casi] cualquier otro terópodo no aviar», escribe el autor del estudio. Más bien, sostienen que la explicación más viable es que el Spinosaurus nadaba en los ríos de Kem Kem y perdía los dientes mientras nadaba y cazaba en el agua.

Seguramente se encontrarán más fósiles en las rocas de Kem Kem y estos dientes no serán la última palabra sobre el cautivador Spinosaurus. Pero, por ahora, los datos son compatibles con una imagen provocadora del pasado distante: un enorme dinosaurio cocodriliano que nadaba por los ríos donde ahora se encuentra el Sáhara.

A Fabbri le entusiasman los hallazgos del nuevo estudio: más evidencias que concuerdan con la idea de que el Spinosaurus era un monstruo acuático. «La ciencia se autocorrige continuamente», afirma. «¡Pero también es genial tener la buena noticia de que estábamos en lo cierto!».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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