¿Cómo afecta la variante Delta a la inmunidad de grupo frente al COVID-19?

La variante Delta ha puesto en jaque la gestión de la pandemia, enfrentándonos a un rápido contagio con mayor carga viral mientras España alcanza el 70% de población diana inmunizada.

Por Sanjay Mishra
Publicado 17 jun 2021, 13:26 CEST, Actualizado 23 ago 2021, 15:33 CEST
Un trabajador médico con equipo de protección

Un trabajador médico con equipo de protección pasa por una cabina de desinfección en la unidad COVID-19 del Hospital Mariinsky de San Petersburgo el 7 de julio de 2021. Rusia contabilizó más de 25 000 nuevos contagios diarios el 4 de julio de 2021, después de que el número de muertes estableciera un nuevo récord. La variante Delta, que es muy contagiosa, es el coronavirus dominante en Rusia.

Fotografía de Olga Maltseva, AFP VIA GETTY IMAGES

La variante Delta del coronavirus, detectada por primera vez en la India, ha alejado a España de la posibilidad de lograr la famosa inmunidad de grupo a finales de verano, ampliando además ese umbral de garantía de seguridad del 70% hasta el 90%, según afirmó la Organización Mundial de la Salud.

Aunque España ya cuenta con un 70% de la población diana – mayor de 12 años – vacunada con la pauta completa, según el último informe de vacunación del Ministerio de Sanidad, esta variante se ha unido a una disminución de las restricciones, un mayor contacto social debido al verano, una gran ola de contagios, sobre todo entre los más jóvenes.

“No nos hacemos una idea de lo que van a dar de sí todos estos elementos unidos a esta variante”, afirma el epidemiólogo Salvador Peiró a National Geographic. “Tenemos la Delta, tenemos un incremento enorme de los contactos, un incremento enorme de la población inmunizada vía vacunas y vía contagio natural. Esta mezcla no la hemos tenido antes y es muy difícil de predecir”.

Además, el vacunólogo y director de la Unidad de Investigación de Patógenos Respiratorios y Meníngeos del Consejo de Investigación Médica de Sudáfrica, Shabir Madhi, explica en la BBC, que “promocionar el concepto de inmunidad de rebaño crea la idea errónea de que realmente vamos a llegar a una etapa en la que erradiquemos el virus”.

La variante Delta en datos 

La variante Delta, identificada en marzo en la India, ya se ha extendido a más de 90 países y es la variante dominante en Estados Unidos, la India, el Reino Unido, Rusia, Israel, Singapur y más de una docena de países.

La variante Delta es un 60 por ciento más transmisible que la variante Alfa —identificada en el Reino Unido— que a su vez era un 50 por ciento más transmisible que la cepa de Wuhan. «Es una variante supercontagiadora, lo cual es preocupante», afirma Eric Topol, fundador y director del Scripps Research Translational Institute.

La Delta posee características que permiten que evada al sistema inmunitario del cuerpo humano, explica Topol. «Además, tiene la mayor transmisibilidad entre las observadas hasta ahora. Es una combinación pésima».

Consternado por la trayectoria de la Delta en el Reino Unido, Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, advirtió al presidente Joe Biden el mes pasado que «no podemos permitir que ocurra en Estados Unidos».

El presidente repitió ese sentimiento y tuiteó: «Amigos, la variante Delta —una cepa de la COVID-19 muy infecciosa— está propagándose rápidamente entre personas de entre 12 y 20 años en el Reino Unido. Si son jóvenes y todavía no se han vacunado, ha llegado el momento de hacerlo». Una dosis completa de una vacuna contra la COVID-19 es eficaz en la prevención de la COVID-19 grave  debido a una infección por la variante Delta.

En Estados Unidos, la Delta es responsable de más del 50 por ciento de los nuevos casos de COVID-19, frente al 26 por ciento en la semana que terminó el 19 de junio. En algunas zonas del Medio Oeste y de los Estados Montañosos, donde los índices de vacunación son más bajos, los análisis genéticos de las muestras del virus sugieren que la Delta podría ser responsable de más del 80 por ciento de los casos, declaró la directora de los CDC, Rochelle Walensky, el jueves durante una rueda de prensa. También presentó datos que mostraban que menos del 40 por ciento de los residentes de los casi 170 condados de EE.UU. con los mayores índices de casos estaban vacunados. Los datos de los últimos meses sugieren que el 99,5 por ciento de las personas que murieron por COVID-19 en Estados Unidos no estaban vacunadas. «Así que las muertes se podían prevenir con una vacuna simple y segura», añadió Walensky.

De hecho, los datos demuestran que una pauta completa de la vacuna anticovídica todavía es eficaz en la prevención de la enfermedad grave causada por la infección Delta. Un estudio publicado en la revista New England Journal of Medicine demostró que las vacunas de ARNm de Pfizer-BioNTech y Moderna probablemente protegen contra la Delta, aunque no con tanta eficacia como contra otras variantes.

Otro estudio estimaba que dos dosis de las vacunas de AstraZeneca o Pfizer tendrían una eficacia de un 60 y un 88 por ciento, respectivamente, contra la enfermedad sintomática causada por la Delta. Y existen pruebas directas e indirectas de que la vacuna de una sola dosis de Johnson and Johnson es eficaz contra la variante Delta, según Anthony Fauci, director del Instituo Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas.

Sin embargo, una sola dosis de cualquiera de las vacunas de ARNm o una infección natural previa, apenas inhibían la variante Delta, escriben los autores de otro estudio publicado en la revista Nature.

Alarmada por la eficacia reducida contra la Delta, la farmacéutica Pfizer planea solicitar a la FDA estadounidense autorización para una dosis de refuerzo de su vacuna en el próximo mes. Pfizer y BioNTech también anunciaron el jueves que habían desarrollado una versión actualizada de su vacuna anti-COVID-19 que atacaría específicamente la variante Delta. Las empresas prevén empezar los ensayos clínicos en agosto.

«La única conclusión que podemos alcanzar razonablemente... es, por favor, pónganse la vacuna. Les protegerá contra la ola de la variante Delta», declaró Fauci en una conferencia de prensa el jueves.

¿Por qué es tan preocupante la variante Delta?

Los virus que circulan con libertad, sobre todo los coronavirus y los virus de la gripe, que codifican sus instrucciones genéticas mediante la molécula ARN, mutan de forma frecuente y aleatoria debido a los errores que se introducen en las copias a medida que se multiplican en las células humanas hospedadoras. Algunas mutaciones permiten que el virus evada los anticuerpos; otras mejoran su capacidad para infectar una célula; y otras pasan desapercibidas, ya que no dan beneficios o pueden incluso debilitarlo.

La clave del éxito de la Delta es el conjunto de mutaciones que ha acumulado la variante en la proteína de la espícula, que recubre el SARS-CoV-2 y da al virus su aspecto de corona característico. Estas mutaciones han cambiado la espícula y, por consiguiente, algunos de los anticuerpos existentes podrían no fijarse de forma tan fuerte o frecuente, explica Markus Hoffmann, biólogo experto en enfermedades infecciosas del Instituto Leibniz de Investigación de Primates, en Alemania. Algunos tratamientos con anticuerpos producidos sintéticamente, como el Bamlanivimab, eran incapaces de neutralizar la variante Delta; en cambio, otros como el Etesivimab, el Casirivimab y el Imdevimab aún eran eficaces.

La variante Delta tiene mutaciones en la proteína de la espícula que alteran su forma de interactuar con el receptor ACE2, presente en la superficie de las células pulmonares y otras células humanas y que es el portal para invadir la célula. La mutación en la posición 452 de la proteína de la espícula, que también está presente en algunas de las variantes de California, parece volver el virus más transmisible y ayuda a que se propague por la población, explica Mehul Suthar, inmunólogo del Centro de Vacunas Emory.

Si una mutación proporciona a un virus una ventaja reproductiva o de capacidad, esa mutación suele evolucionar de forma independiente por todo el mundo. La Delta, variantes relacionadas y la variante contagiosa Alfa tienen una mutación en la posición 681 de la proteína de la espícula, que se considera un punto de inflexión evolutivo que también facilita que el SARS-CoV-2 invada la célula hospedadora y se propague. Esta mutación está convirtiéndose rápidamente en algo habitual en los virus de la COVID-19 de todo el mundo.

Además de estas mutaciones, un estudio reciente, no revisado por científicos externos, muestra una variación en la posición 478 de la espícula de la Delta que permite que el virus escape de los anticuerpos neutralizantes débiles. Esta mutación también se ha vuelto más habitual en variantes del SARS-CoV-2 en Estados Unidos, México y Europa desde principios de 2021.

«Cuando tienes todas estas mutaciones, empiezas a ver una diferencia en la ineficacia (del virus)», afirma Ravindra Gupta, profesor de microbiología clínica en la Universidad de Cambridge, que ha demostrado en un estudio no publicado cómo estas variantes pueden tener un mayor potencial para causar la enfermedad.

Las vacunas son menos eficaces contra esta supercontagiadora

Los datos de la India y el Reino Unido demuestran que la Delta se convirtió en la variante dominante en dichos países en cuatro a seis semanas. Esto indica que la Delta es más transmisible e infecciosa que las variantes anteriores. Hay pruebas emergentes de que también puede causar una enfermedad más grave. Por ejemplo, en Escocia causó casi el doble de hospitalizaciones que la variante Alfa, que ya causaba una enfermedad más grave que el SARS-CoV-2 original.

«Esta combinación de transmisibilidad elevada, gravedad elevada y la evasión a las vacunas convierte a la Delta en una variante muy muy peligrosa», afirma Deepti Gurdasani, epidemióloga clínica en la Universidad Queen Mary de Londres. Cuando la Delta entra en un país, se propaga con rapidez. «Va a costar mucho contenerla y es muy probable que se convierta en la variante dominante en semanas. Podría cambiar la trayectoria de la pandemia global».

Aunque las vacunas todavía son eficaces contra la enfermedad grave y la hospitalización causadas por las variantes Alfa y Beta, no protegen tanto contra la Delta. Las personas vacunadas con una o dos dosis de la vacuna de Pfizer producían menos niveles de anticuerpos capaces de neutralizar la variante Delta comparados con los niveles generados contra las variantes Alfa y Beta. En el Reino Unido, el 31 por ciento de los pacientes confirmados con la variante Delta que necesitaron atención urgente habían recibido al menos una dosis de la vacuna.

Del mismo modo, un estudio que aún está siendo revisado reveló que, tras dos dosis, la vacuna de Pfizer mostraba una eficacia de un 88 por ciento contra la enfermedad sintomática causada por la variante Delta comparada con un 93 por ciento contra la variante Alfa. Dos dosis de la vacuna de AstraZeneca tenían una eficacia del 66 por ciento contra la Alfa, pero solo un 60 por ciento contra la Delta. Pero con una sola dosis de cualquiera de las dos vacunas, la eficacia era solo del 51 por ciento contra la variante Alfa frente al 33 por ciento contra la Delta.

En otros estudios que aún no han sido revisados por expertos externos, los investigadores han informado de que la Delta era responsable de la mayoría de las infecciones de brecha —que ocurren tras la vacunación— en la India, provocando un conglomerado de casos tras haber vacunado por completo a trabajadores sanitarios.

Hay muchas candidatas a vacunas que se están desarrollando en todo el mundo y como no existen estándares de eficacia acordados a nivel internacional, cada vacuna podría ofrecer un nivel de protección distinto contra las nuevas variantes. «Necesitamos más información sobre el rendimiento de algunas de las vacunas más ampliamente disponibles en otras partes del mundo», afirma Benjamin Pinsky, médico y virólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford. «Creo que la gente tiene que asegurarse de ponerse la vacuna. Y hasta que estén completamente vacunados, es muy importante seguir con las intervenciones de salud pública», afirma.

Por sí sola, una vacuna solamente ralentiza el avance de una enfermedad contagiosa al aumentar la inmunidad de grupo. Hasta ese momento, las medidas preventivas como el distanciamiento social y el uso de mascarillas son estrategias probadas para frenar la propagación del virus.

Reducir las restricciones de salud pública  y declarar la victoria de forma prematura podría dar una oportunidad para que la variante Delta se extienda, sobre todo en otoño.

Un estudio, no publicado todavía, sugiere la posibilidad de variaciones estacionales en la incidencia de la COVID-19 basándose en análisis de un año entero de pandemia en Europa e Israel. Topol dice que, aunque puede que las tendencias estacionales del virus todavía no estén del todo claras, sí sabemos que cuando la gente pasa más tiempo en espacios cerrados con mala ventilación y baja humedad, el virus se propaga más rápidamente.

Lo que ocurre en el Reino Unido podría repetirse en muchos más lugares del mundo. «Deberíamos mantener la distancia social tras vacunarnos, porque siempre cabe la posibilidad de que haya infecciones de brecha porque las vacunas pueden ser imperfectas contra las variantes emergentes», dice Kei Sato, virólogo de la Universidad de Tokio, en Japón, que ha estudiado el efecto de las mutaciones en la transmisión de la Delta y otras variantes emergentes.

«Cuanto más se propaguen variantes como esta, sobre todo en personas no vacunadas, más mutan los virus y, a la larga, captan mutaciones que permiten que evadan los anticuerpos con mayor facilidad. En teoría, esto podría hacer que las vacunas actuales sean menos eficaces contra estas variantes», advierte Suthar.

Si no nos tomamos en serio la Delta, «habrá otra ola en Estados Unidos. Ya es evidente que el descenso de los casos se ha estancado» advierte Gupta. Topol está de acuerdo en que, si ignoramos esta variante, «tendremos un aumento considerable de los casos en zonas vulnerables, más hospitalizaciones y la pandemia durará más tiempo».

Nota de la editora: Este artículo se publicó originalmente el 17 de junio de 2021. Se ha actualizado para incluir nueva información sobre la variante Delta y más declaraciones de expertos.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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