La solución a la desnutrición infantil podría estar oculta en sus intestinos

Los microbios intestinales podrían ser tan importantes como el número de calorías a la hora de restablecer la salud de los niños desnutridos.

Por Stacey Colino
Publicado 12 may 2023, 10:50 CEST
Medición del perímetro braquial medio de un niño

Un médico mide el perímetro braquial medio de un niño que recibe tratamiento en el Centro Internacional de Investigación de Enfermedades Diarreicas de Bangladesh. La MUAC se utiliza para evaluar el estado nutricional y es un buen indicador de mortalidad en muchos estudios.

Fotografía de G.M.B. Akash, Panos Pictures, Redux

Es difícil imaginar cómo es posible que persista la desnutrición infantil cuando gran parte del mundo está sumido en una epidemia mundial de obesidad, pero sigue siendo un problema importante. Los expertos afirman que la solución va más allá de aportar suficientes calorías; el problema puede deberse en parte a la comunidad de microbios que viven en las tripas de los niños desnutridos.

Esta hipótesis ha llevado a los investigadores a crear complementos alimenticios diseñados para mejorar las poblaciones microbianas intestinales de los niños desnutridos y ayudarles a crecer y prosperar.

"Si hay pruebas de que las alteraciones en este conjunto [microbiano] conducen a la desnutrición, el objetivo es desarrollar una forma de reparar las comunidades microbianas poco desarrolladas de los niños desnutridos y restablecer un crecimiento sano", afirma Jeffrey Gordon, científico especializado en el microbioma y director del Centro de Ciencias del Genoma y Biología de Sistemas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en Estados Unidos.

Hace un par de años, Gordon y sus colegas publicaron un estudio en The New England Journal of Medicine que demostraba que los niños pequeños desnutridos de Bangladesh que recibían un suplemento alimenticio recién preparado diseñado para potenciar los microbios intestinales promotores del crecimiento ganaban considerablemente más peso y crecían más que los que recibían un suplemento alimenticio estándar listo para usar.

"El establecimiento temprano del microbioma de un niño es fundamental para su desarrollo", señala Liping Zhao, ecólogo microbiano y director del Centro Rutgers de Nutrición, Microbioma y Salud del Instituto de Alimentación, Nutrición y Salud de Nueva Jersey (Estados Unidos). "Una microbiota adecuada es importante para el pleno desarrollo del intestino y la absorción de nutrientes, y para proteger el intestino de la invasión de patógenos que pueden causar infecciones."

Basándose en las investigaciones previas de Gordon, ahora se está llevando a cabo un ensayo clínico para probar la eficacia de prototipos estables en almacén del complemento alimenticio promotor de la microbiota (comparado con la versión recién preparada) en niños de ocho a 12 meses con desnutrición moderada en Bangladesh. El equipo de Gordon ha ampliado su investigación a otros países y hará un seguimiento de los niños durante varios años para comprobar si el aumento de peso y las mejoras en el crecimiento que se observaron en el estudio del New England Journal of Medicine son reproducibles y se puede revertir la desnutrición.

"Nuestra esperanza es que si podemos desarrollar una intervención culturalmente aceptable, podría tener efectos generalizables en diversas zonas geográficas y grupos de edad", afirma Gordon.

En 2020, la Organización Mundial de la Salud estimó que, en todo el mundo, 149 millones de niños menores de cinco años eran demasiado bajos para su edad (retraso del crecimiento) y 45 millones estaban demasiado delgados para su estatura (una afección conocida como emaciación). Aproximadamente el 45% de las muertes de niños menores de cinco años están relacionadas con la desnutrición. Incluso si sobreviven, la desnutrición puede alterar el crecimiento y el desarrollo neurológico, cognitivo y físico de los niños. También puede dañar el funcionamiento de su sistema inmunitario y aumentar su susceptibilidad a las infecciones y el riesgo a largo plazo de desarrollar afecciones como enfermedades cardiovasculares, diabetes y ciertas formas de cáncer.

En el estudio de Gordon publicado en NEJM en 2021, los investigadores proporcionaron a 123 niños con desnutrición moderada, de entre 12 y 18 meses de edad y que vivían en un suburbio urbano de Bangladesh, un suplemento potenciador de la microbiota o un alimento terapéutico estándar. El primero contenía una mezcla de harina de garbanzo, cacahuete y soja, pulpa de plátano verde y diversos micronutrientes; el segundo estaba elaborado con arroz, lentejas, leche en polvo baja en grasa y micronutrientes, y tenía un 20% más de calorías por ración. Ambos suplementos se administraron dos veces al día durante tres meses, y se aconsejó a las madres que continuaran con sus prácticas habituales de lactancia materna y alimentación complementaria durante el estudio.

Los investigadores descubrieron que los índices de cambio en el peso y la estatura de los niños eran mayores en el grupo que recibió el suplemento alimentario dirigido por microbiota, a pesar de que su contenido calórico era un 20% inferior al del alimento terapéutico estándar. Además, los niveles sanguíneos de proteínas clave relacionadas con el crecimiento óseo y el desarrollo neurológico aumentaron significativamente en este grupo.

Los resultados sugieren que la reparación del microbioma intestinal es esencial para el crecimiento sano de estos niños, afirma Gordon, autor principal del estudio.

En el pasado, "ha habido algunas intervenciones nutricionales en las que las mejoras en la nutrición de la madre y el bebé han tenido menos éxito del que esperábamos", señala Justin Sonnenburg, profesor de microbiología e inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) y coautor de El intestino bueno: Cómo controlar tu peso, tu estado de ánimo y tu salud a largo plazo. "Esto nos lleva a preguntarnos qué otras cosas están ocurriendo. Puede que tenga que ver con los microbios residentes: los incorrectos provocan enfermedades y faltan los correctos para mejorar la salud. O puede que tenga que ver con cómo se desarrolla el tracto gastrointestinal del bebé".

El estado nutricional y el microbioma de un bebé empiezan antes de nacer. Durante el embarazo, muchos aspectos del microbioma de la madre se transmiten al bebé, otra razón por la que la salud y el estado nutricional de la embarazada son tan importantes. "Empezamos a colonizarnos de microbios en el útero, luego más en el proceso del parto y luego más dependiendo de si el bebé se alimenta con leche materna o artificial", explica Gail Cresci, nutricionista e investigadora del microbioma intestinal en el Hospital Infantil de la Clínica Cleveland (Estados Unidos). "Si se suministra una dieta insuficiente o hay condiciones de vida insalubres, eso repercutirá en el microbioma [del niño]".

Una vez que el niño nace, el microbioma es maleable, pero puede seguir habiendo problemas, dependiendo de los microbios que contenga el intestino. "Sin el tipo adecuado de bacterias que llegan al intestino de un recién nacido desde el principio, el intestino puede no desarrollarse completamente y eso puede perjudicar la absorción de nutrientes", dice Zhao, de Rutgers. "La desnutrición puede producirse por varias razones, pero el resultado final es el mismo: un microbioma intestinal disbiótico".

La disbiosis en el microbioma intestinal puede reflejar una disminución de la diversidad de la microbiota, una escasez de microbios beneficiosos y/o un crecimiento excesivo de microbios perjudiciales. De hecho, las investigaciones demuestran que la microbiota intestinal de los niños que padecen desnutrición aguda grave (SAM) tiene una comunidad de microbios menos diversa que la de los niños sanos.

El problema es que cuando el microbioma intestinal de un niño desnutrido se desarrolla mal o sufre disbiosis, esto puede provocar inflamación y altos niveles de patógenos en el intestino (como C. difficile, Salmonella o E. coli) que pueden causar enfermedades diarreicas. "La inflamación generalizada en el intestino delgado puede causar mala absorción de nutrientes porque el revestimiento no funciona correctamente", dice Sonnenburg. Esto puede dar lugar a problemas de intestino permeable, que también pueden provocar desnutrición, señala Cresci.

Cuando el intestino está en peligro, puede producirse un aumento de la inflamación, disbiosis intestinal, disfunción de la barrera y desnutrición.

La integridad del intestino delgado es un elemento clave de un microbioma sano y debe mantener un delicado equilibrio. "El intestino delgado tiene que ser al mismo tiempo una barrera y un órgano de absorción, para absorber nutrientes y mantener los microbios en el lugar adecuado", explica Sonnenburg. El objetivo no es eliminar las bacterias nocivas, sino mantenerlas a raya permitiendo que los microbios beneficiosos dominen el intestino. De este modo, se absorben los nutrientes adecuados y el tracto gastrointestinal funciona con eficacia.

Uno de los retos a la hora de desarrollar una intervención dirigida a la microbiota para combatir la desnutrición infantil es que el microbioma de cada persona es ligeramente diferente, por lo que incluso definir un microbioma sano es complicado, afirma Sonnenburg. Dicho esto, se reconoce que ciertas bacterias intestinales forman parte de un microbioma sano en los niños. Por ejemplo, el Bifidobacterium infantis se ha identificado como una cepa especialmente beneficiosa en el intestino infantil.

Aun así, algunos expertos se preguntan si es posible desarrollar un suplemento que tenga efectos generalizados para frenar la desnutrición infantil. "Creo que lo mejor sería que pudiéramos ver cómo es el microbioma de alguien y qué necesita esa persona para restablecer un microbioma sano", afirma Cresci. "Es como una nutrición personalizada. Creo que eso es lo que tenemos que hacer".

Zhao plantea otra preocupación. "Si usamos la nutrición adecuada para cambiar el microbioma, puede ayudar a algunos niños con desnutrición", dice, "pero la intervención nutricional puede no funcionar bien para los niños si carecen de bacterias beneficiosas o de un intestino completamente desarrollado desde el principio."

También se plantea la cuestión del momento óptimo para intentar reparar un microbioma alterado. Después de todo, la composición de la microbiota intestinal cambia con la edad del niño. Un pequeño estudio publicado en el número de marzo de 2023 de la revista Nutrients examinó la microbiota intestinal de niños desnutridos de entre tres y 24 meses de edad en Pakistán y descubrió que la edad era el principal factor que explicaba las diferencias en la diversidad de sus comunidades microbianas intestinales.

La intervención óptima "debe estar orientada al estado de desarrollo del microbioma", afirma Gordon.

Algunos expertos afirman que hay motivos para esperar que el microbioma pueda repararse de modo que los niños absorban más nutrientes de los alimentos. "El microbioma es maleable y puede adaptarse rápidamente a un entorno cambiante", afirma Sonnenburg. "La dieta es un mediador increíblemente poderoso del impacto del microbioma. La intervención del futuro no se centrará sólo en los microbios o en la dieta, sino en la combinación". En última instancia, ese puede ser el ataque doble necesario para frenar la desnutrición infantil.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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