El champú y los cosméticos podrían contribuir a la formación en los suministros de agua de una sustancia que provoca cáncer

Por Redacción National Geographic
El champú y los cosméticos podrían contribuir a la formación en los suministros de agua de una sustancia que provoca cáncer

21 de septiembre de 2012

El champú que utilizamos parece inofensivo, pero según un nuevo estudio podría estar contribuyendo a la formación de una misteriosa sustancia que provoca cáncer.

El champú que utilizamos parece inofensivo, pero podría estar contribuyendo a la formación de una misteriosa sustancia que provoca cáncer.

La investigación revela que los productos del hogar, como el champú, pueden mezclarse con los desinfectantes de las plantas de tratamiento de aguas residuales de Estados Unidos y formar sustancias que provocan un tipo de cáncer. Los expertos afirman que estas sustancias, llamadas nitrosaminas, podrían llegar al agua potable.

Varias notrosaminas, incluida la NDMA, objeto del nuevo estudio de la Universidad de Yale, han sido clasificadas por la Agencia de Protección Ambiental estadounidense como sustancias carcinógenas.

Estas sustancias se forman en pequeñas cantidades cuando entran en contacto con la cloramina, el desinfectante utilizado en las plantas depuradoras de Estados Unidos. El uso de esa sustancia (una combinación de cloro y amoníaco) ha aumentado considerablemente en el tratamiento de agua potable.

El estudio no es concluyente pero sugiere que «es muy posible que estemos creando un problema con el uso de la cloramina», afirma David Reckhow, ingeniero ambiental de la Universidad de Massachussets, que no participó en el estudio.

¿Qué productos son peligrosos?

Las nitrosaminas se encuentran en una gran variedad de productos, desde carne procesada a humo de tabaco, pero lo que desconcierta a los científicos es cómo se forma en el agua potable.

Estudios anteriores realizados con cosméticos sugirieron que las aminas cuaternarias, que también suelen ser componentes de productos de limpieza, podrían tener un papel fundamental en la formación de nitrosaminas.

Otra investigación mostró que la ranitidina, un inhibidor de ácido estomacal que se usa en el tratamiento de úlceras (componente del medicamento Zantac) puede transformarse en NDMA. Sin embargo, esas sustancias aparecen en aguas residuales en concentraciones muy pequeñas, y la «ranitidina no ha sido detectada de momento», afirma el coautor del estudio William Mitch, ingeniero químico de la Universidad de Yale. «Hemos empezado con sustancias que se usan en altas concentraciones en productos de consumo».

En su búsqueda de nitrosaminas, Mitch y sus colegas analizaron el agua de tres plantas depuradoras de Connecticut y estudiaron las cantidades relativas de aminas cuaternarias y nitrosaminas antes y después del tratamiento con cloramina.
Igualmente, analizaron cuatro productos domésticos escogidos al azar: champús Pantene y Suave, jabón de lavavajillas Dawn y detergente Cheer.

Diversos resultados

Los científicos descubrieron que aunque las plantas depuradoras eliminan algunas aminas cuaternarias que forman NDMA, se usan en cantidades tan elevadas que algunas sobreviven al tratamiento.

Según los autores del estudio, si el 80 por ciento de las personas que son abastecidas por una planta depuradora utilizan una cantidad normal de champú Suave al día, esa cantidad representaría hasta el 3 por ciento de nitrosaminas de las aguas residuales, y el detergente Dawn crearía 26 por ciento más NDMA, según el estudio recogido en la edición de 19 de enero de la revista Environmental Science & Technology.

Algunos productos, como el champú Pantene o el detergente Cheer no forman nitrosaminas y los resultados preliminares no parecen indicar si otras marcas de este tipo de productos lo hacen.

Mitch afirma que mientras algunas aminas cuaternarias son eliminadas durante el tratamiento de las aguas, otras puedes transformarse en aminas terciarias, que producen cantidades todavía mayores de nitrosaminas.

«El problema es que muchos de estos materiales son poliméricos y las técnicas analíticas actuales no están orientadas a medir concentraciones de polímeros», comenta. (Los polímeros son moléculas formadas por cadenas de unidades simples).

¿Debemos tener cuidado con las piscinas?

Mitch afirma que la combinación de desinfectantes y aminas cuaternarias puede darse en otros lugares además de en las plantas depuradoras, como por ejemplo, en piscinas.

«De hecho, medimos las concentraciones de nitrosaminas en piscinas y los detonantes resultaron ser productos de consumo o excrementos», añade, refiriéndose a que a veces la gente orina en las piscinas. Esos resultados fueron publicados en 2008 en la revista Environmental Science & Technology.

Sin embargo, en Estados Unidos todavía no existen normas al respecto. Como dice Reckhow, es habitual que la regulación vaya por detrás de los descubrimientos científicos.

«Ni siquiera la ciencia está segura» sobre las consecuencias de combinar cloramina con productos caseros, añade.

En cualquier caso, para Susan Richardson, química del National Exposure Research Laboratory en Athens (Georgia, Estados Unidos), el estudio supone un paso muy importante.

«Cuanto más sepamos sobre las nitrosaminas y otras sustancias químicas peligrosas, más capacidad tendremos para reducir los riesgos», comentó Richardson a través de correo electrónico.

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