Hugh Herr, investigador del MIT, Premio Princesa de Asturias de Investigación y Técnica 2016

Por Redacción National Geographic
Hugh Herr posa con las piernas biónicas que él mismo creó
Hugh Herr posa con las piernas biónicas que él mismo creó

1 de junio de 2016

El jurado del Premio Princesa de Asturias de Investigación y Técnica ha decidido por unanimidad galardonar al estadounidense Hugh Herr, físico, ingeniero y profesor en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts). Este premio supone un reconocimiento a todos sus años de trabajo en el campo de la biomecatrónica, que han dado como fruto unas prótesis robóticas completamente funcionales, gracias a la avanzada tecnología que incorporan.

La historia detrás del genio

Este avance revolucionario surgió tras una experiencia cercana a la muerte vivida por el propio inventor. En enero de 1982, con solo 17 años, Herr se encontraba escalando el Monte Washington (el pico más alto de Estados Unidos, en New Hampshire), cuando él y su compañero se vieron sorprendidos por una tormenta de nieve. Pese a ser escaladores experimentados, la ventisca les impidió orientarse y se vieron obligados a permanecer tres días en la montaña, expuestos a temperaturas cerca de los treinta grados bajo cero.

Cuando finalmente fueron rescatados, las lesiones por congelación que presentaba Herr eran tan graves que los médicos no tuvieron más remedio que amputar ambas piernas por debajo de la rodilla. Posteriormente, le proporcionaron unas prótesis durante la etapa de recuperación. Pero fue la calidad insuficiente de las mismas lo que impulsó a este genio a utilizar su talento y conocimiento para mejorar la vida de todas aquellas personas que, como él, se ven obligadas a vivir sin alguna de sus extremidades.

Poco después de su accidente comenzó a investigar, decidido a crear para sí mismo unas “nuevas piernas” que le permitiesen dedicarse a su pasión –la escalada– de nuevo. Tal fue su empeño que, tras unos meses de rehabilitación, estaba de nuevo subiendo montañas utilizando las prótesis que él mismo había diseñado. 

Pero no se detuvo ahí. Durante sus años de estudio –en los que consiguió completar una carrera en Física en la Universidad de Millersville (Pensilvania), un Máster en Ingeniería Mecánica en el MIT y un Doctorado en Biofísica en Harvard– continuó incorporando mejoras a su excepcional invento.

En la actualidad es profesor en el MIT, donde además dirige el grupo de investigación en Biomecatrónica, que se encarga del desarrollo de estas prótesis. Su actividad está subvencionada por el Departamento de Defensa estadounidense, ya que muchos de los pacientes son veteranos de guerra. 

¿Cómo funciona esta tecnología?

La biomecatrónica es una rama de la ingeniería biomecánica que combina la robótica con los campos de la biología y la neurociencia, buscando aplicaciones terapéuticas para pacientes que han sufrido amputaciones. El equipo de Herr crea prótesis biónicas que imitan los movimientos naturales de las extremidades humanas, denominadas BiOM. Hasta ahora han conseguido crear prótesis de rodilla y de tobillo y pie.

Herr se inspiró en el movimiento natural de las extremidades para reproducirlo en las prótesis biónicas. Estas utilizan baterías para impulsarse, y microprocesadores y sensores que contienen un software especialmente diseñado para adaptar la pisada al terreno.

Esta tecnología no solo reemplaza las funciones motoras de músculos y tendones, sino que facilita el desplazamiento del paciente, proporcionándole impulso y estabilidad. Esto supone una gran ventaja, ya generalmente las prótesis tradicionales resultan incómodas y dolorosas, y muchas personas encuentran dificultades a la hora de subir rampas o escaleras.

Herr y sus colaboradores han realizado numerosos estudios y ensayos clínicos que prueban las ventajas de sus prótesis frente a las convencionales, ya que permiten que el paciente camine de forma más natural, gastando menos energía y moviéndose más rápidamente. 

Además, estas extremidades robóticas previenen la aparición de osteoartritis, una enfermedad muy común entre pacientes con amputaciones que caminan regularmente con prótesis normales.

Todo esto ha llevado a BionX Medical Technologies, empresa fundada por el propio Herr, a ser la compañía líder en este campo. Incluso han diseñado una aplicación que permite al usuario de la prótesis realizar un seguimiento de la batería restante, el número de pasos o las calorías consumidas.

La dotación económica de 50.000 euros del Premio Princesa de Asturias contribuirá a que continúe desarrollando este proyecto, que ya ha ayudado a muchos pacientes. Y gracias a Hugh Herr, el futuro para las personas que sufren amputaciones o que tienen algún tipo de problema grave de movilidad es cada vez más esperanzador.

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