Esta es la estrella más lejana observada por los humanos

El descubrimiento podría ayudar a los astrónomos a entender mejor la evolución del universo.

Por Sarah Gibbens
Publicado 5 abr 2018, 10:43 CEST
Ícaro, cuyo nombre oficial es MACS J1149+2223 Estrella Lentificada 1, es la estrella individual más lejana que se ha observado jamás. Solo es visible porque su luz está aumentada por la gravedad de un enorme cúmulo de galaxias, ubicado a unos 5.000 millones de años luz de la Tierra.
Fotografía de NASA, Esa, P. Kelly Universidad de Minnesota

Una brillante gigante azul apodada Ícaro es ahora la estrella más lejana observada por los humanos.

La estrella supergigante (cuyo nombre oficial es MACS J1149+2223 Estrella Lentificada 1) vive en medio del universo observable. Es mucho más grande que nuestro propio Sol y cientos de miles de veces más brillante. Pese a su brillo, su luz ha tardado 9.000 millones de años en alcanzar la Tierra.

¿Cómo la han visto?

Un grupo de astrónomos realizaba un seguimiento de una lejana supernova —la muerte explosiva de una estrella gigante— empleando el telescopio espacial Hubble cuando observó una mota de luz.

Su brillo estaba intensificado gracias a lo que se conoce como lente gravitacional. Se produce cuando la gravedad de un gran objeto celeste actúa como una «lupa», curvando y amplificando la luz de los objetos que hay tras él.

A 5.000 millones de años luz de la Tierra, entre nuestro planeta e Ícaro, hay un cúmulo de galaxias. Según un modelo que apareció esta semana en Nature Astronomy, la luz de Ícaro fue aumentada cuando una estrella de ese cúmulo de galaxias pasó frente a la estrella más distante, multiplicando por 2.000 su brillo real.

«La fuente no está más caliente, no está explotando. Simplemente la está aumentando. Y eso es lo que se espera de una lente gravitacional», declaró en un comunicado de prensa el autor principal del estudio, Patrick Kelly, de la Universidad de Minnesota.

Añadió que Ícaro está al menos cien veces más lejos que la próxima estrella más cercana, al menos entre las que todavía no han muerto en cegadoras muertes explosivas. Los científicos han observado galaxias a distancias mayores, pero han sido incapaces de observar sus estrellas individuales.

¿Qué significa esto?

El estudio señala que Ícaro será un punto de referencia de cómo los astrónomos pueden estudiar la evolución de las estrellas mediante lentes gravitacionales.

Los científicos suelen estar de acuerdo en que el nacimiento del universo tal y como lo conocemos, o el Big Bang, tuvo lugar hace 13.800 millones de años. Ícaro es tan antigua que la luz observada por el Hubble se generó cuando el universo tenía solo el 30 por ciento de su edad actual.

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El brillo de Ícaro también ayudará a los astrónomos a poner a prueba hipótesis sobre la materia oscura, el escurridizo material que se cree que compone la mayor parte de la masa del universo.

Una teoría sugiere que la materia oscura está hecha de agujeros negros primitivos, objetos hipotéticos que se habrían formado justo después del Big Bang. Las fluctuaciones observadas en la luz de Ícaro hacen que esta hipótesis sea improbable, según afirman los autores del estudio, ya que sus observaciones no habrían sido posibles con agujeros negros intermedios.

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