Científicos encuentran evidencias de un noveno planeta en el Sistema Solar

Este planeta, si existe, se uniría a los otros ocho (o nueve, dependiendo de cómo sientas en relación a Plutón).

Por Nadia Drake
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Un noveno planeta de gran tamaño puede que esté merodeando por las remotas profundidades del sistema solar. El planeta, ilustrado aquí, está lejos del sol y se cree que es gaseoso como Urano y Neptuno, aunque más pequeño que los dos gigantes de hielo.
Fotografía de el Instituto de Tecnología de California

20 de enero de 2016

Un planeta de mayor tamaño que La Tierra puede que se esconda en las frías y oscuras profundidades del sistema solar. La presencia del planeta, que podría encontrarse mucho más allá de Plutón, se delata por las curiosas órbitas de un puñado de cuerpos celestes helados.

Tal como apareció descrito el miércoles en el Astronomical Journal, la distintiva trayectoria gravitacional de un gran planeta oculto, está escrita en las peculiares órbitas de estos distantes cuerpos celestes. Llamados Objetos del extremo del Cinturón de Kupier, los cuerpos que se comportan de forma extraña trazan extraños círculos alrededor del sol que han sido un rompecabezas para los científicos durante años.

Es una evidencia prometedora de un noveno planeta pueda habitar el sistema solar, aunque el cuerpo celeste no ha sido visto todavía.

“Si vamos a tener otro planeta en el sistema solar, creo que será este”, dice Greg Laughlin de la Univeridad de California, en Santa Cruz. “Sería algo extraordinario si lo tuviésemos. Crucemos los dedos. Sería increíble.”

El equipo ha calculado que el planeta, si está ahí, tendría unas 10 veces la masa de La Tierra, o sería unas 3 veces más grande. Eso lo convierte en una súper Tierra o en un mini Neptuno – la clase de planeta que la galaxia es capaz de crear con increíble eficiencia., pero que ha estado ausente de manera notable de nuestro vecindario.

Además se encuentra realmente lejos. Las simulaciones sugieren que su mayor aproximación al sol podría estar entre 200 y 300 veces más lejos que la de La Tierra. ¿Su posición más distante? Muy lejos en el espacio, entre 600 y 1200 veces más alejada que la de La Tierra.

“Esta cosa permanece en una órbita glacial, de duración excepcionalmente larga que probablemente tarda del orden de 20.000 años en dar una vuelta completa alrededor del sol,” dice Konstantin Batygin, del Instituto de Tecnología de California, quien representa la mitad del equipo de investigación del planeta.

Haciendo predicciones sobre el noveno planeta

Batygin y su compañero del Instituto de Tecnología de California Mike Brown no tenían planeado encontrar pruebas de la existencia de un nuevo vecino planetario – eso ocurrió por accidente. En 2014, otro equipo había descubierto un objeto llamado 2012VP113. Conocido coloquialmente como “Biden,” la órbita del nuevo cuerpo celeste era enigmática y similar a la de Sedna, otro cuerpo celeste descubierto más allá de Plutón.

Tanto Sedna como Biden trazaban caminos fuera de lo normal alrededor del sol, sugiriéndole a los científicos que la gravedad de un objeto lejano pudiese estar moldeando sus peculiares órbitas, así como las de ese otro puñado de cuerpos celestes lejanos.

Un planeta cuya masa es 10 veces superior a la de La Tierra, llamado Planeta Nueve en el gráfico (e informalmente “George,” “Jehoshaphat,” y “Planeta de los Simios” por los científicos) explica las trayectorias de seis objetos lejanos en el sistema solar con órbitas misteriosas (en magenta).
Fotografía de el Instituto de Tecnología de California

Brown y Batygin observaron de cerca a seis de esos cuerpos celestes y determinaron que sus órbitas se agrupaban de una forma que no podía darse simplemente por casualidad. (“ La probabilidad de que eso ocurra es de un enorme 0,007 por ciento,” dice Batying.) A continuación hicieron una simulación del exterior del sistema solar e intentaron descubrir como generar los patrones observados.

No tardando mucho, Batygin y Brown pudieron descartar los efectos gravitacionales intrínsecos al propio Cinturón de Kuiper, lo que significaba que buscaban un único escultor cósmico.

Añadieron un noveno planeta a la batalla, y jugaron con su órbita y su masa. Una masa 10 veces la de La Tierra y una órbita con forma ovalada explicaba con facilidad las misteriosas características de las órbitas de Sedna y Biden, así como las sendas escogidas por otros cuerpos celestes del Cinturón de Kuiper.

También explicaba la disparatada cantidad de cuerpos celestes que orbitan alrededor del sol de forma perpendicular a al plano del sistema solar. “Creo que dejamos de reírnos de nuestros propios cálculos llegados a este punto,” dice Batygin.

Brown y él sospechan que el planeta se formó mucho más cerca del sol y fue lanzado hacia afuera cuando el sistema solar era muy joven. Por aquel entonces, dice, el sol todavía estaba hecho un ovillo en su cúmulo de estrellas nativo, y las estrellas de su entorno habrían ayudado a acorralar al planeta volador y así evitado que escapase de las garras de la gravedad solar. Es una historia persuasiva, pero no todo el mundo está convencido con su credibilidad.

“Tiendo a ser muy desconfiado de las afirmaciones de que hay un planeta extra en el sistema solar,” dice Hal Levison del Southwest Research Institute. “He visto muchas, muchas afirmaciones de ese tipo a lo largo de mi carrera y todas ellas han resultado erróneas.”

Encontrando el noveno planeta

Si este noveno planeta se encuentra ahí fuera, es tan lejano y tan tenue que no es ninguna sorpresa que el mundo no lo haya detectado todavía. “Esta cosa apenas tendrá visibilidad, es tremendamente leve” dice Laughlin, que ha calculado que Plutón podría ser hasta 10.000 veces más brillante que el nuevo planeta.

A esas distancias tan extremas, incluso un planeta relativamente grande no dejaría un rastro de calor detectable por los estudios actuales y no reflejaría mucha luz solar. Eso quiere decir que los astrónomos que lo buscasen no solo necesitarían telescopios increíblemente potentes, sino que también tendrían que saber donde mirar. En otras palabras, es como buscar una única mota de luz en movimiento en un vasto y casi impenetrable mar de estrellas.

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    Los científicos han mostrado que el Planeta Nueve no solo explica las órbitas de cuerpos celestes del Cinturón de Kupier (en color púrpura), sino que también las de cinco objetos enigmáticos que orbitan perpendicularmente al plano del sistema solar (en color azul).
    Fotografía de el Instituto de Tecnología de California

    “No sabemos exactamente donde está, si así fuese simplemente apuntaríamos el telescopio hacia allí mañana y lo encontraríamos. Pero es cielo es realmente grande y este objeto probablemente sea bastante tenue, dependiendo de lo alejado que esté,” dice Chad Trujillo del Observatorio Gemini en Hawai, descubridor de Biden.

    Pero eso no quiere decir que los científicos no lo vayan a intentar. Entre otros, el telescopio Subaru de Hawai se ha puesto manos al a obra, y Batygin y Brown ya han salido a la caza. Trujillo dice que sus colegas y él planean comenzar la búsqueda el mes que viene a lo largo de la supuesta órbita.

    El planeta X original

    No es la primera vez que científicos sugieren la presencia de un planeta grande y lejano. De hecho, este tipo de predicciones se remontan hasta hace más de un siglo, aunque ninguna ha resultado ser cierta.

    Puede que la más conocida haya sido la de Percival Lowell, quien insistió en que un cuerpo celeste llamado Planeta X estaba esperando ser descubierto más allá de la órbita de Neptuno. Las convicciones de Lowell desencadenaron una carrera por descubrir el Planeta X que duraría décadas, cuyo resultado fue el descubrimiento de Plutón en 1930.

    Pero Plutón era demasiado pequeño como para explicar lo que Lowell creía que algunas rarezas en las órbitas de Urano y Neptuno delataba; las cuales resultaron ser producto de imprecisiones en la toma de medidas, en lugar de los tirones de un gran noveno planeta. En un intervalo de 86 años se han hecho muchas más predicciones similares. Y han fallado.

    Puede que esta no se desvanezca en el cosmos.

    “Creo que el trabajo de Batygin y Brown es el primero en mostrar de forma convincente la existencia de este planeta y delimitar razonablemente bien su órbita,” dice Alessandro Morbidelli del Observatorio de la Costa Azul. “Se trata de un argumento muy sólido.”

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