El descubrimiento de unas moléculas de oxígeno puede complicar la búsqueda de vida extraterrestre

Por Nadia Drake
Molecular oxygen
Los científicos no esperaban encontrar oxígeno molecular en el Cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.
Fotografía de Esa, Rosetta, Navcam

28 de octubre de 2015

El extraño cometa con forma de pato al cual la nave espacial Rosetta perteneciente a ESA ha estado orbitando desde hace más de un año se ha vuelto un poco más raro: Como las plantas en La Tierra, el cometa está expulsando oxigeno molecular, O2, al espacio a su alrededor. El oxígeno molecular se considera una rareza en el cosmos o al menos increíblemente difícil de detectar.

“Es el descubrimiento más sorprendente que hemos hecho hasta la fecha,” dice Kathrin Altwegg, miembro del equipo Rosetta de la universidad de Bern. El equipo encontró el oxígeno por primera vez hace un año aproximadamente y se tomo su tiempo para descartar fuentes de origen que no fuesen el propio cometa. “La primera vez que lo vimos,” dice Altwegg, “Creo que todos nos mostramos un poco incrédulos porque no es algo que se espere encontrar en un cometa.”

Por supuesto, el oxígeno molecular es habitual en La Tierra, habiendo sido expulsado en grandes cantidades por primera vez hace 2.500 millones de años por algas azules y verdes fotosintéticas. Hasta ahora, los astrónomos solo han encontrado O2 en forma de gas en un puñado de lugares, incluidas dos nubes moleculares lejanas. Los nuevos datos, anunciados hoy en Nature, no solo obligan a reconsiderar los primeros tiempos del sistema solar, sino que también le dificultan la tarea a los científicos que esperan identificar los rastros dejados por la vida en otros cuerpos celestes.

“El descubrimiento definitivamente es una llamada de atención para los exploradores que buscan vida,” dice Sara Seager del MIT. “El O2 es el gas más importante en la lista de los gases de nuestra firma biológica.”

De vuelta al punto de partida

Los cometas son capsulas del tiempo congeladas que viajan por el espacio. A diferencia de los planetas, donde los hornos internos han cocinado y reelaborado más o menos los ingredientes del planeta, los bloques de construcción originales de los cometas están conservados. Así que los científicos pueden usar los pedazos de hielo que desechan para echar un vistazo atrás en el tiempo, hasta llegar al principio del sistema solar cuando pequeños fragmentos de escombros congelados iban chocando y formando cometas. Según se cree, las moléculas atrapadas en un cometa reflejan la composición de la nebulosa de polvo primordial que flotaba alrededor del jovencísimo sol.

A lo lejos, más allá de la órbita de Neptuno, las temperaturas eran claramente bastante frías. Pero hasta ahora, nadie creía que era lo suficientemente frío o plácido como para que dos átomos de oxígeno se juntasen, enlazasen y permaneciesen unidos.

“Todas las predicciones dicen que no debería de estar ahí,” dice el autor del estudio Adre Bieler de la Universidad de Michigan en Ann Arbor.

Y mientras el oxígeno molecular solo representa una pequeña parte de la cantidad total de elementos que emanan del cometa – alrededor de un 3,8 por ciento, en relación al agua – encontrarlo en el 67P es suficiente como para hacer que los científicos reconsideren la composición y temperatura de esa nube de polvo primordial. “Este hielo no ha sido calentado lo suficiente como para ser reprocesado,” dice Bieler.

Las moléculas de oxígeno gaseoso solo han sido observadas alrededor de otras dos estrellas, sugiriendo que es un componente raro en el medio interestelar. Puede, dicen ahora los científicos, que esos resultados sean un reflejo de la dificultad de detectar O2 desde la distancia.

“Cuando encontramos nuevas moléculas en cometas, casi siempre han sido encontradas en el medio interestelar,” dice Mike A´hearn de la Universidad de Maryland, College Park. Pero añade “la abundancia (en 67P) es suficientemente escasa que sea poco probable que la hubiésemos detectado alguna vez desde la distancia.”

O2 y la búsqueda de pequeños microbios verdes

Este es el motivo por el que resulta un problema para los científicos que buscan trazas de vida en exoplanetas: Nadie cree que se encuentren microbios que respiren en 67P. Pese a eso el oxígeno molecular, como dice Seager, está entre los primeros gases de la lista que podrían indicar la presencia de vida extraterrestre. Y si es algo común de forma natural en el cosmos, entonces puede que necesitemos reconsiderar el O2 como potencial indicador biológico.

Por otro lado, altos niveles de O2 en la atmósfera de un planeta todavía pueden reflejar la presencia de vida.

“La duración del O2 en las atmósferas es tan corta que no estará presente durante mucho tiempo a menos que se produzca continuadamente,”dice Seager, destacando que hay muchas formas de producir oxígeno molecular que no involucran necesariamente a formas de vida. “El cometa nos muestra que hay situaciones que no habíamos considerado, y esto ocurrirá una y otra vez.”

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