21 de febrero de 2011
Después de meses a la expectativa, tres valientes astronautas han pisado Marte, o mejor dicho, una habitación oscurecida y llena de arena diseñada para imitar a Marte.
Los exploradores forman la mitad de la tripulación de la misión Mars500, un proyecto diseñado para estudiar los efectos psicológicos de un viaje de un año y medio en el espacio profundo para llegar al planeta rojo.
Desde junio de 2010, seis hombres (tres rusos, dos europeos y un chino) han estado viviendo aislados en una “nave espacial” de 550 metros cúbicos situada a las afueras de Moscú. Han llevado a cabo tareas de mantenimiento, realizado experimentos e intentado matar el aburrimiento jugando a Rock Band y leyendo las obras completas de Gabriel García Márquez.
La tripulación está formada por voluntarios, algunos de ellos sin experiencia real en el espacio pero todos con conocimientos sobre materias pertinentes, como ingeniería o medicina.
Las comunicaciones por radio con los responsables del proyecto se retrasan para simular el retardo en las comunicaciones entre la Tierra y Marte. De las enfermedades se encarga un miembro de la tripulación que actúa como el médico de la nave. Los sobres de alimento deshidratado son su única comida.
Desde el comienzo del proyecto, los científicos han estado estudiando todo lo que les pasa a los astronautas de pega, desde sus bacterias internas hasta cómo respiran por las noches. Pero ahora, tras más de 250 días bajo el microscopio, les toca a los astronautas llevar a cabo los experimentos.
El 1 de febrero la nave espacial entró en un simulacro de órbita alrededor de Marte, y tres de los astronautas entraron en un compartimento separado destinado a simular el aterrizaje en Marte. Dichos miembros de la tripulación “aterrizaron” en Marte el sábado.
Hoy la escotilla se ha abierto para llevar a cabo la primera de las tres actividades extra-vehiculares (EVA) planeadas en la superficie “marciana”.
El habitáculo que simula Marte está diseñado para imitar la superficie que se encuentra alrededor del cráter Gusev, el punto de aterrizaje del robot de la NASA Spirit.
Según Oleg Voloshin, agente de prensa del Instituto Ruso de Problemas Biomédicos (IBPM), el cual está desarrollando el experimento, durante las dos próximas semanas los astronautas recogerán muestras del terreno, instalarán magnetómetros para estudiar el campo magnético simulado de Marte e izarán las banderas nacionales.
Los astronautas que permanecen “en órbita” conducirán un robot virtual alrededor de Marte, algo parecido a un “juego de ordenador avanzado”, dice Christer Fuglesang, director de la contribución de la Agencia Espacial Europea (AEE) a la misión del Mars500.
La tripulación del Mars500 se enfrenta a los cambios de gravedad
En su preparación para el aterrizaje, los tres elegidos para caminar sobre Marte durmieron cabeza abajo para similar los efectos de pasar de gravedad cero a un ambiente con gravedad, si bien es cierto que es un tercio de la de la Tierra, afirma Fuglesang.
El habitáculo no simulará ni la gravedad marciana ni la climatología pero los astronautas vestirán trajes espaciales durante las EVA, los cuales son dos tercios más ligeros que los reales, para mantener la ilusión de que el efecto de la gravedad es menor en el falso planeta rojo.
Fuglesang, ex-astronauta de la AEE, destaca que no es sencillo adaptarse a la gravedad tras meses flotando.
A pesar de que los pies de los astronautas del Mars500 han permanecido en el suelo todo el tiempo, es importante simular la transición, ya que “cuando aterrizas en la Tierra, hay gente pendiente de ti. No habrá nadie en Marte para ayudarles”.
Los exploradores de Marte concluirán los experimentos y guardarán las muestras el 22 de febrero. Después volverán a la nave (todo esto sin moverse ni un centímetro) y será hora de que los seis astronautas empiecen el viaje de vuelta a casa, que durará unos 200 días.
Fuglesang añade que los hombres que participan en la misión virtual han aguantado bastante bien hasta la fecha.
“Se podría esperar que hubiera habido algún enfrentamiento pero ha ido muy bien”.
No obstante, se espera que el viaje de vuelta resulte más duro psicológicamente para la tripulación, ya que cargarán con la emoción del aterrizaje en Marte.