20 de enero de 2016
Hace diez años nos quedamos sin un planeta, el noveno, Plutón, que fue degradado a planeta enano. Ahora parece que se han aliado las estrellas para que el impulsor de aquella degradación, Mike Brown, junto con otro colega de Instituto Tecnológico de California (Caltech), Konstantin Batygin, tenga evidencias de la existencia de un noveno planeta, mucho más grande y, de momento, no visible a través de los mejores telescopios.
La revista Astronomical Journal ha publicado el estudio en el que los dos astrónomos explican las pruebas de la existencia del que han llamado el Noveno Planeta, un planeta helado más allá de la órbita de Plutón. Los astrónomos han deducido su existencia no por la observación directa, sino por el movimiento de los planetas enanos descubiertos recientemente y otros objetos que se hallan en el Sistema Solar exterior. Esos cuerpos más pequeños tienen órbitas que parecen estar influenciadas por la gravedad de un planeta oculto mucho más grande, el Noveno.
Sus orígenes, hace millones de años
Según Brown y Batygin este nuevo planeta se habría formado en los orígenes del Sistema Solar y podría haber sido arrojado al llamado espacio profundo hace millones de años debido a la fuerza gravitacional de Júpiter o Saturno.
Podría tener entre cinco y diez veces más masa que la Tierra, y podría abarcar entre dos y cuatro veces el diámetro de la Tierra, es decir, el quinto planeta más grande tras Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Además, se hallaría 20 veces más lejos que el octavo planeta del Sistema Solar, Neptuno.
La distancia es tan grande que apenas se reflejaría en él la luz solar, por lo que incluso podría 'eludir' los telescopios más potentes, aunque según apunta el Washington Post, en estos momentos “están buscando a este planeta telescopios de al menos dos continentes” sin especificar cuáles.
De confirmarse este hallazgo, se tendría que reconfigurar los modelos de Sistema Solar. Hace una década Brown planteó reconsiderar la definición de planeta porque existían más mundos del mismo tamaño que Plutón. El resultado fue la eliminación del mismo del Sistema Solar como planeta.
Su objetivo, demostrar la no existencia
En un primer momento Brown y Batygin buscaban con su estudio demostrar que no existía un noveno planeta, pero se les cruzó un informe de otros dos astrónomos que revelaba la existencia de un cúmulo de pequeños objetos helados descubiertos en regiones remotas del Sistema Solar.
En 2014, Scott Sheppard del Instituto de Ciencia de Washington y Chad Trujillo, del Observatorio Géminis de Hawaii, publicaron un estudio en la revista Nature en el que debatían sobre la probable existencia de un planeta gigante que estuviera influyendo en la órbita de esos pequeños planetas enanos. Ambos se percataron de la similitud en el movimiento de los cuerpos cuando están más cerca del sol.
Brown y Batygin intentaron demostrar a través de ecuaciones matemáticas y formulas informáticas su no existencia, pero tuvieron que desistir. Ante las evidencias, se plantearon que los movimientos en las órbitas de esos objetos pequeños sobre podía deberse al movimiento de algo mucho más grande.
Brown, que escribió un libro titulado Cómo maté a Plutón y por qué se lo merecía, ha comentado que fue muy criticado por propiciar la eliminación de Plutón como Planeta incluso por su hija. “Me sugirió hace unos años que me perdonaría si encontraba un nuevo planeta. Así que supongo que he estado trabajando en esto por ella”.