Ideas de voluntariado para niños (incluso desde casa)

Las actividades voluntarias sencillas y divertidas pueden fomentar que los niños se comprometan a ayudar a los demás durante toda la vida.

Por Vicky Hallett
Publicado 3 jul 2020, 14:14 CEST
Fotografía de Kevin Kozicki / Getty Images

Durante generaciones, los niños que querían recaudar fondos para una causa justa podían hacer una jarra de limonada con ingredientes de su cocina y colocar un puesto en un rincón de su calle.

Pero cuando la vida te da el coronavirus y no puedes hacer limonada, hay que adoptar un enfoque diferente para ayudar a los demás. Uno que, en gran medida, exige trabajar desde casa.

Según Greg Baldwin, consejero delegado de VolunteerMatch, la mayor plataforma web que conecta a las personas con oportunidades para ayudar a ONG, todas las formas de voluntariado han cambiado de forma radical en los últimos meses. «Las órdenes de confinamiento han tenido un impacto devastador en los programas de voluntariado. Muchos se han pospuesto», cuenta.

Aunque la necesidad de ayuda nunca ha sido mayor, nadie quiere poner en peligro la salud y la seguridad propias y de los demás, así que hallar oportunidades de voluntariado —sobre todo para niños— podría requerir más paciencia y persistencia que antes. «Los organizadores han empezado a reiniciarlas y tratan de hallar una forma de avanzar», afirma Baldwin, que indica que cada día se añaden nuevas oportunidades a su plataforma.

Con todo, puede ser un terreno delicado, sobre todo para familias con niños pequeños que ya están limitadas en lo que respecta a las actividades viables. Baldwin, que insta a no dejar que eso nos detenga, recuerda con cariño sus primeras labores de voluntariado, como cuando ayudó al Rotary Club de su padre a construir un campamento de verano Easterseals. «Mi tarea consistió en pintar el cohete plateado de la pista de minigolf», cuenta Baldwin. Estas experiencias le enseñaron lo gratificante que puede ser el voluntariado y ampliaron su punto de vista.

Según Amanda Zelechoski, profesora adjunta de psicología en la Universidad de Valparaíso y directora del Psychology, Law, and Trauma Lab, que organiza el Coronavirus Family Impact Project, ahora mismo el voluntariado también podría ser más beneficioso para los niños. «Ha ocurrido algo que no podemos controlar. Es bastante traumático. ¿De qué forma podemos recuperar el control de nuestras vidas? ¿Cómo podemos sentirnos empoderados?», señala. Una respuesta a esa pregunta es trabajar en un proyecto de voluntariado en familia.

Cómo empezar

Lo fundamental es fomentar que los niños «sientan que pueden hacer algo», explica Maryam Abdullah, psicóloga del desarrollo y directora del programa para padres del Greater Good Science Center de la Universidad de California, Berkeley. «Se sienten competentes. Contribuyen. Y eso sienta bien», explica.

Las labores de voluntariado son para niños de todas las edades. Abdulla apunta que incluso los bebés exhiben signos de querer ayudar a los demás. En estudios de laboratorio, los niños de poco más de un año han recogido objetos que pensaban que necesitaba un investigador.

Para fomentar estas tendencias, sé un modelo de comportamiento para enseñar a los niños que el voluntariado es algo que valoras. Por ejemplo, cuando el marido de Zelechoski lleva comida a las personas necesitadas de su comunidad, sus tres hijos siempre van con él en el coche. «Nunca han conocido otra cosa», explica, y añade que los viajes en coche también les sirven para acordarse de aquello por lo que deben sentirse agradecidos.

Puede que a los padres les preocupe hablar de temas como el hambre, las enfermedades o la indigencia con los niños. Pero explicar estas ideas en el contexto de qué pueden hacer para ayudar puede facilitar estas conversaciones. «Los niños quieren dar sentido al mundo que les rodea», afirma Zelechoski. Simplemente hay que estar preparado para responder a las preguntas que tendrán.

Después permíteles participar en la planificación y la toma de decisiones sobre el tipo de servicio de voluntariado que queréis prestar. ¿Y si tienen sugerencias poco prácticas? «Celebra su idea y después guíalos hasta el núcleo de la misma. ¿Cuál es su objetivo? Ayúdalos a resolver los problemas», recomienda Abdullah.

A continuación, te proponemos varias categorías a tener en cuenta:

Primeros pasos

En este tiempo de estrés sin precedentes, Zelechoski quiere recordar a los padres que no todos los tipos de servicios tienen por qué ser «voluntariado con uve mayúscula». Hacer dibujos con tiza en la acera o colocar carteles en la ventana puede animar a los demás. Puedes llevar esas ideas un paso más allá creando un punto de tizas gratuitas en la acera que cualquiera puede utilizar para escribir o dibujar sus propios mensajes de ánimo. O también puedes proponerles a tus hijos ideas diferentes cada día para que dibujen a un animal distinto y lo expongan.

También puedes sugerirles que elijan juguetes o ropa para donarlos, o que decidan una ONG a la que donar el dinero de sus huchas. Abdullah sugiere comprobar la página web de Youth Service America, que ofrece guías de actividades descargables para varios proyectos fáciles que pueden hacerse desde casa, como montar sacos de comida para el banco de alimentos local.

Averigua qué causas apasionan a tus hijos y después contacta con las organizaciones locales que trabajen en esos temas. Es probable que puedan darte ideas de cómo pueden ayudar los más pequeños, como concienciar a sus amigos u obtener donativos.

Niños mañosos

Cualquiera que pueda coser puede montar una fábrica de elaboración de mascarillas en casa, incluso los niños. Las mascarillas están muy demandadas en todas partes, sobre todo en entornos sanitarios. Y aunque no sepas de un lugar específico donde puedas donarlas, siempre puedes venderlas y destinar los beneficios a una ONG.

Si ni tú ni tus hijos sois muy diestros con las agujas, no te preocupes. Hay un montón de opciones que no requieren coser. Una tienda de suministros de manualidades estadounidense, Michaels, ha compartido ideas como esta, que consiste en cortar una camiseta vieja. O puedes inventar tu propio diseño utilizando limpiapipas o cualquier cosa que encontréis por los cajones de casa. Hacer mascarillas caseras con diseños divertidos podría ser el empujoncito necesario para concienciar a los niños de la importancia de utilizarlas fuera de casa. Simplemente aseguraos de que las hacéis siguiendo pautas de seguridad básicas.

Cuando estéis listos para otro proyecto, poned vuestras habilidades al servicio de Project Linus, una organización creada hace 25 años que ha enviado más de ocho millones de mantas de seguridad caseras a niños que están enfermos o han sufrido traumas. «Las mantas les hacen sentir que alguien se preocupa por ellos», afirma Patty Gregory, presidenta nacional de la organización. «Tenemos voluntarios de solo cuatro años. Cualquiera puede hacerlo», añade.

La página web de Project Linus ofrece patrones más complejos para colchas y mantones, así como instrucciones paso a paso para dos «mantas de lana sin coser» y para las que solo se necesitan tela y tijeras. «Si puedes atarte los cordones, puedes hacer una manta de lana», afirma Gregory.

Los centros locales suelen recibir una gran cantidad de este tipo de mantas simples, así que lo idóneo sería preguntarles si tu centro más cercano acepta mantas en este momento. Hay que tener en cuenta que muchos lugares de recogida se han visto afectados por las restricciones generales y los cierres por el coronavirus. Gregory recomienda seguir haciendo mantas, aunque tengas que guardarlas en casa un tiempo, o contactar con los albergues locales para comprobar si aceptan mantas u otros suministros.

Amigos por correspondencia

A todo el mundo le gusta recibir una nota escrita a mano, sobre todo si incluye dibujos de colores. En lugar de colocar los dibujos de tus hijos en la galería de la nevera, meted sus obras maestras en sobres destinados a personas mayores aisladas. Muchas residencias de ancianos reciben este tipo de cartas, así como la organización Love for the Elderly, que clasifica y distribuye las recibidas según dónde se necesiten. (Otra opción es grabar un vídeo y compartir un mensaje de apoyo a través de la página web Care Not Covid.)

Mucha gente se merece un agradecimiento: profesores, médicos, enfermeros, carteros. Los niños pueden reflexionar sobre por qué dan las gracias a estas personas y escribirles cartas. Después, si interactuáis con el cartero, por ejemplo, podéis darle las cartas para que se las pase a sus colegas.

Ese es el modelo que utiliza A Million Thanks, que ha enviado más de 10 millones de cartas a soldados estadounidenses desplegados por todo el mundo. El grupo crea una caja con unas mil cartas y las envía a un soldado específico que, a continuación, las distribuye por su unidad. (Debido a la COVID-19, no se están enviando cartas ahora mismo, pero la fundadora Shauna Fleming espera reanudar la labor a finales de verano o principios de otoño.)

Puede que una carta sea pequeña, pero puede tener repercusiones considerables. «Un soldado me contó que preferiría recibir cartas cada día que comida cada día», afirma Fleming.

Amigos peludos

Convierte el voluntariado en una parte de tu vida cotidiana recibiendo en tu hogar a un nuevo miembro de la familia, aunque solo sea de forma temporal.

Recientemente, los refugios de animales han observado un repunte del interés por acoger perros y gatos. De hecho, la Sociedad Estadounidense para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (ASPCA, por sus siglas en inglés) ha observado un aumento de casi un 70 por ciento en los animales acogidos en sus programas de Nueva York y Los Ángeles frente al mismo periodo de 2019.

Matt Bershadker, presidente y consejero delegado de la ASPCA, indica que cuando acoges a un animal en casa, liberas el espacio de los refugios para otros animales y alivias la carga que soportan los trabajadores, que ahora deben respetar las normas de distanciamiento social. Cada refugio gestiona su programa de acogida de forma diferente, pero Bershadker dice que la mayoría de los voluntarios cuidan de un animal entre dos semanas y unos pocos meses.

Los niños que aprenden a llevar a los perros de paseo, limpian las cajas de arena de los gatos y pasan tiempo con animales desarrollan capacidades que durarán toda la vida, según señala Lauren Lipsey, vicepresidenta de programas comunitarios de la Humane Rescue Alliance en Washington D.C. Si la acogida no es adecuada para ti —por motivos logísticos o de salud—, las familias pueden ayudar de otras formas. Lipsey propone que los niños reúnan suministros, como corchos (juguetes ideales para gatos) y comida, y los donen.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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