La vida en la frontera entre México y Estados Unidos
¿Quieres ir más allá de las amenazas y comentarios políticos sobre la frontera entre Estados Unidos y México? Visítala con nosotros.
Hace 30 años —tres décadas antes de que cualquier presidente del siglo XXI exasperase al público prometiendo construir un muro— el fotógrafo James Whitlow Delano se preguntó por qué la frontera entre México y Estados Unidos era un lugar con tantas tensiones. Eran dos países que llevaban más de un siglo en paz. Sin embargo, la división entre ellos era suficiente para garantizar la construcción de una serie de vallas fronterizas y los debates airados sobre cómo detener la inmigración ilegal.
Treinta años después, el debate y la región son cada vez más intensos. Desde entonces, las vallas han sido fortificadas mediante drones, escáneres y guardias. Los contrabandistas que en su día cobraban unos cuantos cientos de dólares por cruzar la frontera en los bajos de un camión o en una descabellada carrera a través del desierto de Sonora han sido remplazados por caros coyotes y cárteles mortales, cuyas únicas garantías son los altos precios, el peligro extremo y la amenaza de secuestro y extorsión.
El trabajo más reciente de Whitlow Delano se centra en las personas que viven en el tramo conocido como la frontera y en la tensión, amenazas y peligros constantes que son parte de sus vidas diarias.
A menudo, Whitlow Delano se encontraba con personas que vivían en un sobrecogedor estado de limbo, incapaces de dejar sus chabolas o cabañas debido a sus deudas con los coyotes y cárteles. Varios hombres a los que conoció tenían hijos en Estados Unidos a quienes no podían ver. Muchos estaban avergonzados por su forma de vida, atascadas económica y personalmente. Un hombre de Centroamérica fue deportado por delincuencia en Estados Unidos, pero en lugar de volver a casa, esperó en el norte de México mientras planeaba cómo llegar a Canadá.
Un muro fronterizo reforzado —uno "grande" y "hermoso", como ha prometido el presidente Trump— no resolverá los problemas de estos habitantes de la frontera. Un gran proyecto de infraestructura les colocaría en una zona en perpetua construcción, y sus casas se convertirían en un lugar con tensión creciente a medida que se construye el muro y se llena de nuevos guardias.
Tampoco resulta probable que el muro detenga el tráfico de inmigrantes. Whitlow Delano ha visto cómo los muros eran atravesados mediante túneles y estrategias incluso más creativas en los puntos de control. Una acción en la carrera armada contra la inmigración ilegal generará otra irremediablemente.
Y si se intensifica este enfrentamiento, Whitlow Delano permanecerá atento. Tener relaciones humanitarias, económicas y militares entre dos países que no están en guerra es una historia demasiado bonita, afirma él, y solo estando presente allí se puede dejar atrás toda la demagogia política. "Me importa la historia compartida de nuestros países", declaró. "Supongo que simplemente tengo curiosidad por saber lo lejos que llegará esta situación".
El trabajo de James Whitlow Delano ha sido posible gracias a una ayuda económica del Pulitzer Center para la cobertura de crisis.