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Página del fotógrafo
Jeffrey de Guzman
Los nudibranquios son ciegos. Sus ojos solo distinguen la oscuridad de la claridad. En cambio el olfato y el gusto lo detectan a través de los apéndices sensoriales de su cabeza conocidos como rinóforos o tentáculos orales.
Miembros de la familia de los moluscos, los nudibranquios abandonaron sus conchas años atrás. Su nombre científico, Nudibranchia, significa "branquias desnudas", y describe las agallas plumosas y cornudas de la mayoría de ellos.
Los nudibranquios son hermafroditas. Las parejas se aparean fertilizando uno al otro y llegan a poner hasta dos millones de huevos.
La anémona de mar puede parecerse a la bella flor de la que recibe su nombre, pero los peces que naden demasiado cerca podrían arrepentirse. La anémona, emparentada con los corales y las medusas, utiliza unos tentáculos cargados de veneno para inyectar en las víctimas que se acercan una neurotoxina paralizante que las deja indefensas y listas para ser devoradas.
Las babosas de mar suave conocidas como nudibranquios no tienen cáscara y se encuentran indefensos frente a los depredadores, o al menos eso parece. De hecho, los animales cuentan con un arsenal de tóxicos adquiridos mediante la producción de sus propios venenos o al ingerir las esponjas de mar tóxicas o las anémonas y las secretan cuando se ven amenazados. Muchos nudibranquios cuentan con una gama de colores brillantes que hacen que se destaquen en los arrecifes o fondos marinos y enviar a los posibles depredadores un mensaje claro: “yo no estoy rico”.
El pulpo de anillos azules disfruta de una interesante relación simbiótica con las colonias de bacterias que habitan en sus glándulas salivares. Las bacterias producen neurotoxinas potentes que puede matar a un ser humano en tan sólo unos minutos pero parecen no tener efectos nocivos sobre el pulpo. Esta saliva tóxica, inyectado a través de conchas rotas con el pico de pájaro del pulpo, también le ayuda a digerir a los cangrejos y a los moluscos.