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Página del fotógrafo
Juan Pablo Ampudia
Un oso hormiguero, con las patas quemadas, se recupera de sus heridas merendando leche y hormigas en un santuario de Aguas Calientes, Bolivia. Los incendios arrasaron Brasil, Bolivia, Perú y Paraguay en 2019. La mayoría fueron provocados deliberadamente para despejar la tierra para las plantaciones, con un coste colosal para la vida silvestre, especialmente para los animales de movimiento lento como los osos hormigueros y los perezosos, pero también para criaturas rápidas como los monos. En los humedales del Pantanal brasileño, los daños fueron devastadores. Al año siguiente, en 2020, el Pantanal volvió a arder, esta vez con una superficie afectada por el fuego tres veces superior.
Los incendios forestales, sobrealimentados estacionalmente por los periodos de sequía y las olas de calor extremo, diezman los ecosistemas y liberan a la atmósfera el carbono de uno de sus almacenes más estables: los árboles. En última instancia, este ciclo en espiral puede desembocar en la regeneración de los árboles, pero en un mundo que ya ha agotado sus bosques, que tiene que soportar una extinción impulsada por el ser humano y que sufre el aumento de las temperaturas, el fuego -aparte del coste humano- es un enemigo que no nos podemos permitir. Esta vista aérea de los limoneros destruidos en Roboré (Bolivia) ilustra la magnitud de la destrucción de los incendios forestales con respecto a una zona que no ha sido tocada por las llamas.
Este armadillo fue rescatado de zonas incendiadas de Santa Cruz, Bolivia, y tratado en un hotel convertido en hospital para animales en la pequeña comunidad de Aguas Calientes. El dueño del hotel, José Sierra, trata de tranquilizar al animal antes de ponerlo en libertad.
Este armadillo es uno de los 70 animales rescatados en las zonas incendiadas de Santa Cruz, Bolivia, y tratados en el Centro de Rescate para Víctimas de Incendios Biotermal, un hotel convertido en centro de tratamiento de animales en la pequeña comunidad de Aguas Calientes. El dueño del hotel, José Sierra, intenta tranquilizar al animal antes de ponerlo en libertad.
Dos tucanes encontrados por los residentes de una comunidad cercana descansan dentro de las jaulas. Ambos sufrían deshidratación grave y presentaban fracturas en las alas.
El equipo de rescate deja agua y semillas en hojas de palmera para los animales supervivientes. Cuando vuelven al día siguiente para comprobarlas, el agua y la comida casi siempre han desaparecido.
Encontraron esta cría de armadillo en un arcén, desorientada y deshidratada. Aunque se recuperó, era demasiado joven para regresar a la naturaleza y la han trasladado al zoológico municipal de Santa Cruz para que reciba cuidados a largo plazo.
Un voluntario alimenta a una cotorra joven en el centro. Los voluntarios de la Universidad de Santa Cruz y un parque local de fauna silvestre ayudan a cuidar de los animales las 24 horas.
Los veterinarios del centro tratan a un oso hormiguero llamado Valentina, cuyas patas presentan quemaduras graves. En esta foto, administran pomada, medicación y vendas nuevas a las quemaduras.
Una imagen aérea de limoneros arrasados en Roboré ilustra la escala de la destrucción.