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Página del fotógrafo
Md Meharban
Un soldado paramilitar indio hace guardia en un centro de rellenado de oxígeno en Nueva Delhi mientras la multitud crece en el exterior. Las personas viajan largas distancias y hacen cola durante horas para rellenar sus cilindros. A veces se inquietan o se enfadan, nerviosas por no saber si podrán obtener oxígeno para sus parientes enfermos. «No puedes culparlos», dice el guardia de seguridad.
La enfermera Poonam Kant recoge cilindros de oxígeno para rellenarlos en el hospital público de Tej Bahadur, en Prayagraj, Uttar Pradesh. «No tenemos ni un minuto de descanso», dice mientras vuelve a ocuparse de los cilindros. El estado, que alberga 200 millones de habitantes —más que la población de Brasil— ha registrado más de 160 000 casos y 17 000 muertes.
Los trabajadores del hospital de Venkateshwar en Dwarka, Nueva Delhi, conectan cilindros de oxígeno a la línea de abastecimiento del hospital. En grandes centros médicos, los tanques de oxígeno están conectados a un sistema central de tuberías que suministran el gas a muchos pacientes. En hospitales más pequeños, los pacientes tienen tanques de oxígeno junto a sus camas.
El personal paramilitar indio hace guardia mientras la gente recoge fichas para rellenar cilindros de oxígeno en Vaibhav Oxygen. El centro de distribución solo podía dispensar de 500 a 700 fichas al día, y tuvo que afrontar multitudes incontrolables en el pico de la crisis de oxígeno.
Mahesh Kumar hizo cola durante 24 horas en Vaibhav Oxygen para rellenar el cilindro de oxígeno de su padre. Aunque su padre ya no necesitaba oxígeno, Kumar dijo que no quería arriesgarse a no tener suministros. «Tenemos solo un cilindro. Es viejo y está enfermo, y me sentiría más seguro si tuviéramos un cilindro de oxígeno por si acaso», afirma.
La gente espera en Vaibhav Oxygen para rellenar los cilindros de oxígeno. A medida que los hospitales se desmoronaban durante la crisis, indicaron a parientes y amigos de pacientes de COVID-19 que buscaran oxígeno y otros recursos médicos por su cuenta.
La gente hace cola frente a Vaibhav Oxygen, uno de los mayores distribuidores de oxígeno de la India, en Badarpur, Nueva Delhi, para rellenar cilindros de oxígeno. En el pico de la crisis, según el dueño, Kirshna Kumar, atendían a unas 700 personas al día, así como a hospitales y ambulancias. «No nos íbamos a casa hasta que rellenábamos los cilindros de todo el mundo», cuenta.
Los trabajadores mueven los cilindros recién fabricados para transportarlos a la fábrica Bharat Pumps and Compressor Limited en Prayagraj, Uttar Pradesh. La empresa había dejado de fabricar cilindros de oxígeno hace 10 años, ya que no había mucha demanda. Pero a medida que la crisis de oxígeno se agravaba, el gobierno les pidió que reanudaran las operaciones. Actualmente, fabrican 300 cilindros al día.
Los trabajadores cargan cilindros de oxígeno vacíos en un camión dentro de Venkateshwar. «Cada hora, se vacían de 15 a 20 cilindros», dijo uno de los trabajadores. «Estamos trabajando las 24 horas para garantizar un suministro de oxígeno constante».
Ajay Kumar, izquierda, y Gaurav Kumar, derecha, que trabajan en el Hospital Infantil Madhukar Rainbow en Nueva Delhi, arrastran cilindros de oxígeno a una ambulancia tras esperar tres horas a que los rellenaran. «Recorremos toda la ciudad a lo largo del día en busca de oxígeno para el hospital», dijo Gaurav Kumar.