Fotos exclusivas: continúa la búsqueda de cámaras ocultas en la tumba de Tutankamón

Dos investigaciones anteriores no eran concluyentes respecto a qué había tras las paredes de la tumba. Ahora, un equipo de investigadores intenta resolver el misterio.

Por Kristin Romey, A. R. Williams
Publicado 2 feb 2018, 12:39 CET

El Ministerio de Antigüedades egipcio anunció hoy que se está realizando una tercera ronda de escaneado por georradar dentro de la cámara funeraria del rey Tutankamón, con la esperanza de responder a la pregunta que ha intrigado y desconcertado durante tanto tiempo a los investigadores. ¿Esconden los muros de la famosa tumba otras cámaras, quizá otra sepultura real escondida durante más de 3.300 años?

Desde que el arqueólogo Howard Carter descubrió la tumba llena de tesoros en el Valle de los Reyes, en Lúxor, en 1922, los expertos han considerado que el espacio de esta era demasiado pequeño para un faraón. Se han propuesto varias teorías sobre la tumba, pero en 2015 el egiptólogo Nicholas Reeves sugirió una posibilidad increíble: los muros norte y oeste podrían ocultar la momia —y las fabulosas posesiones— de la madrastra de Tutankamón, la legendaria reina Nefertiti.

Dos escaneados anteriores de la cámara funeraria, realizados en 2015 y 2016, presentaban resultados variados y se determinó que no eran concluyentes. El ministro de Antigüedades egipcio Khaled El Enany encargó un tercer escaneado no invasivo por georradar siguiendo las recomendaciones de los expertos con los que se reunió en 2016 para estudiar los resultados de los escaneados anteriores. Esta última investigación, dirigida por la Universidad Politécnica de Turín, pretende dar una solución a esos resultados y verificar si existen o no espacios vacíos tras los muros.

Pistas intrigantes

La idea de Reeves estaba motivada por un escaneado en 3D de la tumba con alto nivel de detalle que la empresa Factum Arte había elaborado en 2009. Su tarea era construir una réplica exacta de la tumba para que la visitaran los turistas. Cuando Reeves estudió los escaneados de los muros norte y oeste, creyó haber visto restos de aberturas que habrían sido tapiadas con ladrillos y enyesadas. Dichas características podrían ayudar a explicar otros dos rasgos desconcertantes.

en 1984, el egiptólogo Gay Robins publicó un estudio sobre las proporciones de las figuras pintadas en las paredes de la cámara funeraria. En la pared norte seguían una cuadrícula de 20 cuadrados, pero en los otros tres muros seguían una cuadrícula de 18 cuadrados. Robbins pensó que podría haber sido el resultado de la preparación apresurada de la tumba, lo que podría haber implicado a equipos separados de pintores formados en dos tradiciones diferentes. Pero ¿y si los muros se hubieran pintado en dos ocasiones diferentes: después de sellar una sepultura y de nuevo tras añadir otra sepultura algunos años después?

En 2012, los expertos del Getty Conservation Institute se dieron cuenta de otro aspecto extraño. El fondo de la pared norte se había pintado originalmente de blanco, pero se había vuelto a pintar más adelante de amarillo para que coincidiera con los de las otras tres paredes. ¿Databa el fondo blanco del primer enterramiento y el repintado de la época de Tutankamón?

Cuando Mamdouh El Damaty, ministro de Antigüedades cuando Reeves expuso su teoría, examinó de cerca la pared norte, observó otra irregularidad en la zona: una clara diferencia entre los tratamientos en los muros. En la parte superior de dicha zona se había pintado sobre piedra desnuda, pero en la parte inferior se había pintado sobre yeso.

Esta serie de pruebas fue suficientemente convincente para que El Damaty aprobase realizar termografía infrarroja en parte de la pared norte a principios de noviembre de 2015. Esta técnica detecta variaciones de temperatura en superficie, que supuestamente serían diferentes en una pared de piedra caliza sólida y en una que ocultase una sala, de existir alguna. Las imágenes revelaron diferencias de temperatura sugerentes en la pared norte.

A finales de ese mismo mes, el especialista en radares japonés Hirokatsu Watanabe usó un georradar para ver a través de las paredes de la tumba. Los resultados fueron sensacionales y llenaron titulares en todo el mundo. Watanabe pensó que había visto cámaras tras las paredes norte y oeste, así como objetos metálicos y materiales orgánicos.

Pero muchos egiptólogos y expertos en georradar tenían dudas importantes sobre los resultados de dicha inspección, por eso llevaron a cabo una segunda ronda con georradar en marzo de 2016. En esta ocasión, ingenieros de National Geographic llevaron a cabo esta labor.

Había grandes expectativas, pero los resultados fueron desconcertantes. La inspección se había diseñado para buscar paredes con el mismo grosor que las que había observado Watanabe, pero no se detectó nada así, ni tampoco ningún indicio de la existencia de espacios vacíos en las paredes norte u oeste de la cámara funeraria de Tutankamón.

Los resultados de estos dos estudios pusieron la investigación en punto muerto. El proyecto necesitaba un desempate.

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Los resultados: ¿sí o no?

El tercer escáner por georradar removerá cielo y tierra mediante la tecnología radar, con planes que exigirán varias sesiones de escaneado de cuatro horas. Con suerte, los resultados del trabajo completo deberían proporcionar una respuesta final sobre si existen o no cámaras ocultas. Sin embargo, los expertos advierten que el escaneado por georradar solo puede detectar «anomalías» en la roca, y será necesario investigar más para determinar si cualquier posible anomalía es, de hecho, una sala oculta.

El coordinador del proyecto actual, una misión científica conjunta entre Egipto e Italia, es el físico italiano Francesco Porcelli, de la Universidad Politécnica de Turín, en colaboración con la Universidad de Turín y tres empresas privadas, Geostudi Astier, 3DGeoimaging y Terravision.

«Es todo un privilegio que me hayan dado esta oportunidad y poder coordinar a un equipo tan maravilloso», contó Porcelli a National Geographic la tarde del jueves, durante un descanso entre sesiones de escaneado.

El equipo del georradar trabaja durante la noche, tras el cierre del Valle de los Reyes y la tumba de Tutankamón a los turistas. Los investigadores manipulan cuidadosamente su equipo de alta tecnología en los estrechos espacios de la cámara funeraria bajo la supervisión de las autoridades egipcias, procurando que las antenas del radar escaneen tan cerca de la superficie del muro como sea posible sin que alteren las preciadas pinturas de la tumba de 3.300 años de antigüedad.

Tras recopilar los datos del georradar, llevará varias semanas procesarlos y analizarlos. Si los resultados confirman la existencia de espacios vacíos tras las paredes, supondrá el comienzo de una búsqueda de respuestas científicas aún más emocionante para determinar qué —o quién— se encuentra tras los muros de la tumba de Tutankamón.

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