6 mujeres artistas que pusieron patas arriba el mundo del arte moderno

Estas mujeres frecuentemente olvidadas contribuyeron a dar forma al arte moderno de todo el mundo.

Por Elaina Zachos
Publicado 23 abr 2018, 13:52 CEST
Tarsila do Amaral
Una visitante contempla la exposición de Tarsila do Amaral «Inventing Modern Art in Brazil» en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Fotografía de Timothy A. Clary, Getty Images
Esta historia forma parte de Women of Impact, un proyecto de National Geographic centrado en mujeres que rompen barreras en sus campos, cambian sus comunidades e inspiran a actuar. Únete al debate en nuestro grupo de Facebook.

Pese a su maestría e innovación artística, apenas se habla de las mujeres visionarias del mundo del arte moderno en las corrientes históricas principales.

«Cuando observas la forma en que se ha escrito la mayor parte de la historia del arte [de la época modernista], si se menciona a estas mujeres, se mencionan de pasada», afirma Deborah Gaston, directora de educación y compromiso digital en el Museo Nacional de Mujeres Artistas. «Muchas también se relacionaron con otros artistas que forman parte de ese círculo. Continúa la narrativa de ellas como seguidoras en lugar de innovadoras creativas por derecho propio».

Estas son seis mujeres ignoradas que han tenido un impacto importante en la escena del arte moderno.

Sonia Delaunay: la madre del orfismo

Sonia Delaunay, cofundadora del orfismo, adoptó una gran variedad de artes visuales y decorativas.
Fotografía de Jean Tesseyre, Getty Images
Un visitante saca una foto del «Tableau de bord» de Delaunay en el Museo de Arte Moderno de París, Francia.
Fotografía de Chesnot, Getty Images

Nacida en Ucrania el 14 de noviembre de 1885, Sara Élievna Stern creció usando el nombre de «Sonia». Delaunay estudió arte en Alemania y Francia, donde más tarde se casó con el marchante Wilhelm Uhde en París. Esta unión evitó que su familia la obligara a volver a casa y también sirvió de tapadera de la homosexualidad de Uhde.

Además de su educación artística tradicional, Delaunay fue una gran fuerza en el mundo de las artes decorativas, con un talento especial para las telas y el diseño de interiores. Tras su divorcio amistoso de Uhde y su matrimonio con el pintor francés Robert Delaunay en noviembre de 1910, los Delaunay impulsaron el orfismo, una variante abstracta y vibrante del cubismo y del arte futurista.

«Siempre cambiaba todo lo que me rodeaba», decía Delaunay. «Hice que mis primeras paredes fueran blancas para que nuestros cuadros tuvieran un mejor aspecto. Diseñé mis muebles; lo he hecho todo. He vivido mi arte».

En 1964, Sonia Delaunay se convirtió en la primera mujer artista viva que tuvo una exposición en retrospectiva en el Louvre en París.

Marie Laurencin: la cubista femenina

más popular

    ver más
    La pintora francesa Marie Laurencin trabaja sola en el atril de su estudio.
    Fotografía de Gjon Mili, Getty Images
    Los trabajadores mueven la obra de Laurencin «La bal elegant ou la danse a la champagne» durante una conferencia de prensa previa a su exposición en un museo de Taipei.
    Fotografía de Mandy Cheng, Getty Images

     

    Marie Laurencin nació en París el 31 de octubre de 1883. La crió su madre y estudió arte con Georges Braque, que contribuiría al desarrollo del movimiento cubista.

    Laurencin creó cuadros, acuarelas, dibujos y grabados. Es una de las pocas pintoras cubistas, junto con Delaunay, y desarrolló un enfoque único de la abstracción. Los tonos pastel y las figuras esbeltas en sus obras les dan una estética femenina. Pintó retratos de celebridades parisinas, incluyó animales en sus cuadros y produjo escenarios de teatro.

    En 1983, se inauguró el Musée Marie Laurencin en Japón, convirtiéndose en el único museo de arte especializado del mundo centrado en una mujer artista. El museo alberga más de 600 obras de Laurencin en su archivo.

    Aleksandra Exter: la rebelde de la escuela de arte

    Exter se basó en su trasfondo ruso para cuadros como «A Harbour Scene».
    Fotografía de Bridgeman Images

    Aleksandra Exter, también conocida como Aleksandra Aleksandrovna Ekster, nació en Białystok, Polonia, en el seno de una familia bielorrusa acomodada el 6 de enero de 1882. En el transcurso de su educación privada estudió idiomas, música y arte y finalmente adquirió fama internacional en el panorama artístico europeo.

    En la Escuela de Arte de Kiev, Exter se mezcló con otros artistas que reaparecerían en la vanguardia rusa. En 1908, se casó con un abogado de Kiev y ambos se convirtieron en destacados personajes culturales e intelectuales. Se mudaron a París, donde Exter estudió una temporada en la Académie de la Grande-Chaumière hasta que la expulsaron por rebelarse contra la visión artística de la institución.

    El estilo de Exter se hizo cada vez más radical y vanguardista con el tiempo. Pasó por el impresionismo, el cubismo, el cubofuturismo y el arte no objetivo con pinturas abstractas de paisajes, formas geométricas y bodegones. Su obra es dinámica y, además de sus exposiciones, la artista de múltiples talentos destacó en su trabajo escénico e ilustraciones de libros.

    Sophie Taeuber-Arp: la visionaria sin fronteras

    Sophie Henriette Gertrude Taeuber nació en Davos, Suiza, el 19 de enero de 1889. Estudió dibujo en la Escuela de Artes Aplicadas en Saint Gallen y, a continuación, diseño textil en Alemania. También aprendió a tejer, a hacer artesanía con cuentas y a bailar.

    Óleo sobre lienzo de Taeuber-Arp, «Rising, Falling, Flying», 1934.
    Fotografía de DeAgostini/Getty Images

    Taeuber-Arp fue influyente en el Café Voltaire de Zúrich y en 1928 se mudó a la zona de París. Su obra como pintora, escultora y arquitecta —por no mencionar como consumada diseñadora de muebles y de interiores— seccionó las fronteras entre los diferentes géneros de arte.

    Adoptó el modernismo y el dadaísmo, e incluso creó disfraces y marionetas para actuaciones dadá. Colaboró con otros artistas como su marido Hans para producir espectáculos, coreografías, textos y obras de arte.

    Como guiño al legado de Taeuber-Arp, el gobierno suizo rediseñó el billete de 50 francos en 1995 para incluir su retrato.

    Natalia Goncharova: la innovadora experimental

    Natalia Gontcharova, pintora, escultora y decoradora rusa, sentada en su estudio parisino.
    Fotografía de Lipnitzki, Getty Images
    La obra «Rayonistische zee» de Goncharova demuestra su importancia en el movimiento abstracto del rayonismo.
    Fotografía de World History Archive, Alamy

    El 21 de junio de 1881, Natalia Goncharova nació en una familia de la élite de Nagaevo, Rusia. Empezó sus estudios en el Instituto de Pintura, Escultura y Arquitectura de Moscú en 1901, inspirándose en los impresionistas, en especial en Auguste Rodin.

    Como pintora, la obra de Goncharova tiene notas de la mezcla de lo sagrado y lo profano. Parte de su arte incluye a trabajadores rurales rusos realizando tareas cotidianas repetitivas, pero su estilo tradicional se presta a la interpretación religiosa. La formación formal en arte de Goncharova acabó en 1909 cuando la expulsaron del Instituto de Moscú por no haber pagado la matrícula.

    Goncharova también trabajó en el sector textil y, con su marido y también artista Mikhail Larionov, exploró los estilos vanguardistas rusos que llevarían a futuros movimientos artísticos. Las obras de Goncharova en el rayonismo y el futurismo influyeron a sus contemporáneos rusos y fueron cruciales para guiar la abstracción futura.

    Tarsila do Amaral: la revolucionaria con raíces

    Obras de Tarsila como «Abaporu» fueron cruciales para el crecimiento de la escena artística brasileña.
    Fotografía de Bridgeman Images

    Do Amaral, a la que suelen conocer como Tarsila, nació el 1 de septiembre de 1886 en Capivari, Brasil, en el seno de una familia acomodada de productores de café. La familia de Tarsila apoyó sus propósitos educativos, animándola a que asistiera a la escuela en Barcelona, donde empezó a interesarse por el arte.

    Tarsila comenzó su educación formal en arte en 1916, estudiando escultura, dibujo y pintura, pero el conservador mundo del arte brasileño y la falta de recursos creativos limitó su exposición. Los viajes a París la ayudaron a ampliar sus horizontes artísticos y finalmente se integró en el Grupo dos Cinco, un movimiento de artistas que promovían activamente la cultura brasileña sin emplear estilos tradicionales europeos.

    «Quiero ser la pintora de mi país», escribió Tarsila en 1923. Su estilo de mezclar iconos locales brasileños con estética vanguardista ayudó a configurar el arte moderno de Brasil, y su legado perdura hasta la actualidad.

    más popular

      ver más
      loading

      Descubre Nat Geo

      • Animales
      • Medio ambiente
      • Historia
      • Ciencia
      • Viajes y aventuras
      • Fotografía
      • Espacio

      Sobre nosotros

      Suscripción

      • Revista NatGeo
      • Revista NatGeo Kids
      • Disney+

      Síguenos

      Copyright © 1996-2015 National Geographic Society. Copyright © 2015-2024 National Geographic Partners, LLC. All rights reserved