Revelan más de 800 tumbas egipcias en una antigua necrópolis

Este conjunto de tumbas de 4.000 años, descrito por primera vez, representa una de las mayores agrupaciones de sepulturas del Imperio Medio.

Por Maya Wei-Haas
Publicado 12 sept 2018, 13:04 CEST
Lisht, Egipto
El conjunto de sepulturas antiguas el Lisht, Egipto, podría aportar información sobre la vida y la muerte en el Imperio Medio hace unos 4.000 años.
Fotografía de Sarah Parcak

Durante miles de años, una necrópolis ha permanecido enterrada bajo el desierto cerca de la aldea egipcia de Lisht, al sur de El Ayyat. El antiguo cementerio, ubicado al borde del Sáhara, no es ningún secreto; hoy, dos pirámides se imponen sobre el paisaje al norte y al sur del enterramiento.

Pero muchas de las tumbas antiguas llevaban mucho tiempo cubiertas bajo la arena, hasta ahora.

En una sola temporada de trabajos de campo, una expedición conjunta de la Universidad de Alabama-Birmingham y el Ministerio de Antigüedades de Egipto cartografió 802 tumbas en Lisht. Estas tumbas descritas recientemente datan de hace unos 4.000 años y los egiptólogos ignoraban su existencia, según un comunicado de Khaled El-Enany, ministro de Antigüedades, y Mostafa Waziry, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades.

«Lo que tenemos en el yacimiento es uno de los mayores conjuntos de tumbas del Imperio Medio en todo Egipto», afirma la arqueóloga Sarah Parcak, exploradora de National Geographic y profesora de la Universidad de Alabama en Birmingham que codirigió la expedición con Adel Okasha, director de la Región de las Pirámides.

Aunque muchas de las tumbas fueron saqueadas antes de que la expedición comenzara a trabajar, aportarán mucha información sobre las vidas de los habitantes de la ciudad cercana, que según se cree, habría sido la capital del Imperio Medio, Ity-tauy.

Riquezas del Imperio Medio

El Imperio Medio, entre el 2030 y el 1650 a.C., es un periodo marcado por un arte y una cultura florecientes. «Se observa un florecimiento durante el Imperio Medio», afirma Parcak.

Gran parte de lo que sabemos sobre la Lisht de este periodo se debe a grandes excavaciones de los investigadores del Museo de Arte Metropolitano llevadas a cabo desde principios del siglo XX. Debido a la política del museo, la conservadora del Met Adela Oppenheim no ha hecho comentarios directos sobre las nuevas investigaciones. Sin embargo, sí señala que los objetos de este periodo parecen reflejar una mayor consciencia de la condición humana, que forma parte de lo que hace el Imperio Medio tan fascinante.

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    Los equipos del Met se han centrado principalmente en documentar y cartografiar las dos pirámides —construidas para los faraones Amenemhat I y Sesostris I—, así como las tumbas reales circundantes. Pero todavía hay mucho que aprender del resto de las sepulturas del yacimiento.

    «En esta zona, no hay muchas tumbas conocidas, a excepción de las tumbas reales. Por eso el cementerio es tan importante», afirma Kathryn Bard, arqueóloga de la Universidad de Boston que no participó en las excavaciones.

    Una red subterránea

    Las labores más recientes comenzaron en 2014 cuando Parcak y sus colegas observaron indicios de fosas de saqueo en imágenes por satélite de alta resolución. Entre 2009 y 2013, estas marcas de viruela oscuras se multiplicaron en las imágenes. Pero Parcak señala que, desde el cielo, el equipo no podía saber a ciencia cierta hacia dónde llevaban los agujeros.

    Desde entonces, las labores sobre el terreno financiadas parcialmente por National Geographic han revelado que la mayoría de estas fosas conducían a tumbas. En cada yacimiento, el equipo documentó cuidadosamente las características de las tumbas, recopilando imágenes y coordenadas por GPS para crear una base de datos de la región.

    Muchas tumbas de fosa tenían sitio para hasta ocho sepulcros, lo que implica que este sistema mortuorio entrelazado probablemente albergó unos 4.000 individuos en el más allá.

    «Aprovecharon todo el espacio que pudieron. Muchas habrían sido reutilizadas por familias o nietos, o bisnietos, o primos terceros retirados tres veces», explica Parcak, que compara el denso sistema de tumbas con los túneles serpenteantes de la madriguera de un conejo.

    Fragmentos de información

    Para cuando los investigadores llegaron a la escena, los saqueadores habían vaciado la mayoría de las tumbas. Investigaciones anteriores de Parcak sugieren que el saqueo se intensificó en Egipto durante la inestabilidad económica tras la recesión de 2009 y la revolución de 2011. Según parece, Lisht tampoco se salvó.

    Pero Bard y otros egiptólogos creen que todavía se puede extraer información.

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    «Creo que ha sido un buen primer paso», afirma Mark Lehner, director de Ancient Egypt Research Associates, sobre las labores de cartografía y documentación. Trozos de cerámica, fragmentos de murales, restos humanos e incluso la estructura de las propias tumbas pueden ayudar a los investigadores a conocer la salud, la situación económica y las prácticas mortuorias de los habitantes de la antigua capital.

    «En mi opinión, ahí yace el valor de nuestro trabajo», afirma Parcak. Añade que estos últimos hallazgos se limitan solo a la parte sur del yacimiento y el equipo espera seguir trabajando en las regiones del norte durante la próxima temporada.

    «Al igual que otros yacimientos de Egipto, todavía queda mucho que cartografiar y descubrir», afirma.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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