¿Puede el ADN resolver el misterio de los cráneos elongados de Europa?

Un nuevo estudio genómico intenta comprobar si existe una correlación entre la deformación craneal artificial y la migración posterior a la caída del Imperio romano.

Por Megan Gannon
Publicado 5 nov 2020, 6:57 CET
Cráneo elongado
Este cráneo extremadamente elongado perteneció a un adolescente con ascendencia asiática oriental que falleció hace 1500 años en la actual Croacia. Los cráneos se ataban desde la infancia para crear formas distintivas que podrían haber indicado el origen étnico o la clase social.
Fotografía de M. Cavka, University Hospital Dubrava, Zagreb

La modificación craneal podría haber sido una forma extrema para declarar la identidad personal durante el periodo de las grandes migraciones (ca. 300-700 d.C.), cuando los denominados grupos «bárbaros» como los godos y los hunos compitieron por el control de los territorios europeos tras la caída del Imperio romano. ¿Podría el ADN antiguo ayudar a los arqueólogos a señalar cuáles eran exactamente dichas alianzas culturales?

En un yacimiento llamado Hermanov vinograd, en el este de Croacia, los arqueólogos han descubierto una fosa peculiar que contenía los restos de tres adolescentes. Los chicos habían sido enterrados entre el 415 y el 560 d.C.

Este cráneo alargado y redondeado perteneció a un adolescente con ascendencia de Oriente Próximo que fue enterrado en Hermanov vinograd.
Fotografía de M. Cavka, University Hospital Dubrava, Zagreb

Los cráneos de dos de los chicos presentaban deformación artificial y un análisis genético publicado en la revista PLOS ONE ha revelado otro hecho curioso: los tres adolescentes enterrados juntos tenían antecedentes genéticos muy diferentes. El que carecía de modificación craneal tenía ascendencia euroasiática occidental, el adolescente que tenía un cráneo alargado pero redondeado tenía ascendencia de Oriente Próximo y el chico con un cráneo muy elongado tenía ascendencia de Asia oriental, principalmente.

«Cuando obtuvimos los resultados del ADN antiguo, nos quedamos atónitos», afirma Mario Novak, autor principal del Instituto de Investigación Antropológica de Zagreb, Croacia. «Resulta obvio que en esta parte de Europa vivían e interactuaban muy estrechamente personas diferentes. Quizá utilizaran la deformación craneal artificial como indicador visual de pertenencia a un grupo cultural específico».

La deformación craneal artificial (ACD, por sus siglas en inglés) consiste en atar la cabeza de un niño desde la infancia para deformar el cráneo y es una forma de modificación corporal que se ha practicado desde, como mínimo, el Neolítico en culturas de todo el mundo. Susanne Hakenbeck, arqueóloga histórica de la Universidad de Cambridge que ha estudiado la alteración craneal en Europa y que no participó en el estudio, explica que en Europa la práctica de la ACD apareció en torno al mar Negro en los siglos II y III d.C., alcanzó su auge en los siglos V y VI y desapareció a finales del siglo VII.

Según Novak, en Croacia se han hallado casi una docena de cráneos con ACD fuera de Hermanov vinograd, pero hasta la fecha no se han publicado estudios científicos de dichos cráneos.

La entrada de los hunos

Novak y sus colegas creen que sus hallazgos respaldan la antigua teoría de que los hunos —una confederación nómada de jinetes cuyo origen, según se cree, se encuentra en Asia oriental— introdujeron la ACD en Europa central.

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    Una fotografía aérea de la fosa de Hermanov vinograd, cerca de Osijek, en el este de Croacia.
    Fotografía de B. Rozankovic, Kaducej Ltd.

    «Ahora, por primera vez, contamos con evidencias biológicas y físicas de la presencia de pueblos de Asia oriental en esta parte de Europa, probablemente los hunos, basándonos en los resultados del ADN antiguo», afirma Novak.

    Sin embargo, el origen exacto de los hunos es un tema de debate entre los arqueólogos y otros académicos han sugerido que el grupo no procedía de Asia oriental, sino del norte del mar Negro.

    La fosa de Hermanov vinograd al principio de la excavación (derecha), con presencia de huesos de animales, y al final de la excavación (izquierda), con restos humanos desenterrados.
    Fotografía de M. Cavka, University Hospital Dubrava, Zagreb

    Los datos genéticos no pueden demostrar por sí solos que un individuo específico del pasado —como el chico con el cráneo más elongado de Hermanov vinograd— se identificara como huno, algo que Novak reconoce.

    «No digo que podamos determinar, basándonos en el ADN, que esta [persona] era un ostrogodo o que esta otra era un huno», afirma Novak. «También depende de la percepción propia que tiene esta gente, que es algo bastante subjetivo» y bastante imposible de deducir sin fuentes escritas, que los hunos no dejaron.

    Tras estudiar la diseminación de los cráneos con ACD descubiertos en Europa y en Eurasia, Hakenbeck no cree que exista un vínculo exclusivo entre los hunos y la práctica. «Es más probable que la práctica llegara a Europa a través de vínculos con las estepas euroasiáticas que no están atestiguados históricamente», afirma. «Es posible que los hunos contribuyeran, pero no fueron los únicos».

    Historias más sorprendentes

    También es un misterio cómo acabaron juntos en la fosa los tres adolescentes. Hermanov vinograd es el sitio de un gran asentamiento neolítico, pero no existe ningún asentamiento del periodo de las grandes migraciones en las inmediaciones. Esta tumba puntual no formaba parte de ningún cementerio más grande y establecido, y podría haber estado vinculada a una comunidad nómada o a un grupo de gente que vivió en otra parte, según Novak. Los niños tenían dietas similares en sus últimos años de vida, lo que apunta a que habrían vivido en el mismo lugar durante algún tiempo. Los enterraron junto a huesos de caballo y cerdo y la causa de su muerte no está clara. Aunque los restos óseos completos no muestran señales de haber sufrido una muerte violenta, los investigadores creen que es posible que los adolescentes fueran asesinados en algún tipo de ritual o que hubieran fallecido por la peste u otra enfermedad de rápido avance.

    «La salvedad es que se trata de una muestra pequeña, es solo una tumba y carecemos de información sobre lo que es», afirma Krishna Veeramah, genetista de la Universidad de Stony Brook en Nueva York que no participó en el estudio. «Pero, con todo, resulta interesante que exista tal diversidad».

    El año pasado, Veeramah y sus colegas publicaron un estudio en el que analizaban el ADN de mujeres con deformación craneal artificial que habían sido enterradas en el sur de Alemania durante el periodo de las grandes migraciones. Estas mujeres tenían antecedentes genéticos muy diversos, como posibles componentes de ascendencia asiática oriental. Una posible explicación de este patrón es que las mujeres con cráneos con ACD migraron al oeste debido al matrimonio. Según Hakenbeck, la mayoría de los individuos con cráneos alterados en Europa y Eurasia occidental eran mujeres, con una proporción aproximada de dos a uno.

    Novak sostiene que, con más muestras, los investigadores podrían contar con información más precisa sobre la procedencia de las personas que practicaban la ACD y averiguar si se trataba de un indicador visual de asociación a un grupo cultural determinado.

    Ron Pinhasi, de la Universidad de Viena y otro de los autores principales del nuevo estudio, explica que no hay muchos estudios genéticos de personas con cráneos con ACD y el periodo de las grandes migraciones en Europa no se ha examinado mucho en la gran cantidad de estudios genéticos publicados en las dos últimas décadas.

    En lo que a datos genéticos se refiere, «sabemos mucho más sobre lo que pasó en Europa hace 5000 años que lo que pasó hace 1500 años», afirma Pinhasi. Sin embargo, cree que eso está cambiando y que habrá más investigaciones de muestras genéticas de los últimos 2000 años.

    «Creo que descubriremos muchas más historias sorprendentes», afirma Pinhasi. «Y quizá cuando las reconstruyamos tengamos un panorama muy distinto del periodo de las grandes migraciones».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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