El fútbol habla un lenguaje universal, y estas imágenes lo demuestran

Desde los clubes de base hasta los encuentros espontáneos en la calle, en el hielo o en el campo de batalla, el fútbol lleva siglos uniendo a la gente.

Migrantes haitianos juegan al fútbol en un campamento en Ciudad Acuña, México.

Fotografía de Victoria Razo, National Geographic Image Collection
Por Simon Ingram
Publicado 11 nov 2022, 10:55 CET

A lo largo de las décadas y en todo el mundo, la presencia de un balón y el espacio para poder darle patadas han traído consigo relatos relacionados con la ruptura de barreras. La competición amistosa y la pura alegría del trabajo en equipo trascienden un entorno a veces desesperado y provocan una elevación física y mental, y en ocasiones los brotes de una futura estrella.

Este es el espíritu que subyace en el nuevo documental de Disney+ David Beckham: Al Rescate del equipo, en el que el ex futbolista regresa a los inicios de su carrera en el este de Londres para rescatar del descenso a un equipo adolescente en horas bajas, lo que en el lenguaje futbolístico significa que ha descendido de la primera división.

"Espero que los espectadores se inspiren. Espero que se rían, que lloren y que sonrían", dice Beckham sobre la serie. "Porque cuando ves esta serie, cuando ves a los padres, ves a los entrenadores, ves a los jugadores... hay tanta pasión ahí y la importancia del fútbol base realmente sale a la luz".

Momentos hermosos

Nelson Mandela describió el deporte como algo que tiene "el poder de unir a la gente de una manera que pocas cosas pueden hacer. Habla a los jóvenes en un lenguaje que entienden. El deporte puede crear esperanza donde antes sólo había desesperación".

En este sentido, el fútbol tiene una larga historia como poder de unión de comunidades. Un tema que también se explora en la serie Bienvenidos al Wrexham, la importancia del deporte en general como una fuerza para el bien social, que une a la gente y ofrece a los jóvenes la oportunidad de aprender habilidades para la vida, un espacio para hacer crecer su confianza y un incentivo para mantenerse saludable.  

Aunque el deporte profesional tiene más que demostrada cierta cuota de conflicto, la historia ha demostrado que el fútbol es un promotor de la unidad. El ejemplo más famoso de esto, contra todo pronóstico, fue la Tregua de Navidad de 1914. Entre el horror de las trincheras de la Primera Guerra Mundial, entre la Nochebuena y el 26 de diciembre, conocido en Reino Unido como Boxing Day, las fuerzas británicas y alemanas interrumpieron extraoficialmente las hostilidades en sectores del Frente Occidental francés. Algunos intercambiaron regalos, se hicieron fotos y jugaron al fútbol.

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    Izquierda: Arriba:

    David Beckham con miembros de los Westward Boys, club de fútbol del este de Londres del que el ex jugador es mentor en el programa David Beckham: Save Our Squad.

    Derecha: Abajo:

    Zain, un joven jugador de los Westward Boys, practica dando toques al balón.

    fotografías de Craig Sugden/Disney+

    Ethan (a la derecha) se lanza a una entrada durante un partido en una escena de la nueva serie de David Beckham.

    Fotografía de Craig Sugden/Disney+

    Hay más momentos de este tipo en los que el fútbol ha logrado abrirse camino en mitad de un gran conflicto. Ejemplo de ello es el papel del juego para calmar las tensiones (aunque brevemente) entre Alemania Oriental y Occidental después de su partido de la Copa Mundial en 1974, cuando los jugadores intercambiaron sus camisetas en señal de desafío; los exploradores de la Antártida de Robert Falcon Scott, aislados, manteniendo el ánimo con un partido en el hielo; el alegato televisivo del jugador de Costa de Marfil Didier Drogba para poner fin a la guerra civil del país después de su clasificación para la Copa Mundial de 2006; los informes de los niños atrapados en medio del conflicto en Donetsk, Ucrania, en 2018, encontrando consuelo en los partidos entre los bombardeos.

    También está la capacidad, menos dramática y más matizada, del fútbol de todo tipo para forjar vínculos más allá de la etnia, la religión, la clase social y el género. Y todo gracias a un balón lleno de aire y a la emoción de verlo volar.

    The Walt Disney Company es propietaria mayoritaria de National Geographic Partners.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.co.uk

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