13 de enero de 2017
Ya está aquí otro viernes 13, pero no desesperes: los expertos afirman que precisamente hoy la gente podría estar más segura que cualquier otro día a pesar de todas las creencias arraigadas de desastre y tragedia. De hecho, la superstición podría ser beneficiosa para la salud mental.
Según Rebecca Borah, una profesora de inglés en la Universidad de Cincinnati, estos beneficios psicológicos pueden incluir un mayor sentido del orden. En otras palabras, las supersticiones son intentos de entender e incluso controlar el destino en un mundo incierto.
“Siempre es más fácil cuando existen normas y sabes cómo reaccionar ante ellas”, explica Borah. “Si viene Dracula, probablemente puedas escapar de él saliendo a buscar ajo y así alejar al diablo. Saber eso es bastante reconfortante”.
Muy a menudo los viernes 13 la gente evita actividades peligrosas, o se preocupa mucho más por estar preparados para cualquier imprevisto, añade Borah. “Hay gente que incluso se queda en casa”. Esto hará que las calles estén menos concurridas.
El miedo al 13
Sin embargo, Stuart Vyse, un profesor de psicología en el Connecticut College en New London, afirma que los miedos irracionales también pueden ser improductivos.
En 2013 declaró “estaríamos mucho mejor si dejaran de enseñarnos estas supersticiones y tabús tan negativas como la del viernes 13”.
Las personas que creen en la superstición del viernes 13 podrían tener triscaidecafobia, o miedo al número 13, y en muchas ocasiones les transmiten esta creencia a sus hijos, señalaba. Su recurrencia en la cultura popular, en películas de terror y medios, ayuda a mantenerla con vida, añadía Vyse, el autor de Creyendo en la Magia: La Psicología de la Superstición.
Aunque las supersticiones pueden ser arbitrarias – como el miedo a las escaleras o a los gatos negros – “una vez que están integradas en la cultura, tendemos a reproducirlas”, afirma Thomas Gilovich, profesor de psicología en Universidad de Cornell en Ithaca (Nueva York).
“Sientes que estás tentando a la suerte si las ignoras”, declaró en 2013.
Orígenes basados en la religión
El temor que rodea al viernes 13 proviene de la creencia religiosa relacionada con el invitado número 13 a la Última Cena – Judas, el apóstol que traicionó a Jesús – y la crucifixión de Jesús en viernes, también conocido como el día del verdugo, lo que ya era una gran fuente de ansiedad para todos, cuenta Vyse.
Ambos miedos se combinaron, dando como resultado “esta especie de doble agravante del 13 que resulta en un día de tensión”, explica.
El tabú del número 13 se expandió con la cristiandad pero también hacia áreas no cristianas, apunta Phillips Stevens, un profesor de antropología de la Universidad de Buffalo en Nueva York. “Se extendió por todo el mundo occidental, y se adhirió a la cultura persistiendo en el tiempo”, declaró en 2013.
Lo que es más interesante, resaltó, es el motivo por el que la gente asocia cualquier viernes 13 con la mala suerte. La respuesta, contaba, tiene que ver con lo que se llama el principio de “pensamiento mágico”, que se ha observado en culturas de todo el mundo.
Uno de estos preceptos incluye las cosas o las acciones: si las cosas “se parecen a otras de cualquier forma – hedor, color o sonido – la gente tiende a pensar que esas cosas están relacionadas de manera espontánea”, explica.
En este marco en el que tenemos a 13 personas presentes en la Última Cena, cualquier cosa relacionada con el número 13 dará mala suerte.
Numerología
Thomas Fernsler, un asociado de políticas de ciencia en el Centro de Recursos Educativos de Matemáticas y Ciencia en la Universidad de Delaware en Newark, afirma que el número 13 se ve afectado por estar después del 12.
Según Fernsler, los numerólogos consideran el 12 un número “completo”. El año tiene 12 meses, 12 signos del zodiaco, 12 dioses del Olimpo, 12 pruebas de Hércules, 12 tribus de Israel y los 12 apóstoles de Jesús.
Fernsler declaró en 2013 que la asociación del número 13 con la mala suerte “es en parte por estar al lado de la perfección del 12. Se convierte en inquietante y sinuoso”.
También está lo del viernes. No sólo se crucificó a Cristo ese día, sino que algunos estudiosos de la biblia creen que Eva tentó a Adán con la fruta prohibida también un viernes. A lo mejor es más significativa la creencia de que Abel fue asesinado por Cain un viernes 13.
Efectos negativos
Los viernes 13, algunas personas están tan paralizadas por el miedo que se encierran en casa. Otras no tienen más remedio que apretar los dientes y afrontar su día de los nervios.
Curiosamente, es probable que se topen con un mundo menos peligroso. En 2008 un estudio del Centro Holandés de Estadísticas Sobre Seguros demostró que se producían menos accidentes de tráfico los viernes 13 que el resto de viernes. Los informes de incendios y robos también eran menores.
De acuerdo con Donald Dossey, un historiador estudioso del folclore y fundador del Centro de Manejo del Estrés e Instituto de la Fobia en Asheville, Carolina del Norte: a un pesar de todo mucha gente se negará a volar, comprar una casa o comprar acciones en bolsa, decisiones que ralentizan considerablemente la economía.
Como declaró en 2013, “se calcula que este día se pierden entre 751 y 845 millones de euros porque la gente no vuela o hace negocios que normalmente si haría”.
Vyse recomienda que, para superar el miedo, la gente debería dar pequeños pasos fuera de su zona de confort. Por ejemplo, aquellos a los que les da medio salir de casa pueden intentar quedar con un buen amigo en un café que les guste.
“Empezar intentando algo pequeño que harían cualquier otro día bajo circunstancias normales e ir gradualmente experimentando, esperemos, que nada horrible pasa cuando va avanzando el día”.