Los arqueólogos descubren un enterramiento vampírico

Un grupo de arqueólogos encuentra en Polonia los restos de un enterramiento vampírico.

Por Heather Pringle
Arqueólogos en Polonia creen que el cadáver encontrado con la cabeza entre las piernas es sinónimo de ser los restos de un vampiro.
Fotografía de Andrzej Grygiel, European Pressphoto Agency

Cuando un grupo de arqueólogos abrió una tumba durante las obras de construcción de una carretera cerca de Gliwice, en Polonia, se encontraron con una escena digna de una película de terror: un presunto enterramiento vampírico.

Los cuerpos enterrados tenían las cabezas cortadas y colocadas entre sus piernas, una antigua práctica mortuoria eslava para eliminar a los presuntos vampiros, ya que esperaban que si decapitaban a los individuos, estos no serían capaces de levantarse de sus tumbas.

Sin embargo, el reciente descubrimiento polaco no es una novedad para los arqueólogos que se han tropezado ya con más tumbas de «no muertos». A continuación, la explicación científica a las leyendas de vampiros en la zona.

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Hasta la fecha, los investigadores han informado de varios supuestos enterramientos vampíricos, tanto en el Viejo Mundo como en el Nuevo Mundo.

En la década de 1990, el arqueólogo Hector Williams de la Universidad de la Columbia Británica y sus colegas descubrieron un esqueleto adulto masculino cuyo cuerpo había sido clavado con estacas a la tierra en un cementerio del siglo XIX en la isla griega de Lesbos. Quien enterró al hombre había puesto varios clavos de hierro de 20 centímetros de largo en su cuello, su pelvis y sus tobillos.

«También lo habían introducido en un ataúd de madera maciza, pero descompuesta casi en su totalidad», dice Williams, «mientras que la mayoría de los cadáveres enterrados en el mismo cementerio estaban cubiertos solamente con sábanas». Es evidente que alguien no quería que el hombre escapase de su tumba. Pero cuando los antropólogos forenses estudiaron el esqueleto, añade Williams, «no encontraron nada especialmente raro en él».

Más recientemente, un equipo arqueológico dirigido el antropólogo forense Matteo Borrini, de la Universidad de Florencia, se encontró con otro presunto enterramiento vampírico en la isla italiana de Lazzaretto Nuovo. En este caso, el cuerpo resultó ser el de una mujer de edad avanzada, que al parecer fue enterrada con un ladrillo de tamaño medio en su boca, una forma de exorcismo registrado que se practicaba a los presuntos vampiros en Italia.

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Luego está el Nuevo Mundo. En la década de 1990, los arqueólogos que trabajaban en un pequeño cementerio del siglo XIX cerca de Griswold, Connecticut, se encontraron con algo muy poco habitual: la tumba de un hombre de 50 años de edad cuya cabeza y huesos superiores de la pierna se habían colocado formando un patrón de «cráneo y tibias cruzadas».

Tras el examen, los antropólogos forenses determinaron que el hombre había muerto de lo que entonces se conocía como tisis y que ahora se conoce como tuberculosis. Los que sufren de esta enfermedad infecciosa palidecen, pierden peso y parecen cumplir con los atributos vinculados comúnmente a los vampiros y sus víctimas.

«El deseo del vampiro de alimentarse, les obliga a beber la sangre de los familiares con los que viven, consumiéndolos», señalaron los investigadores en un artículo publicado en la revista American Journal of Physical Anthropology. Para estar seguros, los lugareños parecían haber decapitado el cuerpo del presunto vampiro.

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    Ahora, la mayoría de los arqueólogos opina que la creencia en los vampiros surgió de malentendidos habituales acerca de enfermedades como la tuberculosis y de una falta de conocimiento sobre el proceso de descomposición.

    Aunque en el siglo XIX los estadounidenses y los europeos estaban familiarizados con los cambios en el cuerpo humano inmediatamente después de la muerte, rara vez se observaba lo que sucedía en la tumba durante las siguientes semanas y meses.

    Por un lado, el rigor mortis desaparece con el tiempo, lo que hace que las extremidades vuelvan a ser flexibles. Por otra parte, el tracto digestivo comienza a descomponerse, produciendo un líquido oscuro que podría confundirse fácilmente con sangre fresca durante la exhumación, creando la apariencia de un vampiro posprandial.

    ¿Cuándo y dónde aparecerá la siguiente tumba? Por ahora, es una incógnita.

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