¿Por qué el huracán Florence es una tormenta tan peligrosa?

Se prevé que el huracán de categoría 4 toque tierra con vientos intensos y provoque graves inundaciones.

Por Sarah Gibbens
Publicado 12 sept 2018, 13:15 CEST
Huracán Florence
En esta imagen sacada por la Estación Espacial Internacional el lunes, 10 de septiembre de 2018, el huracán Florence cobra fuerza en el océano Atlántico a medida que se desplaza hacia el oeste.
Fotografía de NASA

Esta semana, se prevé que el huracán Florence afecte a la parte sur de la costa este de Estados Unidos. Podría albergar condiciones potencialmente mortales y ya ha provocado evacuaciones obligatorias.

A medida que Florence se dirige hacia las Carolinas con vientos de más de 200 kilómetros por hora, el océano Atlántico está preparando otros dos huracanes con nombre: Isaac y Helene. En el Pacífico, la tormenta tropical Olivia se dirige hacia Hawái, donde se prevé que dejará fuertes precipitaciones.

No es ninguna coincidencia que el océano esté produciendo varias tormentas intensas a la vez. Según la NOAA estadounidense, de finales de agosto a octubre se produce el pico de la temporada de huracanes, cuando las condiciones meteorológicas son óptimas para crear la tormenta perfecta, aunque pueden formarse huracanes peligrosos durante toda la temporada (de junio a noviembre).

El meteorólogo de huracanes de la NOAA Joel Cline explica que, con frecuencia, las tormentas que afectan a la costa este de Estados Unidos son más fuertes cuando se originan en la costa de África.

«Cuando salen de África, tienen dos semanas de tiempo cálido para fortalecerse», afirma Cline. La temperatura en superficie «activa el sistema», pero para que un huracán llegue a categoría 4 o 5, las condiciones de viento deben permanecer alejadas de su trayectoria.

La formación de los huracanes

La superficie de las tormentas de baja presión normales se inclina hacia el aire frío, pero Cline señala que los huracanes tienen una construcción diferente.

«En un huracán no hay aire frío real. En realidad tiene forma de chimenea», explica.

A medida que el aire fluye hacia dentro desde la base, sale por la parte superior. Si la cizalladura del viento es alta, desequilibra el huracán, dificulta la canalización del aire caliente por el huracán y debilita la tormenta. Cuando la cizalladura es baja, el huracán permanece centrado y canaliza aire caliente de forma más eficaz.

Cline afirma que el huracán Florence se topó con alta cizalladura, pero logró mantener su centro de circulación.

«Una tormenta peligrosa»

Florence ha conservado fuerzas porque había pocas masas de tierra en su trayectoria que ralentizaran su avance. Esto implica que, cuando Florence toque tierra (que se prevé que ocurrirá el jueves), podría golpear con todas sus fuerzas.

«Podría debilitarse ligeramente, pero no puede dejar de insistirse en que Florence es una tormenta peligrosa. Si te dicen que evacúes, debes hacerlo. Es fundamental permanecer fuera de zonas afectadas durante un periodo de tiempo prolongado, ya que Florence tendrá efectos amplios», escribió enTwitter Brock Long, director de la FEMA (la agencia federal estadounidense para la gestión de emergencias).

Fuertes lluvias

Cuando Florence se disperse en tierra, se prevén que deje tras de sí una gran cantidad de lluvia.

Como Florence está impulsado por aire caliente, es capaz de transportar más agua, ya que, en general, el aire caliente contiene más agua que el frío. Cline señala que las corrientes de aire que salen de la cordillera de los Apalaches podrían provocar más precipitaciones cuando se mezclen con las condiciones tormentosas.

«Florence tiene el potencial de transportar lluvias más allá de la costa», afirma Cline.

Señala que, en regiones del interior, los flujos de lodo podrían ser un riesgo importante.

La perspectiva de la temporada

La temporada de huracanes del Atlántico durará hasta el 30 de noviembre y la NOAA ha previsto que la de 2018 se mantendrá en la media o ligeramente por encima de la media. Aunque esta época del año suele ser la más activa, una serie de condiciones meteorológicas como El Niño y La Niña pueden afectar a las tormentas.

Se prevén entre uno y cuatro grandes huracanes, pero por ahora Florence es el primero.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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