El fondo del mar está plagado de diminutos fragmentos de plástico

Este hallazgo se suma al creciente conjunto de pruebas de que los microplásticos impregnan cada rincón de nuestros mares.

Por Laura Parker
Publicado 10 jun 2019, 15:44 CEST
Artículo creado en colaboración con la National Geographic Society.

Durante años, los científicos han intentado contabilizar la cantidad de residuos plásticos presentes en los mares del planeta, teniendo en cuenta la cantidad estimada que se filtra al océano cada año. Hasta ahora, el recuento apunta a que las mayores concentraciones se encuentran en aguas superficiales y costeras. Pero gran parte de ellos están «desaparecidos».

Los científicos no podrán evaluar por completo qué tipo de daños provocan los plásticos en el medio ambiente hasta conocer su paradero. Ahora, una nueva investigación en la costa californiana sugiere que existe un embolsamiento de plástico aún mayor: las aguas profundas del piélago en alta mar, el mayor hábitat de la Tierra.

Un equipo científico del Instituto de Investigación del Acuario de la bahía de Monterrey descubrió altas concentraciones de microplásticos en la bahía de Monterrey, un profundo ecosistema de un cañón submarino que se encuentra en la corriente de California, que fluye hacia el sur por la costa norteamericana desde la Columbia Británica hasta Baja.

En un estudio, publicado el jueves en la revista Scientific Reports, concluyen que este repositorio abisal de pequeños restos de plástico «se extiende más allá y más ampliamente en las aguas, sedimentos y comunidades animales del fondo del mar». La investigación se suma al creciente conjunto de trabajo científico que trata de localizar el plástico «desaparecido» en los mares.

«Hallamos microplásticos en todos los lugares estudiados, en cada muestra y espécimen que analizamos», cuenta Anela Choy, profesora de oceanografía en el Instituto Scripp de Oceanografía en San Diego y autora principal del estudio.

La palabra «piélago» se deriva del griego antiguo y «mar abierto». La zona pelágica es «mar abierto» y abarca más de 1.375 millones de kilómetros cúbicos. Aunque se han encontrado microplásticos en todas partes del océano, desde la superficie del mar hasta la fosa marina más profunda, las labores para evaluar la densidad de los microplásticos en el piélago son caros y difíciles.

¿Por qué consumen plástico estas diminutas criaturas marinas?

Animales transportando plástico

Choy y su equipo también descubrieron pruebas que confirman que los animales marinos pequeños que se alimentan por filtración, entre ellos los cangrejos rojos y los larváceos, transportan microplásticos por la columna de agua e introducen las partículas de plástico en las cadenas tróficas marinas desde las aguas cercanas a la superficie hasta el fondo del mar.

Los cangrejos y larváceos figuran entre los casi 700 organismos marinos que consumen microplásticos. Pero ambos pueden expandir los trocitos de plástico por la columna de agua, según Kakani Katija, bioingeniera del acuario y coautora del estudio. Los cangrejos, cuya presencia es considerable cerca de la superficie, son consumidos por peces más grandes, como el atún.

Los larváceos crean filtros de mucosa, denominados «casas» o «burbujas», que expanden el tamaño de la criatura hasta el de una magdalena, y recogen materia orgánica, plásticos incluidos. Cuando los filtros se llenan, los larváceos los desechan. Los filtros se hunden hasta el lecho marino, donde los consumen otros animales. Los larváceos también transportan partículas plásticas por las aguas profundas al expulsarlas en bolitas fecales que se hunden rápidamente y transportan los trocitos de plástico con ellas.

Los nuevos hallazgos sobre los organismos marinos se basan en una investigación que ambas científicas publicaron en 2017 que analizaba la tasa de éxito de los larváceos para transportar microplásticos a la zona abisal. En dicho estudio, inyectaron pequeñas perlas de plástico en el agua en torno a los larváceos y observaron cómo las ingerían. En el nuevo estudio, el equipo no alimentó a los cangrejos ni a los larváceos.

«Lo que descubrimos con los animales que recogimos es que ingieren plásticos que ya están presentes en el medio ambiente», afirma Katija, que también es exploradora de National Geographic.

Las científicas descubrieron un vínculo sólido entre las partículas de la columna de agua y las de los cangrejos rojos y las casas desechadas por los larváceos, algo que sorprendió al equipo.

«Eran de tipos y tamaños similares», afirma Choy.

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    Plásticos 101

    Muestras por vehículo teledirigido

    El equipo de Choy empleó vehículos submarinos por control remoto para tomar muestras en dos lugares a profundidades de entre 4,8 y 1.000 metros. Se tomaron muestras en la costa, pero la mayoría se tomaron a más de 80 metros de la orilla en las profundidades del cañón de Monterrey.

    Hallaron concentraciones superiores a las de los microplásticos recogidos en la isla de basura del Pacífico, un conjunto de basura que flota en la superficie del mar. La mayor parte de los microplásticos descubiertos por el estudio estaban compuestos de plásticos como tereftalato de polietileno (PET), que se emplea habitualmente en los envoltorios de plástico desechables.

    Marcus Eriksen, cofundador del 5 Gyres Institute, una organización sin ánimo de lucro llamada así por los cinco giros oceánicos, declaró que el hallazgo no le sorprende. Eriksen es uno de los autores de un estudio de 2015 que estimaba que la cantidad de microplásticos presentes en el mar oscilaba entre los 15 y los 51 billones de fragmentos, con un peso de entre 93.000 y 236.000 toneladas métricas. No participó en el estudio de Monterrey.

    «Tiene sentido que hubiera concentraciones de microplásticos en aguas más profundas», afirmó. «Lo que no se sabe es cuánto tiempo pueden permanecer los microplásticos en la columna de agua mientras viajan por todo el mundo en corrientes más profundas».

    Los científicos sabían que los plásticos tienen densidades inferiores o superiores a la del agua. Es decir, que algunos pueden hundirse más rápidamente, mientras que otros siguen flotando.

    «Todavía sospecharía que la mayoría de los plásticos están cerca de la superficie y que los plásticos más pesados se hunden tras fluir a mar abierto», afirma Eriksen.

    «Los primeros modelos de distribución vertical sugerían que la mitad de los plásticos del mar estaban en el primer metro y que el resto descendían en vertical lentamente, mientras se desplazaban en horizontal a lo largo de miles de kilómetros. Claro está, a finales de [siglo], la mayor parte de los residuos plásticos del mundo yacerán en el fondo del mar, siendo el material definitorio del Antropoceno».

    Los microplásticos de Monterrey estaban «muy desgastados», lo que sugiere que llevaban meses o años en el océano, según concluyó el equipo de Choy. El equipo descubrió muy pocos de los tipos de plástico empleados para fabricar aparejo de pesca, lo que además sugiere que los microplásticos en la columna de agua profunda fueron transportados por corrientes marinas.

    El equipo concluyó que, como se prevé que los residuos plásticos aumentarán durante el resto del siglo, las iniciativas de mitigación deberán tener en cuenta «la enorme escala espacial (tanto vertical como horizontal) y ecológica del problema que revelan estos descubrimientos».

    Choy advirtió de la necesidad de investigaciones en la zona abisal para determinar la escala a la que los microplásticos saturan las profundidades. «Es una pregunta abierta. Este es un estudio y mucho trabajo. Pero otros deben replicar los descubrimientos en otras partes del mar para comprobar si se sostienen», afirma. «Es probable que exista mucha variabilidad por los cambios en los ecosistemas. Cuantos más datos tengamos, mejor podremos comprender el porqué».

    Esta historia forma parte de ¿Planeta o plástico?, una iniciativa plurianual para crear conciencia sobre la crisis global de desechos plásticos.  Ayúdanos a evitar que mil millones de objetos de plástico de un solo uso lleguen al mar para finales de 2020. Elige al planeta. Comprométete en www.planetaoplastico.es
    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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