El muro fronterizo de Estados Unidos atraviesa refugios para especies silvestres

El muro es enorme y con el acero que contiene podrían construirse 10 edificios como el Empire State. ¿Por qué se subestima la que se ha descrito como la «mayor amenaza para las especies en peligro de extinción»?

Por Douglas Main
Publicado 3 nov 2020, 12:40 CET
Refugio nacional de fauna y flora de Cabeza Prieta

Para construir un muro de nueve metros en el Refugio nacional de fauna y flora de Cabeza Prieta, los contratistas atraviesan una pequeña colina. Este enorme muro fronterizo remplaza una valla de un par de metros de alto. Al igual que la construcción del muro fronterizo en otros refugios para la fauna y la flora, ha recibido menos atención de la esperada.

Fotografía de Richard Laugharn, Redux

En el monumento nacional Organ Pipe Cactus, en Arizona, hay más de 30 especies de cactus, entre ellas el saguaro, un gigante del desierto que domina el paisaje y vive durante siglos. Especialistas del desierto como el berrendo de Sonora y la tortuga de pantano de Sonora, especies en peligro de extinción, salen adelante con unos pocos centímetros de lluvia cada año.

Esta Reserva de Biosfera de la Unesco se encuentra en la frontera entre México y Estados Unidos, que antes estaba demarcada por una valla de un metro de alto que atravesaba esta zona silvestre y permitía que los animales se movieran libremente. Con todo, a principios de 2020 empezó a construirse el proyecto distintivo del presidente Trump: un muro de acero y hormigón de nueve metros de alto.

Ahora, ese muro está casi terminado y atraviesa los 48 kilómetros de la reserva.

Organ Pipe no es el único lugar afectado. El muro fronterizo está construyéndose rápidamente. Se han terminado casi 640 kilómetros en los dos últimos años, la mayoría en California, Arizona, y Nuevo México. Ahora, el muro proyecta su sombra sobre la mayor parte de la frontera con Texas y están construyéndose otros 530 kilómetros.

Sin embargo, la envergadura del muro, su impacto ambiental y la rápida expansión de su huella no han recibido la atención pública que cabría esperar, en parte porque la política ha ocultado la realidad de lo que ocurre en la frontera.

Diez edificios como el Empire State

Según algunas estimaciones, el muro fronterizo es el mayor proyecto de obras públicas en décadas. Los contratistas de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) han construido muros que contienen casi 600 000 toneladas de acero. Esa cantidad bastaría para construir 10 edificios como el Empire State. Asimismo, la base del muro consta de 800 000 toneladas de hormigón.

Ya se han destinado 15 000 millones de dólares para financiarlo y costará aproximadamente el doble de lo que costó construir el canal de Panamá a principios del siglo XX en dinero de hoy. Con ese dinero podrían construirse y lanzarse tres telescopios espaciales Hubble o pagar un salario generoso a más de 200 000 profesores de institutos públicos que, casualmente, es el número aproximado de maestros que enseñan en los cuatro estados fronterizos.

Con todo, algunos opositores políticos de Trump y periodistas de renombre han señalado que la gran mayoría del muro fronterizo construido hasta ahora supone un «remplazo», como si sugirieran que el muro no representa un cambio considerable. Pero eso es falso. Casi todo este muro de «remplazo» es un vallado de nueve metros de alto hecho de postes de acero y la mayoría remplaza una valla de alambre baja y barreras para vehículos de pocos metros de alto, según la CBP.

Las antiguas barreras para vehículos están a la izquierda y el nuevo muro, a la derecha, construido a finales del verano de 2020 en el Refugio nacional de fauna y flora de Cabeza Prieta. Sugerir que un muro «de repuesto» no es «nuevo» ni un cambio considerable es falso y potencialmente engañoso.

Fotografía de Richard Laugharn, Redux

«Cada kilómetro del sistema del muro fronterizo construido es nuevo, independientemente de si se construye en un lugar donde antes no existían barreras o de si se remplaza una barrera de acero para vehículos de metro y medio de alto con un muro de bolardos de acero de cinco a nueve metros complementado con carreteras y tecnologías», afirma Matthew Dyman, portavoz de la CBP.

Según Laiken Jordahl, activista del Centro para la Diversidad Biológica, un grupo medioambiental, restar importancia a la escala de esta obra es contraproducente e ilógico. Jordahl señala que la mayoría de los estadounidenses —en torno a un 60 por ciento— no apoya la construcción de más tramos del muro.

Un motivo de la falta de conciencia pública es que la construcción del muro fronterizo tiene lugar en áreas silvestres, explica Myles Traphagen, científico de conservación de Wildlands Network, un grupo medioambiental independiente dedicado a preservar los pasillos ecológicos. Señala que el muro atraviesa lugares que la mayoría de la gente no visita y, a menudo, la CBP no permite que haya gente cerca de los equipos de construcción.

«Ojos que no ven, corazón que no siente», dice Traphagen. Como se construye en tierras remotas públicas, «no hay ninguna circunscripción que se oponga a esto».

¿Qué repercusiones tiene?

La construcción del muro tendrá repercusiones ambientales considerables. Muchas de ellas se desconocen, en parte porque el secretario del Departamento de Seguridad Nacional Chad Wolf ha concedido excepciones a muchas leyes —como la Ley de Especies en Peligro de Extinción— que exigirían la mitigación y la investigación de los efectos probables. Normalmente, esto sería ilegal, pero lo ampara la Ley de REAL ID de 2005, que permite que la agencia no cumpla con casi ninguna ley en el proceso de construcción del muro fronterizo.

El primer problema obvio que crea el muro es que bloquea el movimiento de la fauna. El vallado impide que los animales busquen comida y que propaguen sus genes, lo que podría provocar la extinción regional de varias especies, indica Aaron Flesch, investigador de la Universidad de Arizona que ha estudiado las repercusiones de los muros en los movimientos de los animales.

Traphagen ya ha observado los efectos del muro de nueve metros de alto en la abundancia y los movimientos de la fauna del Refugio nacional de fauna y flora de San Bernardino en el sudeste de Arizona, donde su organización tiene decenas de cámaras trampa.

«Las poblaciones de pecaríes ya han descendido mucho», afirma. Las cámaras también demuestran que los pumas han alterado drásticamente sus patrones de movimiento. Sospecha que «quieren cruzar a un lugar [de México] donde antes cazaban, pero no pueden».

Traphagen dice que el muro no solo afectará a lugares específicos como San Bernardino, sino que podría cambiar la migración y el flujo genético a escala continental. Un muro fronterizo completo podría «alterar la historia evolutiva de Norteamérica para siempre», afirma.

Después está la contaminación lumínica. Dyman, de la CBP, dice que casi un 90 por ciento del nuevo muro tendrá luces, algunas de las cuales estarán encendidas constantemente. Según Kevin Dahl, de la National Parks Conservation Association, iluminar algunos de los lugares más biodiversos de Estados Unidos podría perjudicar a insectos, aves, murciélagos y otros animales al alterar sus actividades nocturnas.

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    Producir cemento para la base del muro fronterizo crea polvo y gasta una cantidad enorme de agua de acuíferos del desierto, casi 2,7 millones de litros por cada kilómetro y medio de muro, según algunas estimaciones.

    Fotografía de Adriana Zehbrauskas, T​he New York Times, Redux

    Además, se destinan grandes cantidades de agua a la producción de cemento para la base del muro. Actualmente, la CBP no está midiendo el gasto de agua, señala Dyman. Pero las estimaciones pasadas de la agencia sugieren que la construcción del muro cerca de Organ Pipe gastaba hasta 2,7 millones de litros de agua por cada kilómetro y medio de muro, aproximadamente. Esto podría poner en peligro recursos hídricos preciados como Quitobaquito Springs en Organ Pipe, donde el caudal alcanzó un mínimo histórico este verano.

    El gasto de agua también ha provocado otros problemas, como el descenso de los niveles freáticos del refugio de San Bernardino, que alberga cuatro especies amenazadas de peces. Para proteger el hábitat de los peces, el refugio tuvo que tomar medidas de «soporte vital» para gestionar la escasez de agua y permitir que varios estanques se secaran, según revelan los emails del personal. El administrador del refugio habló del gasto de agua del muro como «la mayor amenaza para las especies en peligro de extinción en la región sudoccidental» del país.

    El muro tras las elecciones

    El presidente Trump espera completar 720 kilómetros de muro para finales de año. Aunque Joe Biden gane las elecciones de hoy, se prevé que la construcción continúe al menos hasta enero.

    Algunas de las repercusiones del muro son irreversibles, sobre todo el agotamiento de los acuíferos del desierto, una profanación y un uso inadecuado de un recurso sagrado, señala Ophelia Rivas, anciana de la tribu tohono o'odham. Los hidrólogos afirman que algunos acuíferos importantes del desierto de Sonora podrían tardar siglos en alcanzar los niveles que tenían hace unos años.

    En cambio, otros efectos son más fáciles de abordar. Biden ha prometido que detendría la construcción de inmediato y muchos han meditado sobre cómo remediar los daños. Determinadas secciones podrían derribarse —aunque nadie sabe qué probabilidades hay de que esto ocurra— o podrían añadirse más pasillos ecológicos espaciosos. Pero crear cambios será complicado.

    «Aunque acabar con las obras es algo fácil de decir, quizá no sea tan fácil de hacer, porque [Biden] tendrá que considerar la fase de construcción, los huecos en el muro que podrían explotarse y los costes de terminación de los contratos, que pueden suponer un gran coste para los contribuidores», contó a ProPublica Scott Arney, asesor jurídico del Project on Government Oversight. Biden podría tener que terminar «determinadas partes del muro le guste o no».

    Pero nada de esto es seguro, sobre todo hasta que no sepamos el resultado de las elecciones de hoy.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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