Más que reciclaje: las 6 etapas del ciclo de vida medioambiental de un producto

Los productos que utilizamos cada día tienen un impacto medioambiental que va más allá del reciclaje responsable. Las marcas reconocen su responsabilidad de mejorar la sostenibilidad en las 6 etapas clave del el ciclo de vida de un producto

Por Jon Heggie
Publicado 16 dic 2022, 16:47 CET
La exploradora de National Geographic Lillygol Sedaghat investiga cómo y por qué debemos hacer que los productos de belleza sean más sostenibles en cada etapa de su ciclo de vida de 6 etapas.

Cuando tiras conscientemente una botella de plástico usada al contenedor de reciclaje, te imaginas que está a punto de embarcarse en una gran aventura medioambiental durante la cual se convierte en algo nuevo: una prenda de vestir, un artículo de coche, una bolsa o incluso otra botella. Pero, aunque pueda tener un nuevo comienzo, el reciclaje no es el comienzo de su viaje medioambiental. Ni mucho menos: cada momento de la vida de un producto tiene impactos medioambientales que las marcas responsables quieren cuantificar, minimizar y mitigar. Una de las vías más extendidas para lograr estos objetivos es mediante una evaluación del ciclo de vida (LCA, por sus siglas en inglés), un análisis independiente de las consecuencias medioambientales durante todo el ciclo de vida de un producto, que suele dividirse en estas 6 etapas clave.  

Materias primas 

Todos los productos, desde los jabones hasta los sofás, empiezan su vida como materias primas. Pueden ser minerales extraídos del suelo, productos cultivados en los campos, árboles talados en los bosques, gases extraídos del aire o animales pescados, criados o cazados con un fin concreto. La obtención de estas materias primas conlleva un coste medioambiental: podrían utilizarse recursos finitos, como minerales o petróleo, así como hábitats destruidos, sistemas de agua alterados y suelos irreparablemente dañados. Además, la extracción puede causar contaminación y contribuir al cambio climático. Siendo la agricultura es una de las mayores fuentes de materias primas, muchas marcas internacionales están trabajando con los proveedores para garantizar que utilicen prácticas sostenibles que protejan el valioso suelo y preserven los ecosistemas locales. En México, la marca internacional de belleza Garnier enseña a los agricultores que producen aceite de aloe a utilizar métodos orgánicos que favorezcan la salud del suelo y a utilizar irrigación por goteo para reducir el estrés hídrico. Garnier también ayuda a concienciar a estas comunidades sobre los bosques que ayudan a regular los climas locales y mundiales, y las amenazas a las que se enfrentan.    

La irrigación por goteo permite que el agua llegue a las raíces de las plantas de aloe de forma que minimice la evaporación. 

Fotografía de Shutterstock

Procesamiento de materias primas 

Casi todas las materias primas se procesan antes de ser fabricadas y transformadas en un producto. Esto suele ocurrir en fábricas cercanas al lugar en el que se obtienen, pero el impacto medioambiental puede extenderse mucho más lejos. El procesamiento de metales y minerales libera partículas, sólidos microscópicos o líquidos lo suficientemente pequeños como para ser transportados en el aire e inhalados, lo que causa problemas de salud. Sin embargo, los depuradores húmedos industriales que filtran las partículas ofrecen una solución rentable, especialmente cuando las empresas se enfrentan a multas elevadas por contaminación. La creación de plástico virgen para la fabricación también tiene un serio impacto medioambiental: el 4% de la producción mundial de petróleo se utiliza como materia prima para procesos industriales y, aproximadamente, otro 4% para el procesamiento de energía. Garnier se compromete a sustituir los plásticos vírgenes por plástico reciclado y otros materiales que podrían evitar la necesidad de fabricar casi 40 000 toneladas de plástico virgen cada año.  

Fabricación del producto 

Un solo producto suele combinar muchas materias primas de todo el mundo, lo que le da una huella de carbono considerable incluso antes de fabricarse. La fabricación se asocia regularmente con residuos que se liberan accidentalmente (o, a veces, deliberadamente) en los ríos o el aire, incluido el dióxido de carbono y el metano que contribuyen directamente al cambio climático. Las marcas internacionales responsables implementan procedimientos estrictos para minimizar o incluso eliminar la contaminación, incluido el filtrado, la extracción y, en la medida de lo posible, el reciclaje de productos de desecho: el dióxido de carbono residual se puede utilizar para fabricar combustible o incluso alimentos. Y, como la fabricación suele requerir grandes cantidades de energía y agua, marcas como Garnier buscan utilizar sistemas más sostenibles. Además de trabajar para ser 100% neutrales en carbono para 2025, las plantas industriales de Garnier utilizan energía renovable, y sus fábricas water-loop tratan y reciclan cada gota de agua utilizada para la limpieza y la refrigeración, reduciendo la presión sobre los suministros ya sometidos a tensión en países como México.  

Distribución del producto 

Una vez que se crea un producto, este debe llegar al consumidor. Esto suele implicar quemar combustibles fósiles que contribuyen al cambio climático y que liberan contaminantes en la atmósfera. Los enormes barcos de carga que transportan casi todos los cargamentos transfronterizos del mundo queman un combustible que contiene 2000 veces más azufre que el diésel normal; en EE. UU., los camiones pesados (tractores-remolques) y los autobuses representan solo un 1 % de los vehículos, pero producen más del 20 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del país. Afortunadamente, la distribución se está haciendo más ecológica, sobre todo con la combinación de trenes de carga de bajo consumo de combustible para la distribución a distancia y vehículos híbridos para las entregas de último kilómetro. Los productos y el embalaje también se pueden diseñar para un transporte más sostenible. Garnier ha replanteado el champú, pasando de uno líquido a uno en sólido, que no solo elimina el envase de plástico, sino que también es más ligero y compacto, lo que lo hace más eficiente para el medioambiente.  

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    Al pasar los champús de forma líquida a sólida, las marcas responsables pueden reducir su huella en el medioambiente. Los champús sólidos son más ligeros para transportar y utilizan menos envase que los líquidos.

    Fotografía de Shutterstock

    Uso del producto 

    Incluso después de comprar un producto, este sigue teniendo un impacto medioambiental que las marcas internacionales responsables están intentando minimizar en la fase de diseño. Un coche utiliza aceite y combustible durante toda su vida útil, pero un mejor diseño (desde la aerodinámica hasta los motores) puede reducir tanto el consumo de combustible como la contaminación. De igual manera, se pueden hacer esfuerzos para minimizar el impacto medioambiental de las reparaciones, como los productos de construcción, para que duren más tiempo. Incluso algo tan cotidiano como el lavado tiene un impacto medioambiental que las marcas responsables están dispuestas a minimizar. Los productos de Garnier no solo están formulados para ser más biodegradables y mejores para el medioambiente, sino que han desarrollado una tecnología de rápido aclarado que reduce el tiempo necesario para aclarar el producto: no solo reduce la cantidad de agua necesaria, sino también la energía utilizada para calentar ese agua.  

    Eliminación del producto 

    A menudo, cuando terminamos con un producto, empezamos a pensar en su impacto medioambiental: cómo asegurarnos de que se desecha positivamente. Normalmente, esto implica reciclaje, durante el cual un producto se descompone en materias primas que se pueden volver a utilizar para fabricar un nuevo producto. Sin embargo, cada vez se diseñan más productos para que se reciclen con mayor facilidad, desde envases de alimentos hasta muebles y electrónica. Por lo general, esta es una mejor opción de «fin de vida útil» que la incineración o la eliminación en un vertedero, cualquiera de las cuales puede suponer un desperdicio y resultar perjudicial para el medio ambiente. Sin embargo, el reciclaje no es la única opción. La vida útil de un producto puede ampliarse simplemente reutilizándolo: esto puede implicar reparar tecnología rota, reciclar muebles viejos o, simplemente, rellenar una botella de plástico usada. Garnier, además de pasar a envases más biodegradables y trabajar en una economía circular para los plásticos, está haciendo que más productos estén disponibles como recambios ecoeficientes para botellas reutilizables, lo que reduce de manera significativa la huella medioambiental del producto. 

    Los Análisis del Ciclo de Vida pueden ser largos y caros, pero las marcas responsables están invirtiendo en ellos para hacer que sus productos sean más sostenibles. Al reconocer su responsabilidad en cada etapa del ciclo de vida de un producto, algunas marcas internacionales responsables como Garnier están trabajando por conseguir un futuro más sostenible en el que todos tengamos un impacto más suave en el medioambiente.  

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