Agua dulce

Por Redacción National Geographic

6 de julio de 2011

Lagos, estanques, ríos y arroyos son portadores de agua dulce. También lo son las ciénagas, las marismas y los pantanos. Si los unimos a todos, estos ecosistemas contienen toda el agua en el mundo que no está congelada, fundamentalmente sin sal, y accesible a los humanos.

Suma una cantidad muy pequeña de un bien precioso, menos de medio punto porcentual de la cantidad mundial de agua. Pero es vital para la supervivencia de los humanos y para un variado elenco de seres desde libélulas y pirañas, hasta castores y ranas mugidoras.

Los lagos y estanques son basas de agua rodeadas por tierra, mientras que los ríos y arroyos son las arterias que transportan el agua dulce desde la tierra, como los picos de las montañas, hacia los océanos.  En los bordes de muchos lagos y ríos hay humedales saturados, donde ciénagas, marismas y pantanos dan hogar a multitud de tipos de vida vegetal y animal, y sirven para evitar inundaciones, retener sedimentos y purificar agua potable. Todos los ecosistemas de agua dulce pueden encontrarse en una balsa de agua, un montón de habitantes que se concentran en un solo cuerpo de agua como puede ser un gran lago o el océano.

Desde la suciedad sobre los estanques hasta el apio acuático en los lechos de los ríos y los juncos moviéndose entre las brisas de los humedales, las plantas y algas de agua dulce, todos proporcionan oxígeno para respirar y alimento para comer. Las plantas como la lenteja de agua flotan en la superficie de aguas calmadas y lentas, mientras aquellas con raíces y tallos flexibles pueden hacerlo en arroyos de rápidas aguas. Los humedales están llenos de vegetación que lo alimenta todo, desde los peces hasta las personas. De hecho, casi la mitad de la población mundial depende del arroz, que crece en humedales.

El agua dulce da hogar aproximadamente al 12 por ciento de los animales conocidos, incluyendo el 40 por ciento de las especies de peces. Muchos insectos, anfibios, y crustáceos (como la gamba de agua dulce) también se encuentran en las aguas dulces. Y los humedales son hogar para muchos pájaros, ofreciéndoles un lugar donde reproducirse, anidar y criar a sus vástagos, y una fuente de comida y cobijo en sus largas migraciones. Algunas aves acuáticas como los somormujos nunca abandonan este hábitat.

Pese a, y a causa de la importancia del agua dulce, los humanos han manipulado estos hábitats más que cualquier otro sobre la Tierra. Los residuos y los productos químicos contaminan depósitos enteros. Los humedales son habitualmente usados para drenar centros comerciales, casas y plantaciones. Se construyen embalses en los ríos para proporcionar electricidad y agua para las ciudades y riego para las granjas. De hecho, el agua dulce utilizada para la agricultura supone el 70 por ciento del uso global de agua en el mundo. Más de la mitad de ella se desperdicia.

Estas alteraciones de los hábitats han destruido la mitad de los humedales del mundo en los últimos 100 años, han construido presas y desviado miles de kilómetros de ríos, y dejado atrás un legado de contaminación a las generaciones venideras. Al menos un 20 por ciento de las especies de agua dulce están extintas o en peligro de ello. Mientras los hábitats de agua dulce se siguen degradando y estresando, las guerras para acceder a estos depósitos podrían oscurecer el futuro del mundo.

La esperanza recae en la cooperación entre naciones para manejar mejor, conservar, y compartir los escasos recursos de agua dulce del planeta. Algunas iniciativas positivas incluyen la resistencia para el desarrollo de los humedales, un uso eficiente del agua con fines agrícolas, y un salto desde las presas hidroeléctricas a la energía solar y eólica.

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