El nitrógeno quita el hambre a las plantas carnívoras

Por Redacción National Geographic
Plantas Carnívoras

14 de junio de 2012

Las plantas carnívoras de Suecia están dejando de comer insectos debido al aumento de la cantidad de nitrógeno del suelo.

El nitrógeno es un nutriente esencial para las plantas. Sin embargo, al igual que otras plantas carnívoras, la Drosera rotundifolia, llamada comúnmente rocío del sol común, desarrolló la habilidad de alimentarse de insectos en los lugares con bajos niveles de nitrógeno.

La contaminación causada por la actividad industrial ha hecho que se filtre más nitrógeno en el suelo gracias a la lluvia. En Suecia, por ejemplo, donde se llevaron a cabo los experimentos, las regiones del sur y del centro del país tienen más polución que en el norte, donde hay menos industria.

De este modo, el equipo descubrió que las plantas de las zonas pantanosas situadas más al sur absorben más nitrógeno a través de las raíces que las del norte, como señala Jonathan Millett, de la Universidad de Loughborough (Reino Unido) y director del estudio.

«Si tienes comida suficiente en la nevera, ¿para qué vas a ir al supermercado?», comenta.

Analizando distintas muestras

El equipo recogió muestras de tejido de Drosera rotundifolia y de los insectos de los que se alimenta de las ciénagas suecas, así como de un tipo de musgo que recibe todo el nitrógeno que necesita a través de sus raíces y no de insectos.

Luego estudiaron las muestras en el laboratorio y analizaron el tipo de nitrógeno de cada una.

El encontrado en las plantas era más ligero que el de los insectos, puesto que los procesos biológicos tienden a dar como resultado un nitrógeno más pesado.

Así, el equipo buscó restos químicos para averiguar si la mayoría del nitrógeno de una muestra provenía de insectos o del suelo, y concluyó que en el caso de las plantas de las zonas con mayor contaminación, el nitrógeno provenía principalmente del suelo y, por tanto, dejaban de cazar insectos.

Es lo que «se preveía, pero no se había confirmado hasta ahora», señala Millett, cuyo estudio aparecerá en julio en la revista New Phytologist.

Las consecuencias del aumento de nitrógeno

Según el científico, el aumento de la cantidad de nitrógeno se ha convertido en un problema mundial con fuerte impacto en los ecosistemas, con especial riesgo para las plantas carnívoras, que evolucionaron para vivir únicamente en zonas con bajos niveles de nitrógeno.

Las características propias de las plantas carnívoras, como sus hojas pegajosas, necesitan mucha energía, lo que las convierte en débiles y con menor capacidad para competir con otras que aprovecharían más la subida de los niveles de nitrógeno.

Por ejemplo, Millett cree que «el brezo superará a las plantas carnívoras, que no crecen igual de bien en ambientes menos soleados».

«Las plantas carnívoras crecen mejor de forma individual cuando hay más oxígeno, pero no lo suficiente como para competir con otras plantas».

Aaron Ellison, de la Universidad de Harvard, señala que este estudio «concuerda con otros realizados con otras especies de plantas carnívoras».

La Drosera rotundifolia es muy común, por lo que no corre peligro de extinción, pero otras especies más reducidas sí podrían tener problemas.

«Me sorprendería mucho que el aumento de nitrógeno no afectara a las plantas carnívoras», declara Millett.

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