Las montañas del mundo: datos clave

Definen los paisajes, la gente arriesga sus vidas para escalarlas e incluso pueden crear su propio clima.

Por Redacción National Geographic
Publicado 26 feb 2018, 11:15 CET

Estos poderosos gigantes se elevan por todo el mundo, también en el océano. Suelen tener laderas inclinadas y crestas afiladas o redondeadas, y un punto alto denominado pico o cumbre. La mayoría de los geólogos clasifican una montaña como una formación terrestre que se eleva a al menos 300 metros o más sobre la zona circundante. Una cordillera montañosa es una serie o cadena de montañas que están cerca las unas de las otras.

¿Cómo se forman las montañas?

Las cordilleras montañosas más altas del mundo se forman cuando partes de la corteza terrestre —denominadas placas— chocan entre sí en un proceso denominado tectónica de placas, y se elevan como si fueran el capó de un coche en una colisión frontal. El Himalaya, en Asia, se formó a partir de una colisión masiva como esta que comenzó hace unos 55 millones de años. Treinta de las montañas más altas del mundo están en la cordillera del Himalaya. La cima del Everest, de 8.850 metros, es el punto más alto del planeta.

La montaña más alta, medida de base a cima, es el Mauna Kea, un volcán inactivo en la isla de Hawái, en el océano Pacífico. El Mauna Kea, medido desde su base, tiene 10.203 metros de altura, aunque solo se eleva a 4.205 metros sobre el nivel del mar.

Las montañas volcánicas se forman cuando la roca fundida del interior de la Tierra entra en erupción a través de la corteza y se va acumulando sobre sí misma. Las islas de Hawái se formaron a partir de volcanes subacuáticos y las islas que vemos sobre el agua en la actualidad son las cimas de dichos volcanes. Entre los volcanes más conocidos sobre tierra están el monte Santa Helena, en el estado de Washington, y el monte Fuji en Japón. En ocasiones las erupciones volcánicas quiebran las montañas en vez de construirlas, como la erupción de 1980 que destruyó la cima del monte Santa Helena.

Cuando el magma empuja la corteza hacia arriba pero se endurece antes de entrar en erupción en la superficie, forma los denominados domos. Los domos se ven sometidos al viento y a la lluvia, que esculpen picos y valles. Algunos ejemplos de domos son las Colinas Negras de Dakota del Sur y las montañas de Adirondack de Nueva York. Las montañas meseta son similares a los domos, pero se forman cuando la convergencia de las placas tectónicas eleva el terreno sin que se produzcan plegamientos o fallamientos. A continuación, las modela el clima y la erosión.

Otros tipos de montañas se forman cuando la tensión dentro de y entre las placas tectónicas provoca grietas y fallas en la superficie terrestre, lo que hace que los bloques de roca se eleven o desciendan. Entre los ejemplos de montañas de bloque de falla está la cordillera de Sierra Nevada, en California y Nevada, los Tetons en Wyoming y las montañas Harz en Alemania.

El impacto de las montañas en hábitats y geopolítica

Las montañas suelen servir como rasgos geográficos que definen las fronteras naturales de los países. Su altura puede influir en los patrones meteorológicos, paralizando tormentas que se forman en los océanos y extrayendo el agua de las nubes. La ladera contraria suele ser mucho más seca. Los paisajes accidentados incluso proporcionan refugio —y protección— a ejércitos invasores o en proceso de huida.

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