
Una vista de la región central del cúmulo galáctico de Perseo, uno de los objetos más gigantescos del universo, muestra los efectos que es capaz de producir un agujero negro supermasivo relativamente pequeño a millones de kilómetros de distancia de su centro. Los astrónomos que estudiaron esta imagen, tomada por el Observatorio de rayos X Chandra, determinaron que ondas de sonido generadas por una ventilación explosiva alrededor del agujero negro están calentando la zona circundante e inhibiendo el crecimiento estelar a 300.000 años luz de distancia. «En comparación, es como si una fuente de calor del tamaño de una uña afectara el comportamiento de una región del tamaño de la Tierra», dijo Andrew Fabian de la Universidad de Cambridge.
Fotografía de NASA, CXC, IoA y A. Fabian et al.
Esta combinación de imágenes ópticas y de rayos X de la galaxia activa NGC 1068 permite observar una enorme columna de gas caliente que emana del agujero negro supermasivo situado en el centro de la galaxia. Los científicos creen que la forma y la velocidad de esta columna, que se mueve a unos 1,6 millones de kilómetros por hora, son consecuencia del efecto de embudo que crea un anillo de gas frío y polvo que rodea al agujero negro.
Fotografía de NASA, CXC, MIT, UCSB, P. Ogle et al., STScI y A. Capetti et al.
En 2000, los astrónomos que estudiaban el grupo de galaxias A2104 (en azul) descubrieron potentes rayos X procedentes de varios agujeros negros en regiones anteriormente consideradas demasiado antiguas y desprovistas de gas como para crear tales radiaciones. Esperaban encontrar quizás una de dichas fuentes de rayos X en la zona, pero encontraron seis. El descubrimiento, realizado a través del Observatorio de rayos X Chandra, cambió muchas de las hipótesis científicas existentes sobre los ciclos de vida de las galaxias y de los agujeros negros.
Fotografía de NASA, CXC, OCIW y P. Martini et al.
Los astrónomos consideran que el objeto indicado en esta imagen tomada por el Telescopio Espacial de rayos X Chandra (en el cuadrado) puede ser un esquivo agujero negro de masa intermedia. Situado a unos 32 millones de años luz de la Tierra en la galaxia Messier 74 (M74), este objeto emite ráfagas periódicas de rayos X a una velocidad que sugiere que es mucho más grande que un agujero negro de masa estelar pero significativamente más pequeño que los agujeros negros supermasivos que se encuentran en los centros de las galaxias. Se han descubierto pocos agujeros negros de masa intermedia y los científicos no están seguros cómo se han formado.
Fotografía de NASA, CXC, U. of Michigan. J. Liu et al., NOAO, AURA, NSF y T. Boroson
Ilustración artística, realizada a partir de datos obtenidos por el observatorio orbital de rayos X Chandra, que muestra una galaxia quásar con un chorro de partículas de alta energía que se extiende en un radio de más de 100.000 años luz desde el agujero negro supermasivo que ocupa su centro. El objeto, situado a 12 mil millones de años luz de la Tierra, es el chorro de estas características más lejano jamás detectado. Los chorros del quásar se forman al impactar los electrones que emite el agujero negro con el fondo de radiación cósmica producido por el big bang, lo que permite a los astrónomos obtener pistas sobre las condiciones existentes en los orígenes del universo.
Fotografía de NASA, CXC y M. Weiss
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