Argelia
Publicado 9 mar 2022 11:48 CET

«Argel, la blanca», asà es como llaman los argelinos a su capital, aquà despertando bajo un pálido sol de invierno. El muelle de arcadas de la ciudad fue construido por los franceses, cuyos 132 años de dominio vieron su fin en 1962. Más allá de Argel, a los lados opuestos de una escarpada cadena montañosa, se encuentran fértiles planicies costeras y el vasto desierto, rico en petróleo. -Del número de agosto de 1973, «Algeria: Learning to Live With Independence», de la revista National Geographic.
Fotografía de Thomas J. Abercrombie
El Sahara mantiene un predominio arenoso sobre cerca del 80 por ciento de Argelia.
Fotografía de Thomas J. Abercrombie
Con sus manos vislumbrándose misteriosamente entre el tinte índigo de su ropa, una mujer Tuareg, bereberes nómadas del Sahara, abraza sus tradiciones. La llave de cobre grabado la reconoce como guardiana de las alforjas de la familia. -Del número de agosto de 1973, «Algeria: Learning to Live With Independence», de la revista National Geographic.
Fotografía de Thomas J. Abercrombie
Broche vistos, un laborioso alfiler se ofrece por 125 dólares en Beni Yenni. Los plateros de este pueblo de Kabyle todavía utilizan las pacientes técnicas de sus antecesores para elaborar intrincados ornamentos. Las mujeres se encargan de los ahorros conseguidos con la joyería, hecha de coral, plata local y esmalte. -Del número de agosto de 1973, «Algeria: Learning to Live With Independence», de la revista National Geographic.
Fotografía de Thomas J. Abercrombie
En un país de musulmanes abstemios, florecen viñedos opulentos. Despojados de su fruta, las vides de la zona de El Bordj sirven como forraje para las ovejas. Generaciones de viticultores franceses convirtieron la mejor tierra de Argelia para el cultivo de la uva e hicieron de su colonia el mayor exportador de vinos del mundo. La embriagadora cosecha se mezclaba normalmente con una producción francesa más ligera para crear el vino común que se podía encontrar en la mesa de casi todas las familias en Francia. Con la independencia, la mayoría de los colonos huyeron del país, dejando atrás sus conocimientos en inversiones. Los agricultores argelinos asumieron la gestión de los estados, más tarde nacionalizados pero que siguen siendo operados por los trabajadores.
-Del número de agosto de 1973, «Algeria: Learning to Live With Independence», de la revista National Geographic.
Fotografía de Thomas J. Abercrombie