La fotógrafa Anna Boyiazis nos muestra el Proyecto Panje en Zanzíbar
Published 27 jun. 2017 11:49 CEST

La instructora de natación Kazija, de 22 años, enseña a las estudiantes de la escuela de primaria de Kijini a flotar en el océano Índico, frente a Mnyuni, Zanzíbar.
Fotografía de Anna Boyiazis
Las estudiantes de la escuela de primaria de Kijini aprenden a flotar, nadar y a realizar rescates en el océano Índico frente a Mnyuni, Zanzíbar.
Fotografía de Anna Boyiazis
La instructora de natación Siti, de 24 años, ayuda a una niña a flotar en el océano Índico frente a Nungwi, Zanzíbar.
Fotografía de Anna Boyiazis
Las estudiantes de la escuela de primaria de Kijini caminan hacia la orilla tras su lección en el océano Índico frente a Mnyuni, Zanzíbar.
Fotografía de Anna Boyiazis
Las instructoras de natación Chema (a la izquierda), de 17 años, y Siti (a la derecha), de 24, descansan en la sala de estar de Kazija en Nungwi, Zanzíbar. Llevan trajes de lycra bajo sus abayas y trajes de neopreno en sus mochilas cuando van a sus clases.
Fotografía de Anna Boyiazis
Kazija enseña a las niñas cómo mover sus piernas en el agua en Mnyuni, Zanzíbar.
Fotografía de Anna Boyiazis
La instructora de natación Mwanaidi, de 24 años, en la parte de atrás de una camioneta para ir a Nungwi, Zanzíbar. Las instructoras viajan entre las clases en la parte trasera de camionetas y en buses escolares llenos de niños.
Fotografía de Anna Boyiazis
Las estudiantes de la escuela de primaria de Kijini se meten en el agua en Mnyuni, Zanzíbar. Se animaba a las estudiantes para que cantasen mientras nadaban en el agua formando un tren.
Fotografía de Anna Boyiazis
Las estudiantes descansan en la orilla tras su clase en Kendwa, Zanzíbar.
Fotografía de Anna Boyiazis
Mwanaidi enseña a las estudiantes de la escuela de primaria de Kijini cómo se flota en el océano Índico frente a Mnyuni, Zanzíbar.
Fotografía de Anna Boyiazis
Los burkini cuelgan en una cuerda de tender la ropa en Nungwi, Zanzíbar frente a la casa de la madre de Kazija.
Fotografía de Anna Boyiazis
Chema chasquea los dedos a medida que desaparece bajo el agua en Nungwi, Zanzíbar.
Fotografía de Anna Boyiazis