La vida de Dian Fossey, una científica dedicada a los gorilas
Publicado 8 sept 2021, 8:30 CEST

En 1967, Dian Fossey se mudó a la República Democrática del Congo para comenzar su investigación sobre gorilas de montaña. El conflicto la obligó a cruzar la frontera hacia Ruanda, donde pasó 18 años estudiando a los gorilas, luchando contra los furtivos y transformando el mundo de la conservación.
Fotografía de Robert I.M. Campbell, National Geographic CreativePucker Puss y Coco fueron separados de sus familias para su venta al Zoo de Colonia. Debido a su mala salud, los confiaron al cuidado de Fossey. Cuando se recuperaron, fueron transportados al zoo pese a las objeciones de ella.
Fotografía de Robert I.M. Campbell, National Geographic CreativeFossey tomaba notas muy meticulosas sobre la salud, relaciones y actividades de cada gorila. En 1972, se dio cuenta de que su gorila favorito, Digit, había empezado a acercarse a ella para jugar. «Ahora se aproxima directamente, hace una pequeña pirueta y a continuación rueda sobre su espalda dando patadas al aire con las piernas y con una expresión burlona bastante ridícula», escribió.
Fotografía de Robert I.M. Campbell, National Geographic CreativeEl hábitat de los gorilas estaba plagado de furtivos y de otros lugareños que usaban el parque para actividades ilícitas. Fossey emprendió toda una cruzada para detenerlos. Estos pastores podrían haber estado dando de pastar a sus vacas dentro de las fronteras del parque.
Fotografía de Alan Root, National Geographic CreativeEl enfoque activo y práctico que Fossey tenía sobre la conservación cambió la forma en la que se veía y se trataba a estos grandes simios.
Fotografía de Robert I.M. Campbell, National Geographic CreativeCada familia de gorilas tenía un número asignado para la investigación. Aquí, Fossey observa a Rafiki, un gorila de espalda plateada del grupo 8.
Fotografía de Robert I.M. Campbell, National Geographic CreativeLa percepción de los gorilas como criaturas violentas y salvajes estaba muy extendida cuando Fossey empezó a estudiarlos. Ella quería cambiar dicha imagen y lo consiguió atrayendo la atención mediática, incluyendo la de National Geographic.
Fotografía de Robert I.M. Campbell, National Geographic CreativeFossey juega con Pucker Puss y Coco. Veinte gorilas adultos en su familia fueron asesinados para capturar a estas dos crías.
Fotografía de Robert I.M. Campbell, National Geographic CreativeTras imitar las acciones y los hábitos de los gorilas, como la alimentación y el acicalamiento, Fossey fue aceptada en gran medida por los gorilas que estudiaba. «Los gorilas han respondido favorablemente, aunque lo cierto es que estos métodos no siempre son decentes», escribió Fossey en National Geographic.
Fotografía de Peter G. Veit, National Geographic CreativeDian Fossey toma notas mientras un gorila llamado Peanuts se acerca a ella entre la jungla.
Fotografía de Robert I.M. Campbell, National Geographic CreativeLos investigadores que venían a Karisoke, el puesto sobre el terreno que montó en el Parque Nacional de los Volcanes, afirman que Fossey era una anfitriona un tanto arisca.
Fotografía de Robert I.M. Campbell, National Geographic CreativeLa puerta de la casa de Fossey daba hacia la jungla del Parque Nacional de los Volcanes en Ruanda, que entonces era uno de los países más pobres de África.
Fotografía de Alan Root, National Geographic CreativeFossey tenía una colección de huesos y cráneos de gorila para su estudio, y envió algunos de ellos al Smithsonian. Aunque no comenzó su trabajo con formación académica formal, más adelante obtuvo su doctorado en la Universidad de Cambridge.
Fotografía de Robert I.M. Campbell, National Geographic CreativeFossey vivió sola en la jungla hasta su muerte en 1985. Según un artículo sobre ella en Vanity Fair, empezó a ser conocida en Ruanda como Nyiramacibili, o «la mujer que vive sola en el bosque».
Fotografía de Robert I.M. Campbell, National Geographic Creative