Yakutsk, la ciudad más fría del mundo
Publicado 23 ene 2018, 11:12 CET
No hay problema a la hora de mantener el pescado congelado en este mercado al aire libre, donde los peces se muestran como si fueran ramos de flores.
En Yakutsk, las salidas se planean minuciosamente. «El transporte público es uno de los pocos lugares donde se reúne la gente», afirma Iuncker.
Una niebla densa y helada envuelve la ciudad.
Una casa de madera tradicional siberiana yuxtapuesta con una construcción más reciente. Pese al frío, la economía es sólida: las minas locales representan en torno a una quinta parte de la producción de diamantes del mundo, mientras que otros lugares contienen gas natural, petróleo, oro, plata y otros minerales muy codiciados.
Una mujer abrigada en el interior de un autobús.
Una noria inmóvil a la espera de días más cálidos.
Los supermercados ofrecen un toque de color a esta ciudad blanca y negra.
Los pequeños restaurantes ofrecen un breve respiro del frío.
Una estatua de Lenin vigila la plaza de Lenin, vacía.
Iuncker se dio cuenta de que los habitantes locales solían visitarse mucho, pero solo unos minutos. «Entraban, se quitaban la primera capa, bebían una taza de té caliente y tomaban una tostada con mermelada antes de volver a ponerse el abrigo y salir. Era como si las casas de sus vecinos sirvieran como puntos de relevo en su trayecto».