Los festivales kukari en Bulgaria
Publicado 20 feb 2018, 11:17 CET, Actualizado 20 feb 2018, 12:40 CET

Pese a las diferencias regionales, las campanas son una parte esencial de cualquier traje. Se hacen específicamente para el ritual.
Fotografía de Aron KleinTres kukeri de pie sobre la nieve a las afueras de Pernik, donde se ha celebrado el mayor festival de máscaras de Europa del este durante los dos últimos días de enero desde 1966.
Fotografía de Aron KleinEl valle de las Rosas, una región al sur de los Balcanes famosa por sus aceites de rosas, es el hogar de kukeri de vivos colores. Los estilos de los trajes suelen mostrar referencias al paisaje y al estilo de vida de su región.
Fotografía de Aron KleinLas máscaras se parecen a animales o se decoran con motivos fantásticos como puro espectáculo. Encarnar ciertas figuras puede representar al humano que asume de forma simbólica el poder de dicha figura.
Fotografía de Aron KleinTradicionalmente, solo los hombres eran kukeri, especialmente los jóvenes que alcanzan la mayoría de edad. En los últimos años, las mujeres han empezado a participar cada vez más: una mujer kukeri posa con su hijo.
Fotografía de Aron KleinEn los lugares donde el ritual recibe el nombre de survakari, también podría incorporar una boda falsa, donde un novio y una novia simbólicos van de casa en casa para recibir los regalos de los anfitriones a cambio de que les bendigan.
Fotografía de Aron KleinAunque los orígenes del ritual no están del todo claros, los practicantes dicen que siempre ha existido. El kukeri ha sobrevivido a la cristianización, a una ocupación otomana y a décadas de comunismo.
Fotografía de Aron KleinLyudmil es un fabricante de máscaras de tercera generación, cuyo trabajo ha ganado premios en el festival anual de Surva en Pernik.
Fotografía de Aron KleinTres hermanos kukeri cerca de la frontera entre Bulgaria y Macedonia.
Fotografía de Aron KleinUnos hermanos se quitan sus máscaras con las montañas como telón de fondo. El kukeri servía como ritual de mayoría de edad para los jóvenes, aunque ese aspecto se ha reducido con el éxodo masivo de la juventud rural hacia los centros urbanos en Bulgaria y en el extranjero.
Fotografía de Aron Klein