
Kafa Al Nayaf, de nueve años, y su sobrino huyeron de Siria por los bombardeos. Cinco meses después, describe la situación: «Viví una experiencia terrible. Nos pusieron a los nueve en una habitación, y no le importábamos a nadie... en los campamentos, los problemas de salud mental se agravan». Tiene pesadillas y flashbacks y se siente triste casi a diario.
Fotografía de Robin HammondAdul Rahman Al Hamad se negó a unirse al ejército sirio y lo capturaron y torturaron durante semanas. Desde entonces, sufre trastorno por estrés postraumático y ha intentado suicidarse tres veces. Con la medicación que le dan Médicos Sin Fronteras, ha empezado a comer y dormir.
Fotografía de Robin HammondMarwan Jihad y sus familiares, entre ellos su hija de 11 años Sama, huyeron de Irak tras ser amenazados por grupos armados.
Fotografía de Robin HammondTras dos meses en Lesbos, Mariam Hamdam, de 15 años, no ha encontrado el refugio que buscaba. «En Siria se está mal y hay guerra, pero las cosas de las que huyo, las encuentro dentro del campamento», cuenta. Espera reunirse con su hermano en Alemania.
Fotografía de Robin HammondEl campamento de Moria, en Lesbos, está tan lleno que los refugiados ahora viven en un campamento improvisado en un olivar adyacente. "Estos procedimientos de asilo simplemente le quitan la esperanza a la gente", le dijo al fotógrafo Robin Hammond Luca Fontana, coordinadora de campo de Médicos Sin Fronteras. "Las personas están perdiendo el control de su futuro y esto tiene un gran impacto en su salud mental".
Fotografía de Robin HammondDespués de que la Unión Europea llegara a un acuerdo con Turquía para limitar el flujo de refugiados a sus costas, miles de personas han quedado atrapadas en el limbo de las islas griegas.
Fotografía de Robin HammondNoor Almohamad, de doce años de edad, hizo un dibujo del éxodo de su familia desde Siria. Su casa fue completamente destruida en la guerra. Su madre, Kafa Alisa, recuerda: "Hace seis años teníamos esperanza, pero después de que nuestra casa fue destruida, cuando ya no había trabajo, cuando mi primo fue asesinado, mi hermano desapareció, cuando vimos personas muertas en la calle, personas muertas en sus casas, personas cortadas en dos, luego perdimos la esperanza".
Fotografía de Robin HammondEstos jóvenes sirios, que han vivido en el campamento de Olive Grove entre dos y seis meses, buscan la sombra del sol de la tarde. Todos se fueron de Siria porque si se quedaban se verían obligados a luchar, ya sea por el gobierno o por ISIS. "El pueblo sirio lo ha visto todo, han matado a su hermano, a su madre, a su padre, y ahora los problemas de salud mental se han vuelto normales", dice Ali Mohammed Hassan, de 25 años (extremo izquierdo).
Fotografía de Robin Hammond