
Un hombre quechua camina sobre el viejo puente colgante al principio de la ceremonia.
Fotografía de Jeff Heimsath
Un miembro de la comunidad quechua realiza una ofrenda espiritual la noche antes de que comience la ceremonia del puente.
Fotografía de Jeff Heimsath
El ichu se moja en agua antes de trenzarlo para formar una cuerda. Cada familia participante debe aportar unos 40 metros de cuerda para el puente.
Fotografía de Jeff Heimsath
Las mujeres quechua vestidas de vivos colores trenzan cuerda en la parte superior del cañón.
Fotografía de Jeff Heimsath
Los participantes extienden y trenzan de forma colectiva cuerdas pequeñas para unirlas. Finalmente, estas cuerdas se unen para formar cables más gruesos.
Fotografía de Jeff Heimsath
Sacerdotes quechua realizan ofrendas espirituales al borde del puente.
Fotografía de Jeff Heimsath
El antiguo puente salpica en el río Apurímac al haber cortado sus puntos de anclaje a cada lado del cañón.
Fotografía de Jeff Heimsath
El puente colgante del año pasado flota río abajo. Antes, las comunidades remplazaban el puente una vez cada tres años. A medida que el turismo atrae a más visitantes a la zona, han aumentado la frecuencia a una vez al año.
Fotografía de Jeff Heimsath
Se prepara cuy, o conejillo de indias, para comer en la cima del cañón.
Fotografía de Jeff Heimsath
Un hombre pasa hojas de coca durante la ceremonia. Las hojas de coca desempeñan un papel importante en las comunidades quechua, sobre todo durante la ceremonia del puente.
Fotografía de Jeff Heimsath
Los hombres se aferran al precipicio bajo la base del nuevo puente.
Fotografía de Jeff Heimsath
Rollos de ramitas unidas con cuerda servirán como piso para el puente.
Fotografía de Jeff Heimsath
Los ingenieros entretejen el piso y los lados del puente, el paso final del proceso de construcción.
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