Las micrografías de Jannicke Wiik-Nielsen

Los granos de polen salpican la superficie de la nariz de una abeja, aumentada 1.200 veces.
Fotografía de Jannicke Wiik-Nielsen
Wiik-Nielsen encontró esta abeja en su jardín. Las estructuras en la base de la cabeza se denominan mandíbulas y las abejas las usan para cortar, comer polen y trabajar la cera, según explica Wiik-Nielsen.
Fotografía de Jannicke Wiik-Nielsen
Este detalle de una pulga revela una de las antenas del parásito, que «desempeñan un papel importante a la hora de encontrar un huésped», explica Wiik-Nielsen, «y también son fundamentales para conseguir aparearse».
Fotografía de Jannicke Wiik-Nielsen
La boca de una pulga está diseñada para perforar la piel y chupar sangre, y las patas traseras alargadas facilitan los saltos. Su cuerpo es plano y está cubierto de espinas y cerdas. Esta forma, según Wiik-Nielsen, «contribuye al movimiento delantero entre el denso pelo, evita el desalojo y estabiliza a la pulga cuando se alimenta».
Fotografía de Jannicke Wiik-Nielsen
Pueden verse unos cuantos granos de polen en este detalle del ojo de un sírfido. "El ojo está compuesto de numerosas dimensiones, cada una de las cuales contiene un cristalino", explica Wiik-Nielsen, y juntos ayudan al insecto a orientarse y detectar movimiento.
Fotografía de Jannicke Wiik-Nielsen
Con las antenas en jarras y boquiabierto, este sírfido parece estar lleno de personalidad visto de cerca. Wiik-Nielsen explica que los sírfidos, que son habituales en todo el mundo, se alimentan de polen y néctar. «Pese a su aspecto, que imita el de las avispas y abejas, son inofensivos para los humanos».
Fotografía de Jannicke Wiik-Nielsen
Los abejorros «son importantes polinizadores agrícolas», afirma Wiik-Nielsen. El que aparece aquí está aumentado casi 40 veces.
Fotografía de Jannicke Wiik-Nielsen
De cerca, una cochinilla —que Wiik-Nielsen recogió en su jardín— se parece a un personaje de una película de ciencia ficción. «Las cochinillas respiran con agallas, de forma que están restringidas a zonas con mucha humedad, debajo de piedras o troncos, en la hojarasca o en grietas», afirma Wiik-Nielsen. «Se alimentan de material vegetal o animal en descomposición y desempeñan un papel fundamental en el ciclo de descomposición».
Fotografía de Jannicke Wiik-Nielsen