La historia de los saris indios

En la Saree Factory de Rayastán, las trabajadoras tienden las telas recién teñidas al sol para secarlas antes de doblarlas y transportarlas a las tiendas. Hoy en día, la mayoría de los saris de la India se hacen con máquinas, pero más de 2,6 millones de artesanos aún usan telares manuales. La forma de tejer, teñir y llevar los saris varía de una región a otra.
En Jodhpur, Rayastán, el dupatta (chal) carmesí de una mujer contrasta con las paredes de color pastel de la denominada «ciudad azul».
Los saris, que vemos secándose en un taller de Rayastán, pueden medir casi tres metros, la longitud ideal para envolver el cuerpo varias veces.
Durante el festival Holi en Uttar Pradesh, las mujeres llevan saris rojos tradicionales y varas de bambú. Aún utilizan las varas de forma ceremonial para dar golpecitos a los hombres de la aldea como parte de la celebración del amor entre los dioses hindúes Krishna y Radha.
Los trabajadores de la fábrica textil Saree Factory, en Rayastán, quitan las gasas de los enormes telares mecánicos. Las telas se producen en bandas de casi 500 metros y después se cortan en saris individuales.
Las mujeres de Rayastán recogen los saris recién secados en una fábrica. Antes de la introducción de los tintes químicos en el siglo XIX, las telas se teñían con materiales naturales como índigo y granza.
Unas mujeres compran saris en un comercio de Jaipur lleno de telas hasta el techo. La compra de saris puede ser una experiencia de varias horas en la que ofrecen varias tazas de té y se hacen arreglos in situ.
Un artesano utiliza un bloque de madera para estampar la tela de un sari en Rayastán, India. La región es el centro de la técnica tradicional, que aparece tanto en saris como en artículos domésticos.
Dentro del Palacio Garh, en Rayastán, las paredes de la sección de Chitrashala están decoradas con cuadros de la «escuela Bundi» de los siglos XVIII y XIX. En muchos de ellos aparecen mujeres con saris y otras prendas drapeadas.
Las mujeres de Jodhpur, en Rayastán, llevan saris teñidos de estilo Bandhani, típicos de la región. Se elaboran haciendo pequeños nudos con la tela y tiñéndola, lo que produce patrones distintivos a pequeña escala.
Los tintes de anilina, introducidos en el siglo XIX en la India, otorgan cientos de tonos a las telas de los saris. Aunque producen colores muy vivos, los tintes contaminan y algunos artesanos defienden el regreso a los tintes naturales.
Las trabajadoras de la Saree Factory de Rayastán preparan la tela para teñirla.
