Serpientes venenosas de África

Una cobra de bosque abre la «capucha», una postura defensiva, en la República Democrática del Congo. África alberga unas 20 especies de cobras, unas serpientes de gran tamaño que se adaptan bien a hábitats modificados por los humanos, como las plantaciones de frutas y los barrios suburbanos. El veneno de las cobras bloquea las señales nerviosas y provoca la muerte por parada respiratoria.
Una víbora del Gabón camuflada en el suelo del bosque en la República Democrática del Congo. Esta serpiente, una depredadora por emboscada, puede permanecer inmóvil durante horas y atacar a cualquier cosa que la pise. El veneno de la víbora del Gabón interfiere con la coagulación sanguínea y descompone los tejidos. Las víctimas que sobreviven podrían necesitar que les amputen una extremidad.
Una víbora rinoceronte en los bosques de la República Democrática del Congo. Este animal debe su nombre a las escamas agrandadas del hocico, que parecen cuernos. Son serpientes lentas, nocturnas y difíciles de ver entre la hojarasca.
Ágil y arbórea, la mamba verde oriental —una de las cuatro especies mortales de mamba africana— vive en la región costera del sur de África oriental. Las mambas evitan a los humanos en la medida de lo posible, pero sus ataques liberan un veneno neurotóxico que actúa rápidamente, provocando insuficiencia respiratoria y muerte por asfixia.
