Una cobra de bosque abre la «capucha», una postura defensiva, en la República Democrática del Congo. África alberga unas 20 especies de cobras, unas serpientes de gran tamaño que se adaptan bien a hábitats modificados por los humanos, como las plantaciones de frutas y los barrios suburbanos. El veneno de las cobras bloquea las señales nerviosas y provoca la muerte por parada respiratoria.